Entrevista a Noelí Pocaterra: La luchadora social de toda una vida

23/04/2001
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"He sido una luchadora social de toda la vida", es la frase que suelta Noelí Pocaterra cuando estamos frente a ella, es su tarjeta de presentación. Hoy es diputada y preside la Comisión Permanente de Pueblos Indígenas en la Asamblea Nacional. Hace más de cuatro décadas se graduó de Trabajadora Social y comenzó su accionar a favor de las comunidades aborígenes. En sentido estricto no forma parte de los nuevos actores sociales del país, pues ya en 1979 encabezaba el primer gran congreso indígena venezolano, pero sí es ?sin duda- protagonista del nuevo proceso político. Justamente en el seno de la Asamblea Constituyente encabezó su más reciente batalla para lograr la incorporación de un capítulo completo dedicado a los pueblos indios en la Constitución Bolivariana. Esta mujer wayúu difícilmente se queda de brazos cruzados, en su horizonte está la Ley Orgánica de Pueblos Indígenas que será presentada a debate parlamentario en noviembre. Chiapas y el subcomandante Marcos - La entrevista tiene lugar pocos días después de una reunión de parlamentarios indígenas del continente, en Caracas. Ni siquiera la mención de una invitación al famoso subcomandante Marcos captó espacio mediático -. Para nosotros, entre los pueblos indígenas, hay una hermandad y nos tiene que preocupar lo que sucede. Los abuelos nos enseñaron a preocuparnos por nuestra comunidad, por nuestros vecinos, también son vecinos los indígenas que viven en otros países. A través de los medios de comunicación y de viajes y reuniones que hemos hecho, hemos sabido de la existencia de otros pueblos indígenas, que tienen problemas iguales o peores que nosotros. Son problemas que aunque distintos a los nuestros, son formas de lucha indígena, son distintas metodologías de lucha. Nosotros aprovechamos esta revolución pacífica para luchar por nuestros derechos. En Chiapas se lucha por la vida, es una lucha por las tierras que han sido invadidas por otras gentes. En Venezuela ya tenemos una ley de demarcación y garantías del hábitat de los pueblos indígenas y ya tenemos reconocimiento de nuestros derechos en la Constitución. En Chiapas no. Ellos tuvieron que refugiarse en la montaña y hacer una alianza con líderes indígenas como Nacho, Ramona, acompañados con el subcomandante Marcos. Nosotros lógicamente somos solidarios con esta lucha. Hemos invitado al subcomandante Marcos a Venezuela, sabemos que está muy ocupado, pero queremos que ellos vengan a contarnos de su lucha. - Chiapas y sus lecciones o el aprendizaje de Marcos. Desde Venezuela cómo puede leerse lo que ocurre en el sur mexicano -. En Venezuela, por fortuna, en este proceso hemos tenido de parte nuestra al Presidente. La posición del presidente Chávez a favor de los pueblos indígenas no es demagógica ni tampoco para aprovecharse de la circunstancia. Si tuviésemos que decir lo contrario lo diríamos, pero lo reconocemos porque desde muchos años atrás, cuando ni él ni nosotros sabíamos que llegaría a Jefe de Estado, Chávez dio testimonio de solidaridad y reconocimiento a los derechos de los pueblos indígenas. Es diferente lo que han vivido los zapatistas. Hay gobiernos que ni siquiera quieren oir la palabra indígena y menos reconocer el hábitat tradicional de las comunidades. La lucha indígena siempre es larga y no se pierden las esperanzas. Algunos tenemos 50, 40 años en esta lucha y la esperanza nunca se perdió, hemos sido muy tenaces. Los indígenas en todos los países de América están sobreviviendo, es una supervivencia cultural y física que hay, los más pobres, los más discriminados, los más explotados, los más maltratados son los indígenas. En Venezuela tuvimos la suerte de encontrarnos con un Presidente que le abrió la puerta a los indios, pero entendemos perfectamente a nuestros hermanos zapatistas: ha sido muy duro para ellos Papeles y leyes, logros y retos - Los logros se encuentran entre papeles y leyes. Aún hay que hacer realidad lo que está escrito. Siglos de exclusión difícilmente son borrados de la noche a la mañana, más que una victoria el reconocimiento de los derechos indígenas en la Constitución Bolivariana suena a punto de partida. - Estamos ante una situación, una realidad socio-económica muy compleja. Muchos indígenas estamos en las fronteras del país, allí ha habido una acumulación de problemas, también de carácter fronterizo con inseguridad, tráfico, presencia de paramilitares. Es una realidad en la cual están viviendo muchos hermanos y entonces no sólo son problemas como pobreza, enfermedades, carencia de viviendas. Se han corregido muchas cosas, pero persiste la discriminación que hay hacia los pueblos indígenas, todavía hay instituciones y autoridades que siguen viendo a los indígenas como seres inferiores. Hay una postura de asimilación, que nosotros los indígenas tenemos que dejar de ser indígenas, y cuando se habla de la cultura se ve más bien solo desde un punto de vista folklórico. El modelo que se nos ha vendido a los indígenas a través