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Un retroceso para lospueblos indígenas

Blanca Chancoso^*

La Conferencia Mundial contra el Racismo generó gran expectativa entre las organizaciones de las Américas. Por ello, en las reuniones preparatorias nos propusimos trabajar para incidir en los resultados de esta conferencia, y para que este trabajo se transforme en una conquista por nuestros derechos.

A nivel de las Américas, el proceso de preparación de esta cumbre mundial no fue muy largo, pero fue muy importante. Las reuniones preparatorias abrieron un espacio amplio de unidad y de intercambio de experiencias, que incluso rebasaron el tema del racismo; este proceso también fue un ejercicio de cómo llegar a consensos cuando se trabaja con grupos tan diversos (jóvenes, mujeres, indígenas, negros, gitanos, etc.), y sirvió para incorporar en la lucha a gente nueva y líderes jóvenes. Así mismo, las reuniones preparatorias nos ayudaron a darnos cuenta que el asunto del racismo no es únicamente un tema que afecta a un solo grupo en particular, y para comprender que la discriminación no es solo cuestión de razas, sino todo un comportamiento humano que tiene que ver con el plano económico, político y social.

Sin embargo, considero que las expectativas que teníamos las organizaciones de las Américas en relación a esta Conferencia Mundial contra el Racismo no se cumplieron. Por un lado teníamos algunas barreras, como las diferencias regionales, la falta de concreción de algunas propuestas o, ya en Durban, el problema del idioma. Por otro lado, cuando llegamos a Durban nos dimos cuenta que estabamos lejos de la incidencia porque eran otros los que tenían el poder de decisión en los comités, mientras que los latinoamericanos éramos a penas una minoría. Creo que faltó trabajar mejor las estrategias para incidir en los espacios de decisión. Pero, hay que reconocer que el proceso vivido en Durban no fue fácil. Las negociaciones estuvieron atravesadas por los intereses políticos a nivel de los gobiernos y por una falta de entendimiento entre los representantes de las diversas ONGs, que a pesar de tener necesidades y objetivos parecidos, muchas veces tenían estrategias distintas.

En relación al tema indígena, los gobiernos no mostraron voluntad política ni trataron este asunto como una de sus prioridades. En Durban, las conversaciones y negociaciones más importantes fueron con la población afrodescendiente. Por lo tanto, no creo que se haya alcanzado ningún avance concreto en relación al tema indígena. Es mas, creo que hay retrocesos al respecto. Por ejemplo, la propuesta de considerar la inclusión del concepto pueblos indígenas, con todas las implicaciones que este término tiene en el derecho internacional, ampliamente defendido por éstos en diversas esferas de Naciones Unidas, fue rechazado por los gobiernos reunidos en Durban. Por esta razón, la delegación ecuatoriana, conformada por representantes del gobierno y la sociedad civil, emitimos una declaración de protesta en la Cumbre Mundial de Durban.

Tampoco se aprobaron las demandas sobre la libre determinación de los pueblos indígenas, ni se reconocieron sus derechos colectivos. Quizás faltó comprender estos planteamientos. Tal vez el contenido de estas demandas se diluyó en la gran cantidad de temas que abordó la conferencia mundial. En definitiva, no creo la Conferencia Mundial contra el Racismo implique ningún avance para los pueblos y organizaciones indígenas.

Al momento, lo que nos queda a las organizaciones de las Américas es continuar con el proceso que empezamos. Tenemos que seguir reuniéndonos, discutiendo y buscando nuevas estrategias para alcanzar los derechos y las demandas que no fueron aprobadas. También tenemos que exigir que lo poco que se consiguió en Sudáfrica sea respetado por los gobiernos. Para ello, tenemos que buscar mecanismos y trazar nuevas estrategias para hacer realidad lo que se aprobó en Durban. No podemos confiar en que los gobiernos emprendan este seguimiento, tenemos que hacerlo nosotros mismos.

Notas: