Socialismo coherente

20/05/2007
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Si una persona habla de que no deberían existir clases en una sociedad y del desequilibrio que hay entre los que tienen ingresos insuficientes, frente a los que acumulan dineros y bienes porque sus entradas son demasiado abundantes, algunos dirán que es socialista o comunista, y otros que es un envidioso.

Si esa persona además no tiene nada aunque se esfuerce; me refiero a cosas materiales para subsistir dignamente con su familia o para permitirse tenerla; porque carece endémicamente de oportunidades de inserción laboral, trabaja pero lo que percibe no le alcanza para vivir decentemente o es llanamente un desocupado forzado, entonces no es insano el sentimiento que le motiva, sino legítimas y humanas ansias de igualdad en el bienestar.

Mezquinos sean tal vez los que nos quieran convencer de lo contrario.

Vengo a que luego de hacerse públicos los ingresos del presidente y vicepresidente de la República Oriental del Uruguay, muchos ciudadanos nos quedamos pensando. Siempre en el entendido de que a mayor responsabilidad y compromiso colectivos, necesariamente debe existir un ingreso acorde por ser mayor la carga de competencia y el involucramiento incluso personal y familiar. El riesgo si se quiere.

Solo no comprendemos cuando trasciende desde altas esferas que: "Una persona en Uruguay puede vivir perfectamente con $ 100 mil por mes …". Si el monto del Salario Mínimo Nacional son tres mil setenta y cinco pesos uruguayos mensuales, estas apreciaciones se me antojan por lo menos impudentes, y contradictorias con la prédica democrática e inclusiva que sin dudas se aplica desde el gobierno y va dando frutos poco a poco.

Al mismo tiempo que esto sucedía, 150 líderes mundiales evaluaron en Montevideo el futuro del Llamado Mundial a la Acción Contra la Pobreza, en pro de lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La apertura del evento contó con la participación del vicepresidente de la República, Senador Nin Novoa, que brindó un mensaje esperanzador a los líderes cuando aseguró que las cosas "se pueden cambiar y el ejemplo del gobierno del Uruguay es una demostración en ese sentido". Indicó que nuestro país "está cambiando y vuelve a ser aquello que siempre fue: una sociedad homogénea tratando de distribuir mejor la riqueza entre todos".

Estamos seguros que así es aunque todavía falta.

Ser socialista exige coherencia. Es cambiar nosotros para que cambie lo que nos rodea. Es por acaso el socialismo siglo 21 del que habla Hugo Chávez. El cambio de rango moral que nos reclaman estos tiempos, el que antepone la generosidad de dentro hacia afuera, el que busca una sociedad de incluidos sin privilegios. Desde nuestro hoy, pero con pasos firmes hacia el futuro.

Pensando en ejemplos, en paradigmas, en éticas y en homogeneidades versus diferencias degradantes, trato de ubicarme en los que leen o escuchan ciertas cosas mientras se alimentan de lo que juntan de la basura.

Si es cierto que es un boleto ser de ultra izquierda en un gobierno de izquierda, mientras se acumula patrimonio, también podría ser fácil hablar de justicia social.
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