El pan del día que no sea tragedia del mañana

16/08/2012
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Dentro las riquezas naturales no renovables, más apetecidas en el desarrollo de la economía mundial, están los hidrocarburos en todos sus estados y diversidades, al margen de los existentes (el Litio, la energía del futuro) y otros por inventar (energías alternativas). Lo cierto es que, afortunada o desafortunadamente; estas riquezas están bajo suelos inicialmente impenetrables, que han sido vulnerados en su estado natural por el desarrollo del capitalismo; a tales extremos que se han convertido en el mayor peligro de la estabilidad del Planeta. Para peor, ese capitalismo salvaje afincado en los países “desarrollados”, luego de agotar lo propio han invadido territorios ajenos para expoliar sus recursos naturales sin control ni impedimento alguno. Consecuentemente, no solo han contaminado regiones, sino que han generado pobreza e indigencia. Guerras, que hasta ahora son el pretexto para la “paz” para hostigar con muerte, hambre y miseria. Y actualmente, lo que la realidad demuestra es que sin estos energéticos, el desarrollo económico y humano se tornan imposibles. En nuestra Bolivia, las guerras del Pacífico y la del Chaco, son una muestra de lo antes afirmado. Esos conflictos bélicos nos lo fabricaron los consorcios de los países “desarrollados”; no se trató de antipatías o broncas entre pueblos pobres, en una especie de hobby de mal gusto; para ser más pobres, motivados con lo más sensible; defender la patria con la vida ante la afrenta, pero ¿de quién?; fue la pregunta sin respuesta. Porque la verdadera denunciaría intereses muy oscuros y nada “patrióticos”. Afloraría la angurria de poder, para la voracidad insaciable del capitalismo concentrado en pocas manos, de los países “desarrollados”.
 
El natural instinto de emancipación de los pueblos:
 
Sólo, antes de que nos invadiera el decadente Imperio Español del Siglo XV; los recursos naturales eran propiedad de los pueblos con culturas que ya se habían desarrollado en el “Nuevo Mundo”. Sólo ellos, tenían capacidad innata para la explotación racional de los recursos naturales, renovables y no renovables. Esta fue una conducta de la especie humana en su instinto de preservación de la naturaleza para su subsistencia. Hasta que aprendió a acumular; y creó el “Estado” para su protección. Esto sucedió en el Nuevo Continente, como en los viejos, pero con diferentes formas de administración del Poder del “Estado”. Ese gran detalle es el que ha persistido a través de los tiempos con sus propias particularidades, según la idiosincrasia de cada pueblo, zona o región. Una disputa constante por el Poder del estado.
 
Las colonias; como la de España, Portugal e Inglaterra (entre las más importantes), tuvieron sus diferencias, pero, el objetivo siempre fue el mismo: de expansión, dominación y explotación. Sólo para establecer la diferencia en el caso que nos interesa, indicaremos que; la colonia española se caracterizó por ser estrictamente explotadora; “extractivista” de minerales, donde el nativo le servía para la explotación minera (los mitayos, germen de los mineros), dicho sea de paso; para lo cual desarrolló la producción de la hoja de coca con nativos del África en los Yungas. En cambio las colonias inglesas se afincaron para la producción y explotación de las nuevas tierras, donde los originarios les eran perjudiciales (porque defendían sus tierras); por ello les atacaron hasta el exterminio. Esa línea de dominación proliferó en términos de aventura por el resto del “Nuevo Mundo”. Así nació y proliferó el mestizaje y el criollaje; como castas, que terminaron enrolándose en los gérmenes de liberación nativa, que trasuntó en “independencia” y creación de nuevas repúblicas. Unas más antes que otras, según el grado de importancia de las riquezas que se tenía, por entonces la minería, en lo que hoy es la América del Sur.
 
Tuvieron que pasar más de cinco siglos para que resurjan los instintos de liberación con una genuinidad única; equiparable, sólo a la época de la emancipación desperdigada por todo el “Nuevo Mundo”. Y no debería extrañar a nadie, las contradicciones que esos procesos conllevaron. Así lo demuestran los gestos históricos de Bolívar con la Gran Nación, o de Santa Cruz con la Confederación Perú-Boliviana. O lo que es Estados Unidos de Norte América (después de la guerra norte sur) y en esa misma perspectiva, la Unión Europea (superando sus contradicciones históricas). O la reunión de Alemania con la caída del Muro de Berlín (después de la Segunda Guerra Mundial) o la vuelta de Hong Kong  a la soberanía China (después de cien años de colonia Inglesa); con diferentes tendencias y en tiempos “modernos”. Entonces, nada responde a la casualidad, sino a estrategias que no se limitan por el  tiempo ni por los riesgos de por medio.
 
Lo que intentamos establecer en estos casos, no son los valores de fuerza y de liderato, que son muy importantes en cualquier confrontación; sino más bien, la gigantesca ambición por la acumulación y la dominación por pocos privilegiados (entre las 500 empresas más grandes y ricas del Planeta, 10 petroleras son las que encabezan) vs. la liberación social para distribuir las riquezas con equidad, a cada quien según su producción (miles de millones se seres humanos procurando mejores condiciones de vida). Esta es la gran contradicción histórica; la lucha de clases. Hoy estos indicadores están a la vista de todos, la clase dominante y explotadora está desesperada ante las corrientes de liberación como jamás se haya registrado en la historia. Dicho de otra manera, ante el peligro del Planeta y de la humanidad; las contradicciones se agudizan; entre las familias que tienen tanta riqueza que ya no saben qué hacer con ella, y los miles de millones de seres humanos que no saben que llevarse a la boca. Increíblemente, en pleno auge del desarrollo de la ciencia y la tecnología. Por ello, se justifican las corrientes de Liberación Nacional y Social; contra las de dominación de los países “desarrollados”.
 
Necesidad de recuperar los recursos naturales:
 
Los países “desarrollados”, son eso, por el grado de avance de su ciencia y tecnología; son los propietarios de los medios de producción a gran escala. Y no existe magia alguna que permita expropiarlos sin indemnización por simple decisión. Mientras nuestras universidades sigan adormecidas, en una especie de silencio cómplice, sin poder, ni siquiera, adecuar el avance de esa ciencia y tecnología a la problemática de los pueblos en vías de emancipación actual.
 
Hablar de los recursos naturales es un tema muy apasionante; desde quienes creen que no hay que tocarlos, pasando por los que creen en la expoliación para mayor acumulación; y hasta quienes creemos en una explotación racional, planificada, priorizando al ser humano como tal. Sin embargo, queda a la vista de todos, saber cómo, los energéticos en especial, se han convertido en el factor determinante del desarrollo. Y ahora, depende de quien las posee y para qué. Estableciéndose así, la contradicción entre quienes desean recuperar el derecho propietario de los mismos (estrategia de Liberación Nacional) y quienes pretenden mantenerlos como suyos (estrategia Estados Unidos-Gran Bretaña y sus aliados). La disputa es tal, que ya no interesa el tipo de clase en el gobierno, sino, la identificación de estos con la problemática de los pobres y los trabajadores o la oligarquía y el imperialismo, respectivamente.
 
Si históricamente, de una y otra manera, con concesiones o contratos muy especiales (intereses de la oligarquía enquistada en las transnacionales); los recursos naturales estuvieron en manos de las transnacionales, en una situación de desarrollo para sí y de dominación externa. Entonces; a los pueblos de los países pobres, víctimas de la dependencia y el sometimiento; no les quedó otra, que impulsar gobiernos que propendan la Liberación Nacional y Social; y ello, no es posible si no se recuperan el derecho propietario de los recursos naturales. El mejor instrumento para revertir tal situación, pese a las frustraciones de dominación brutal, en dictadura o en democracia; son los gobiernos democráticos con apoyo popular; quienes, como en la actual coyuntura; asumieron las “nacionalizaciones” en la perspectiva de la Liberación Nacional y Social, como está ocurriendo en varios países como el nuestro y en el resto del Continente. Nos guste o no; todo en desmedro del imperialismo.
 
Algunos indicadores sobre las “nacionalizaciones”:
 
La primera Nacionalización de los Hidrocarburos, en el Planeta, se lo realizó con la Revolución Socialista de Rusia de 1917, con obreros y campesinos armados en el Poder. La primera en el Continente fue el 17 de marzo de 1937 con el gobierno del Gral. David Toro R., después de la conflagración bélica entre Bolivia y el Paraguay (guerra acicateada por transnacionales), y posteriormente en México, un 18 de marzo de 1938 durante el gobierno del Gral. Cárdenas. La diferencia entre  esas “nacionalizaciones” es que, en la ex URSS y México han perdurado en el tiempo, con virtudes y defectos; no así en Bolivia. Si bien hubo dos nacionalizaciones, la de 1937 y 1969 con Marcelo Quiroga Santa Cruz; éstas sufrieron también dos desnacionalizaciones. La primera en plena Revolución de 1952 con Víctor Paz Estenssoro (MNR) y la segunda en 1972 con Hugo Banzer Suarez (Con apoyo político del MNR y la FSB); la primera en un estado de derecho y el otro en una larga y cruel dictadura.
 
Las “nacionalizaciones” en Bolivia, tuvieron una frágil base legal (decretos Supremos) en comparación a las “desnacionalizaciones” que lo hicieron con mayor fuerza legal (Ley y Decreto Ley). En los primeros casos facilitaban la “Desnacionalización” y en los segundos dificultaba la “Nacionalización”. Esta contradicción de procesos legales aún persiste. En la Tercera “Nacionalización”, del actual gobierno de Evo Morales Ayma y de Álvaro García Linera, a través del D.S.2708, del 1º de Mayo de 2006, se rompe con la Ley de Hidrocarburos No.3058, y ésta, está en contradicción con la actual Constitución Política del Estado Plurinacional con Autonomías. Razón por la cual, urge una Nueva Ley de Hidrocarburos que garantice el derecho propietarios del Estado sobre los hidrocarburos, de manera indefinida, sin la posibilidad de que vuelvan a ser privatizados. Esta es una de las razones fundamentales por lo que las oligarquías nativas y el imperialismo están en contra del actual Proceso de Cambios. Por ello, persisten las intenciones de división del país y el magnicidio; a través de sátrapas y testaferros, encaramados en la derecha, la pseuda izquierda, los revolucionarios de salón y los disidentes del MAS. Quienes hasta ahora no alcanzan a reconocer al verdadero enemigo de clase.
 
La “Nacionalización”, no se reduce a la simpleza de un concepto o de un deseo (expropiación sin indemnización”; responde a hechos y circunstancias concretas, con propias particularidades donde se las efectiviza.
 
Volquemos la mirada a Medio Oriente y parte África, y “lo que es el pan del día que no sea tragedia del mañana”, sostenía Marcelo Quiroga Santa Cruz, refiriéndose a nuestros hidrocarburos.
 
Sucre-16-agosto-2012
 
 
https://www.alainet.org/en/node/160295
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