Mujeres contra el ALCA: razones y alternativas
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El mundo no es una mercancía, las mujeres tampoco

Nalú Faría*

El momento en que vivimos

En la mayoría de países de América Latina y El Caribe a partir de los años 60 hasta los 80, vivimos un intenso proceso de movilización que resultó en la construcción de propuestas de proyectos de desarrollo autónomo para la región. En respuesta hubo una ofensiva estadounidense vía apoyo a los golpes militares y a procesos contra-revolucionarios.

Pero la sociedad latinoamericana y caribeña ya no es la misma. Existe una mayor conciencia de los derechos a partir de una organización de diversos sujetos políticos: campesinos, sindicalistas, mujeres, jóvenes, negros/as, gays y lesbianas, pueblos aborígenes, ecologistas y varios otros.

Más allá de eso, en muchos países los gobiernos tuvieron que implementar proyectos de redemocratización que les obligaron a un mayor diálogo con la sociedad civil y, por tanto, de construcción de una esfera pública más amplia.

Es en ese contexto que el capitalismo, a través de las grandes potencias y sus instituciones, impuso un nuevo orden político y económico. Los elementos que lo permitieron fueron las innovaciones tecnológicas, la imposición de políticas de ajuste y la apertura comercial. Esas políticas de ajuste impusieron a los países del Sur, en particular de América Latina y El Caribe, cortes en los gastos sociales, privatizaciones, desregulación de derechos y liberalización comercial. Todo eso a fin de generar superávit para el pago de la deuda externa combinado con la no concesión de nuevos préstamos. El otro argumento es que el libre mercado es el que generaría el desarrollo y la capacidad competitiva de los países, mas para eso era preciso disminuir los costos de producción, y una primera ola de ataques fue a los derechos de los trabajadores e, inclusive, acciones que hicieron quebrar la capacidad de reacción de los sindicatos.

Los defensores del neoliberalismo aprovecharon las innovaciones tecnológicas para generar el miedo al desempleo, mientras se ha llegado a utilizar formas de explotación laboral similares a las de inicios del capitalismo: trabajo infantil, trabajo domiciliario con largas jornadas, tercerización, y hasta trabajo esclavo.

En una situación de incertidumbre y desesperanza vivida por la mayoría de la población, el neoliberalismo alimentó una visión ideológica individualista y competitiva, colocando como la plena realización de las personas su capacidad de consumo. En muchos de nuestros países la noción de derechos individuales y colectivos pasó a ser sustituida por la de ser un consumidor.

Los resultados de ese proceso fueron mucho más devastadores en los países del Sur y significaron desreglamentación de los derechos de la gran mayoría de la población, desempleo, empleo precario, servicios básicos peores y más caros después de las privatizaciones (como energía y telefonía), endeudamiento de la población, menos políticas sociales debido a los cortes en los gastos. Las consecuencias son el aumento de la miseria, de la violencia, del narcotráfico, tráfico de mujeres y niñas, turismo sexual.

Ese nuevo orden está sustentado por la creación de nuevas instituciones para su legitimación como es la OMC (Organización Mundial del Comercio), y la formación de bloques regionales como es el caso de la Unión Europea, el bloque asiático en torno al Japón, y en las Américas la propuesta del gobierno de los Estados Unidos que inicialmente estructuró el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) y después propuso el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).

Los resultados del TLCAN y del GATS( Acuerdo General sobre Servicios) de la OMC, nos dan varios elementos para saber que esos tratados no benefician a los y las trabajadoras, ni en los mismos países ricos. En el caso de los Estados Unidos solo en el sector manufacturero se perdieron 759 mil empleos desde 1998. Por otro lado, esos acuerdos impactan de forma diferenciada a hombres y mujeres, a blancos y negros, rurales y urbanos.

La ofensiva de los Estados Unidos sobre

América Latina y el Caribe

El proyecto de los Estados Unidos de imponer su dominio sobre América Latina y El Caribe viene desde hace mucho tiempo. Fueron varias las acciones y políticas en este sentido, a veces más agresivas y por un período a través del fomento y la inversión. Las últimas décadas fueron de profundización de esas políticas de dominación, llegando a asumir una alternativa de neocolonización. Eso se expresa en todas las políticas de ajuste estructural y de liberación comercial impuestas, culminando con la propuesta del ALCA.

