Los vericuetos del diálogo

30/06/2015
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Al centro, Jaime Nebot Saadi, alcalde de Guayaquil Jaime Nebot Saadi
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El diálogo es un mecanismo civilizado y pacífico de encontrar un consenso o acuerdo para acercar posiciones antagónicas de varias personas u organizaciones, para descubrir y llegar a conclusiones que no pueden ni deben imponerse por presiones o desmanes.

 

Hay instituciones que, al amparo de lo que determina la constitución o leyes específicas, están facultadas a resolver por mayoría de votos los temas que son de su competencia, como es el caso de la Asamblea Legislativa que tiene ese rol y está compuesta por asambleístas de variadas tendencias ideológicas, electos por votación popular.

 

Si hay temas complejos, por decisión de los integrantes de la Asamblea pueden llevar a otras esferas la posibilidad de entablar diálogos con partes interesadas en que una resolución final se adopte con criterios producto de esos consensos.

 

Pero los críticos a determinados aspectos de una ley no pueden pretender imponer por la fuerza, las amenazas, menos por el chantaje, sus criterios, peor si se trata de obligar a las contrapartes por intereses personales.

 

Hay gentes desadaptadas e intolerantes, como el Alcalde de Guayaquil, Nebot Saadi, que actúa como ha sido siempre su mala costumbre, insultando y agrediendo a los contrincantes con palabras soeces, irrespetando a quienes lo escuchan y sin limitarse por la representación que ostenta, creyendo que todavía está en el régimen de 1984 del que  era Gobernador del intolerante fascista de Febres Cordero, oportunidad en que agredió a todos los críticos de las conductas atrabiliarias de ese régimen, y pretendió que no se recuerden sus malos manejos para modificar el trazado de la Vía Perimetral que construía el Gobierno, para beneficiar con la plusvalía de grandes extensiones de tierras rurales y convertirlas en urbanas, para multiplicar sus precios en forma desorbitante, en el sitio llamado La Orquídea, de su propiedad y de sus allegados.

 

Una de las leyes en la actualidad que Nebot se encargó de desprestigiar y desacreditar es la de modificación del impuesto a la plusvalía que afecta solo a los adinerados magnates que acostumbran enriquecerse en el comercio de bienes raíces, actividad que no está al alcance de los grupos sociales de las clases populares y medias que cuando más alcanzan a adquirir una modesta vivienda que les dura para toda la vida.

 

Por eso es que ahora, luego de que reclamaban el derecho a debatir y cuestionar el contenido de esa ley, ya no quieren que haya diálogo al respecto, porque se van a descubrir los mezquinos intereses de los traficantes de esos bienes.

 

Nebot, a base de embustes y mentiras agresivas como es su costumbre, pretende que la movilización en una concurrida marcha contra el régimen en Guayaquil, cambie el destino de esa ley y rechaza la convocatoria al diálogo, creándole vericuetos, para atrofiar el proceso que muchísima gente más está interesada en participar.

 

Puede ser que a Nebot le quede el mal recuerdo del debate al que nos desafió, a Ítalo Ordoñez y a mí, cuando éramos diputados (1987), que fue cuando le dije en su cara, en una cadena nacional de TV (ordenada por él), que era el beneficiario del Lleve de la Perimetral por ser uno de los dueños de La Orquídea, por donde obligó a que pasara esa vía. ¡Gran plusvalía!

 

- Alfredo Vera es escritor y periodista ecuatoriano, ex ministro de Educación, http://alfredovera-ecuador.blogspot.com

Publicado en El Telégrafo 30/06/2015

https://www.alainet.org/en/node/170794

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