Mayo del 68: Cuando lo imposible se hizo real
09/06/2014
- Opinión

Todo volvió a empezar en un pequeño campus en las afueras de París llamado Nanterre, que se había construido recientemente para acoger al gran número de estudiantes que ingresaban en la universidad. Las protestas comenzaron inicialmente por las malas condiciones en que se encontraba el alumnado. Se sobrepasaba el límite de capacidad, se imponían restricciones autoritarias, no había accesos a las actividades culturales de la ciudad, etc. Y así se desencadenaron una serie de protestas que fueron tomando más fuerza a medida que la situación empeoraba, pero participaba sólo una minoría.
Salta la chispa
No fue hasta la ocupación de la universidad que el alumnado no politizado comenzó a tomar posición, cuando la represión de la policía despertó el sentimiento de solidaridad en el campus. Entonces, la UNEF convocó una huelga junto con el sindicato de profesores “progresistas” (SNE Sup) para los días 6 y 7 de mayo, que recibió el apoyo y la participación de miles de estudiantes en toda Francia, donde también se sumaron profesorado y alumnado de secundaria. Evidentemente, la policía también estuvo presente reprimiendo e intentando frenar la movilización. Estas protestas tuvieron una gran importancia para, entre otras cosas, la determinación que tuvo el alumnado en enfrentarse a la represión de las fuerzas policiales, lo que influyó a una gran parte de la clase trabajadora. Los días siguientes, las protestas y movilizaciones siguieron creciendo y elevando la participación, consiguiendo que un número considerable de personas trabajadoras se unieran. Hasta ahora habían tenido una visión negativa del movimiento estudiantil promovida por la burocracia del sector obrero, pero que quedó totalmente desmentida al ver la capacidad e iniciativa de organización que tenía el movimiento.
El miércoles 8 de mayo aparecieron por primera vez los líderes de los sindicatos de París y algunos políticos de izquierdas para controlar y reducir la movilización. Cuando la policía finalmente bloqueó el camino a las ocho de la tarde, los entusiastas delegados, para no ofender a sus nuevos aliados, ordenaron una tranquila dispersión. Esto provocó una desmoralización de parte de la gente movilizada, que creían que el movimiento había sufrido una derrota irreversible por culpa de la maquinaria sindical. Un antiguo líder de la UNEF dijo el día siguiente en una reunión: “Afortunadamente para nosotros, el gobierno no se retiró anoche, ya que en tal caso nosotros también lo habríamos hecho. A pesar de la extraordinaria aptitud combativa, el movimiento ha mostrado su vulnerabilidad”.
La noche del viernes 10 de mayo, conocida como la “noche de las barricadas”, fue la noche en que las estudiantes que habían sido reprimidas por la policía los días previos decidieron mantenerse firmes y seguir luchando. A medianoche se encontraban en las barricadas que se habían construido en el Quartier Latin horas antes para protegerse de los ataques de la policía. Esa noche pasó a una velocidad supersónica, cuando reporteros de la radio comenzaron a emitir todo lo que estaba pasando y a alentar a la audiencia para que se uniera a la gente sublevada, lo que dio resultado y más gente se añadió. Un testigo que estuvo participando en las barricadas dijo: “Literalmente, cientos de personas estaban ayudando a construir las barricadas: estudiantes, mujeres, obreras, gente en pijama, etc. Se formaron cadenas humanas para transportar materiales. Aunque pasaba instantáneamente y en muy poco tiempo tuvimos unas barricadas de un metro de alto por todas las calles del barrio”. Y se dice que Ernest Mandel, trotskista belga, subió sobre una barricada y dijo: “¡Qué precioso! ¡Es la revolución!”, mientras veía como su propio coche se prendía en llamas.
Poder dual
El día 13 los sindicatos franceses liderados por el partido comunista convocaron una huelga general con el objetivo de controlar la situación. Se contó con la participación de un millón de personas y el alumnado volvió a ocupar la universidad. Paralelamente se crearon comités de acción, de estudiantes, de empresas y trabajadoras, involucrando a la gente para crear una fuerza unificada entre personas trabajadoras y estudiantes. Por este mismo motivo, la maquinaria sindical, inicialmente, no pudo monopolizar el movimiento que se vio plenamente organizado por el poder unitario de la gente. Fue la manifestación más grande que había visto en la ciudad desde la liberación de la ocupación nazi en 1944 y se creó lo que se llama “poder dual”, donde la clase trabajadora toma poder paralelamente al poder del gobierno.
Los hechos de mayo son un claro ejemplo de transformación social que se debe utilizar como referente, sin repetir los errores y aprovechando las oportunidades revolucionarias. Un referente que nos muestra que sí es posible una nueva forma de poder, construido en las barricadas, los comités de acción y en las ocupaciones de fábricas y universidades.
El Partido Comunista desactivó la revolución
Aunque el Partido Comunista (PC) tenía el apoyo del profesorado, fue incapaz de ofrecer un liderazgo efectivo en las universidades. El periódico del partido, L’Humanité, afirmaba que un estudiante sólo podía cuestionar la técnica de transmitir conocimientos de un profesor, pero no podía criticar el contenido que se enseñaba. Este argumento dio pie a que gran parte del profesorado estuviera de acuerdo con lo que no hubo ideas de cambio radical entre la mayoría de docentes. Además, la posición moderada del PC sobre la guerra de Vietnam no hizo mucha gracia a los alumnos que se había implicado en el activismo antiimperialista. Como resultado se desarrollaron un gran número de tendencias como el anarquismo, trotskismo y maoísmo.
Como el PC no conectaba con el movimiento estudiantil, pero sí contaba con un apoyo importante de la clase trabajadora, intentó dividir e, incluso, sabotear el movimiento. El 3 de mayo, L’Humanité usó argumentos vulgares para atacar a las estudiantes diciendo que “las opiniones y actividades de estos “revolucionarios” son de risa, la participación estudiantil de las movilizaciones se basa generalmente en los hijos de grandes burgueses –con una minoría de estudiantes de origen de clase trabajadora– y que en dos días dejarán de ser revolucionarios y se irán corriendo hacia el negocio de ‘papá’ y explotarán a sus trabajadores en las mejores tradiciones del capitalismo”. Además, en el mismo artículo se hizo un llamamiento en defensa de las estudiantes de clase trabajadora pidiendo continuar con las clases. Sin embargo, en una situación tan fuerte de aislamiento con todo el movimiento estudiantil, el PC tuvo que cambiar rápidamente y oportunísticamente su discurso. El 12 de mayo, un líder político del partido declaraba: “El Partido Comunista francés se asocia incondicionalmente con la lucha justa de los estudiantes”.
El objetivo del PC a largo plazo era entrar a formar parte del establishment, frenando cualquier posibilidad de revolución y cambio real, lo que muestra que el poder de las ideas reformistas no debe ser subestimando, ni siquiera en situaciones revolucionarias. Y esto nos indica la necesidad de construir un partido revolucionario que sea capaz de liderar un movimiento unitario obrero y estudiantil hacia un nuevo modelo de sociedad basado en las decisiones y autoactividades de la clase trabajadora.
Artículo publicado en el Periódico En lucha / Diari En lluita
https://www.alainet.org/en/node/86243
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