Buzos lisiados en total abandono por el Gobierno

10/10/2007
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Tegucigalpa

Más de mil 500 buzos de la Mosquitia hondureña, se encuentran imposibilitados para seguir ejerciendo la pesca, debido a los graves daños sufridos en sus cuerpos por realizar la actividad pesquera en las profundidades del mar, sin ningún tipo de protección.

Además, en los últimos años se reportan al menos 300 muertos y desaparecidos por la práctica de la pesca en el atlántico hondureño.

Estas cifras fueron dadas a conocer ayer en Conferencia de Prensa realizada en la sede del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), por parte de la Confederación de Pueblos Autóctonos de Honduras (CONPAH), que presentó el testimonio de 23 buzos que quedaron lisiados y que demandan la atención del actual gobierno.

El presidente de la Asociación de buzos lisiados (AMHBLI) Erasmo Granuel expresó que “estamos pidiendo al presidente del Congreso Nacional, Roberto Micheleti y al presidente de la República Manuel Zelaya Rosales, que se den cuenta de nuestra presencia porque estamos 23 buzos de la Mosquitia, para solicitar ayuda económica en nuestros problemas de indemnización”.

“Vamos a estar aquí en Tegucigalpa, hasta que tengamos una respuesta positiva de las autoridades, de lo contrario no nos vamos”, advirtió Granuel.

Anteriormente la Ministra del Trabajo y Previsión Social, Riccy Moncada, dijo que se estaba capacitando y dotando de equipo a los buzos de la Mosquitia, para tomar las medidas de prevención y cuidados.

Sin embargo, Granuel aseguró que si esto es cierto, tal vez sea con los buzos activos, porque para los buzos lisiados no existe ningún tipo de ayuda o atención. “Por eso pido al gobierno y a las organizaciones internacionales que nos apoyen en proyectos para nuestra subsistencia”.

Los buzos discapacitados, que en total asistieron 23 al COFADEH, fueron acompañados de sus esposas, hijos, hijas y otras mujeres que quedaron viudas al perder a sus maridos por la practica de la pesca artesanal.

Melvia Cristiana Guerrero, de 49 años, vive en la comunidad de Palcasa, Caratasca, Gracias a Dios y perdió a su esposo Próspero Benvell hace un año y medio, cuando trabajaba como buzo para la embarcación Michery, propiedad de Víctor Bodden, residente en la isla de Guanaja, departamento de Islas de la Bahía.

“Yo soy una mujer que no tengo profesión, solo saqué sexto grado y me siento muy triste porque tengo ese cargo de 8 niños en poder mío, que hasta la vez me siento cansada ya”, expresó Melvia Cristina.

Agregó que “vine aquí, a esta ciudad de Tegucigalpa a pedir ayuda, a ver si el presidente nos puede ayudar, necesito casa, alimentación para mis hijos, porque yo simplemente hago lavadas y con eso no me ajusta”.

Si bien, la empresa indemnizó económicamente la pérdida de su esposo, Melvia Cristina considera que “no me dio la cantidad que se merecía mi esposo”.

Al igual que ella, hay muchas mujeres de las comunidades de Gracias a Dios, cuyos niños y niñas no pueden ir a la escuela, porque no tienen qué comer, y a veces no tienen zapatos para acudir a los centros escolares.

Durante 27 años, Casildo López ha practicado la pesca artesanal en busca de langostas y camarón para poder sostener a su familia.

En el 2001, Casildo López sufrió lesiones producidas por la descompresión que sufre el cuerpo humano, al sumergirse en aguas profundas sin contar con un equipo de buceo especial.

López dijo que quedó discapacitado cuando trabajaba para la embarcación Chihás, cuyo propietario es Jorge Hilsaca, de la Ceiba Atlántida.

“Ellos me han apoyado con atención médica por 60 días, pero sin reconocerme ningún centavo de indemnización, he venido al Ministerio de Trabajo saqué cálculos y todo y hasta la fecha no he recibido nada”, explicó López.

Añadió que el monto de la indemnización es 374 mil lempiras, pero él (Jorge Hilsaca) no me reconoció nada, ni el pasaje y tuve que venir con mis propios gastos”.

López sostuvo que la pesca industrial de las Islas de la Bahía consistente en caracol, langosta y pescado “está monopolizado por ellos, (los Hilsaca) y nosotros los lisiados somos una carga social a la familia, porque la esposa tiene que convertirse como un hombre, hay mucha necesidad en nuestras comunidades”.

Se calcula que unos mil 500 buzos padecen de algún tipo de discapacidad que les impide seguir ejerciendo el trabajo de la pesca artesanal y que en los últimos años, han muerto o desaparecido al menos 300 personas dedicadas a la pesca.

Fuente: Comunicación Comunitaria (COMUN)
https://www.alainet.org/es/active/20124
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