¿Qué dice el Banco Central Europeo?

¿La mejor política monetaria es la que no controla la inflación?

Toda Europa tuvo la misma fase contractiva del ciclo económico a causa de la pandemia, pero no todos los países gozan de la misma fase de crecimiento. 

21/02/2022
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Las recientes declaraciones de Christine Lagarde, presidente del Banco Central Europeo (BCE), afirman que la inflación post-confinamiento está fuera de la influencia de la economía del euro, pues sus fuentes son la reactivación de la demanda y las convulsiones geopolíticas. El BCE, al igual que la FED, combate los efectos económicos de la pandemia con grandes inyecciones de liquidez en los mercados y mejoras de las condiciones financieras, y la última declaración de política monetaria deja lado la estabilización de los precios, su único mandato. ¿Esto significa que el BCE sólo se sentará a ver como la inflación diezma el poder de compra? ¿Qué se espera de la política monetaria en la zona del euro? 

 

Los efectos económicos de la pandemia comenzaron a sentirse en Europa al mismo tiempo que en Estados Unidos. Las bolsas europeas cayeron a mediados de febrero del 2020 y era inminente el descenso de la economía real, por lo que el BCE implementó dos programas que ampliaban significativamente su balance: el Programa de Compras de Emergencia frente a la Pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) y el Programa de Compras de Activos (APP). En total, la liquidez inyectada a los mercados fue de 1.850 mm de euros por parte del PEPP, y una dotación de 120 mm de euros más compras mensuales de 20 mm en el marco del APP, que sirven para reducir el costo de financiación y favorece el aumento de las concesiones de crédito en la zona del euro. El resultado fue el incremento de los balances del BCE tal como se muestra en el gráfico. 

 
Luego de que la FED anunciara el ajuste de liquidez en enero del 2022, el BCE anunció su propio ajuste en febrero, que se resume en disminuciones de compras de activos de ambos programas. Las compras netas de activos del marco del PEPP finalizarán en marzo del 2022, pero las compras del APP han aumentado a 40 mm de euros al mes para los dos primeros trimestres del 2022, 30 mm de euros mensuales en el tercer trimestre, y 20 mm de euros a partir de octubre. El resultado es un total de al menos 350 mm de euros inyectados este año. Esto significa que no se esperan subidas de la tasa de interés por lo menos hasta el último trimestre del 2022. 

 

La expansión cuantitativa contribuyó a la recuperación de los países de la zona del euro, pero el crecimiento ha sido desigual. Al terminar el 2021, según datos de la OCDE, Países Bajos se encontraba ya por encima de los niveles prepandemia, al igual que Finlandia y Lituania; se espera que Alemania, Francia e Italia se recuperen en el primer trimestre del 2022; mientras, España todavía está lejos de su nivel prepandemia. Toda Europa tuvo la misma fase contractiva del ciclo económico a causa de la pandemia, pero no todos los países gozan de la misma fase de crecimiento. Algunas economías tienen más obstáculos en su recuperación que otras, lo que deja a la zona del euro con niveles de producción y empleo por debajo del 2019, como se muestra en el siguiente gráfico.
 

El problema de esta lenta recuperación es que la reapertura económica trajo consigo una elevada inflación que, teóricamente, obliga al BCE a subir los tipos de interés e implementar una política restrictiva. En la entrevista realizada a Christine Lagarde el 11 de febrero del 2022, la presidente no opina que la subida gradual de las tasas de interés sea la solución a la elevada inflación de la zona del euro, pues el origen del incremento de precios deriva, primero, de los altos costos del petróleo, gas y electricidad, insumos que la economía del euro importa; y segundo, de los cuellos de botella de las cadenas productivas. Por el contrario, elevar la tasa debilitaría la recuperación europea, aumentarían el desempleo y las presiones sobre la creciente deuda de los hogares y empresas. 

 

La política del BCE, por tanto, se mantiene sin cambios en los tipos de interés, actualmente en 0.00%, y no se espera que vayan a subir en el corto plazo. La única medida establecida es una disminución gradual de las compras netas de activos. Se prioriza el crecimiento económico y se desplaza el mandato de la estabilidad de precios a segundo plano con la esperanza de que la inflación se desacelere en el mediano plazo. El reto del BCE a lo largo del año será normalizar su política monetaria para dejar de alentar la inflación a través de la demanda y, a su vez, evitar que dichos ajustes perjudiquen el crecimiento de la zona del euro.

 

El BCE va a observar la evolución de la inflación y mantendrá una política monetaria expansiva. La institución ha declarado que no puede contener la inflación, pues tiene raíces más allá de la esfera monetaria por estar sujeta a condiciones geopolíticas y la recuperación económica. Quedan, entonces, dos cuestiones: la primera es si la política monetaria pasiva puede compensar la pérdida del poder de compra y así alimentar el crecimiento del ingreso. La segunda es cuánto afectará la inflación la distribución del ingreso de la zona del euro. 

 

https://www.alainet.org/en/node/214965
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