de la misma educación es que el modelo válido es el modelo alijuna (blanco). Esto hace que muchos jóvenes no hablan hoy su idioma indígena, se nos ha enseñado que nuestra cultura es atraso, que somos primitivos, que el camino que debemos seguir es del alijuna. Entre los alijunas, en relación con nosotros que nos regimos por el sistema oral, todo lo que vale es lo que está escrito, hasta el extremo de que sólo existes si estás inscrito en el registro. Para que te mueras para este mundo debe estar un papel, un acta de defunción, que diga que estas muerto. En el mundo indígena no es así. En nuestro mundo hay unas creencias, una filosofía de la vida, hay juego, hay danza, una organización social, una manera de solucionar los conflictos. En el mundo indígena hay todo, hay ciencia, tecnología, organización, cultura. Pero durante más de 500 años se nos ha dicho que nuestro modelo de vida no sirve, que es atraso, que somos primitivos. Hay pueblos indígenas en Venezuela que hoy en día han desaparecido culturalmente. Han pasado a ser unos campesinos, han perdido su idioma, su sentido de pertenencia a un pueblo indígena, son unos campesinos más. - Está la Constitución Bolivariana, no fue fácil pero en la Carta Magna está un capítulo entero dedicado a los derechos indígenas y en el preámbulo advierte que la sociedad venezolana es "multiétnica y pluricultural". El artículo 119 reconoce a los indígenas "su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarios para desarrollar y garantizar sus formas de vida". Fue uno de los puntos más polémicos en los debates de la Asamblea Constituyente. - Además de la Constitución ya tenemos dos leyes más. Una es la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat de los Pueblos Indígenas. Esa ley es una salvaguarda para el poquito de tierra colectiva que aún le queda a los indios, porque ya muchos pueblos han sido despojados de sus tierras, hasta por el propio Estado venezolano, por trasnacionales, por hacendados. Con la ley se protege ese poquito de tierra que hoy le queda a los indígenas. El Estado venezolano ha creado zonas de protección para la flora y la fauna, pero ahora se trata de proteger al indio, a la gente que vive en esos lugares. Podemos tener especies de flora y fauna, pero se va acabar la gente. Para nosotros el indio no está por encima de la naturaleza, el indio forma parte de la naturaleza, entiende perfectamente esa relación que hay con la naturaleza. La otra ley es la implementación del convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que el Estado venezolano estaba en mora por no haberlo ratificado, cuando ?por ejemplo- todos los países andinos ya lo habían hecho. Esta ley tiene que ver con cultura, identidad, cosmovisión, trabajo, asistencia técnica, salud, educación, en fin es un convenio que protege a los pueblos indígenas. Estas dos leyes y la Constitución nos dan un marco jurídico. - Las cifras del censo aseguran que la población indígena en Venezuela es de 315.000 personas, que representan el 1,3 por ciento del total del país. Son 28 pueblos y los wayúu conforman la etnia más numerosa. Nuestra entrevistada encabeza el trío de parlamentarios indígenas en la sede parlamentaria -. Nosotros decimos que también hemos logrado espacios políticos. La Asamblea Nacional es un espacio político, somos tres representantes indígenas, elegidos por nuestras organizaciones y no por un partido político. Hemos logrado, políticamente, que se nos reconozca como un grupo de opinión parlamentario para que los indios tengamos un asiento en la mesa de discusión de los grandes temas. Aún tenemos pendiente la Ley de Educación Intercultural Bilingüe. No se trata solo de garantizar un grado educativo, se trata de lograr que nuestros pueblos no desaparezcan culturalmente. Ese instrumento nos da la posibilidad de que aprendamos a escribir en nuestra lengua, pero también en la lengua española. Se trata de que aprendamos de las dos culturas, no aprender para castellanizarnos, sino que va a ser en función de nuestros valores, nuestras culturas. Se trata de que tengamos un orgullo de lo nuestro de nuestros ancestros, que sepamos que lo nuestro es válido. - El 2001 promete despedirse en alto. Antes de que concluya el año se pondrá en el tapete el instrumento jurídico marco. La diputada sabe que su lucha no para allí, "todavía nos quedarán otros cinco años de lucha" -. Para este año, 2001, tenemos la Ley Orgánica de Pueblos Indígenas que presentaremos a la Asamblea Nacional en el mes de noviembre en su primera discusión. Al ser una ley orgánica vamos a desarrollar todo lo que el texto constitucional dice y debemos hacerla con mucho cuidado, hacer consultas en todo el país. Pero no sólo debemos estar pendientes de estas leyes, también debemos estar atentos a otras leyes, por ejemplo de tierras, de seguridad social, de salud, de identificación, todas estas leyes de alguna manera nos tocan como indígenas y debemos estar atentos para que ninguno de esos textos se filtren cuestiones que atenten contra nuestros derechos.
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