Nosotros podemos decir que ya estamos viviendo un “ambiente” de ALCA. La firma del tratado significaría la coronación y una legitimidad institucional para ese proceso de neocolonización por parte de Estados Unidos.

La propuesta del ALCA no es solo una propuesta comercial. Es un proyecto de dominación que si se aprueba afectará a varios sectores de la sociedad. Esto está expresado en lo que abarcan los temas tratados en los grupos de trabajo que fueron formados por los gobiernos: Inversión; Servicios; Compras Gubernamentales, Acceso al Mercado, Agricultura, Derechos de Propiedad Intelectual, Subsidios, Antidumping y Derechos de Compensación; Política de Compensación y Resolución de Conflictos.

El proyecto de los Estados Unidos no se detiene en el ALCA. Este tiene también como pilar la militarización y eso puede ser confirmado con el número de bases militares que ya instaló en América y su tentativa de instalar una base en Alcántara, en Maranhao en Brasil. Y el tercer pilar es el asunto de la Deuda Externa que garantiza imposiciones de todo tipo en la política económica de los países de la región.

La propuesta del ALCA es más liberalizadora que aquella de la OMC, con relación a los servicios, por ejemplo, están incluidos casi todos los tipos de servicios. Esto se da por el hecho de que ese es un punto fundamental para los Estados Unidos, para que sus empresas proveedoras puedan incrementar su lucro con la amplia liberalización.

El ALCA y las políticas sociales

A partir de la acción de los movimientos sociales se constituyó, a lo largo de décadas de luchas, todo un conjunto de derechos, que tenían como referencia para las políticas sociales al Estado de bienestar social europeo. Como consecuencia de las políticas de liberalización comercial y de ajuste estructural, los gobiernos emprendieron cortes al presupuesto lo que tuvo como primer efecto el deterioro y no expansión de varios servicios sociales, en particular de salud y educación. En otros sectores como telefonía, energía eléctrica, la política fue de privatizaciones, que hoy ya es sentida por toda la población con el aumento de las tarifas y la disminución de la calidad.

Un elemento común para todos los sectores de servicios es la propuesta de transferir la mayor parte de ellos a los mercados, además de tercerizar la prestación de servicios básicos a través de ONGs, vía convenios o sociedades.

Ese proceso, junto con el desempleo, rápidamente hace aumentar la exclusión y el nivel de pobreza. La respuesta de las organizaciones multilaterales es que se debería “humanizar” el ajuste, a través de políticas focalizadas de compensación a la pobreza. Los ejemplos más conocidos son el PRONASOL en México y la Comunidad Solidaria en Brasil.

Pero las exigencias del Banco Mundial y el FMI no pararon ahí. Pasaron a condicionar nuevos préstamos al modelo de política social a ser desarrollada. En Brasil eso se expresó, por ejemplo, en la salud con la propuesta del PAB (Programa de Salud de la Familia) y el PACS (Programa de Agentes Comunitarios de Salud) del cual hablaremos más adelante. Para efectivizar esas políticas, el gobierno brasileño hizo una reforma del Estado que incluyó varios cambios a la Constitución Federal, aprobó leyes que garantizaron la implementación de un nuevo modelo de gastos para los servicios públicos de salud y educación. Una de esas leyes es la que instituyó la OS (Organizaciones Sociales) a través de la cual son traspasados a la iniciativa privada varios servicios como hospitales y universidades.

Otra ley emblemática es la de la responsabilidad fiscal, que limita la cantidad que los municipios y estados pueden gastar en pago de salarios, o que hace que muchos municipios implementen un sistema de tercerización de ciertos servicios públicos, principalmente en áreas que emplean a las mujeres más pobres, como limpieza, cocina, costura, manutención en general. En esas legislaciones también fue definido un sistema de financiamiento que crea un fondo nacional con la contribución de los tres niveles ( municipal, estatal y federal), centralizado a nivel nacional, que transfiere a los municipios un valor por habitante o por población atendida. En la educación, por ejemplo, se transfiere un valor por alumno/a, que es un valor bajo y que introduce en los municipios la necesidad de complementar u ofrecer un servicio solo con el recurso de este fondo centralizado. La otra consecuencia es que no se tiene recursos para invertir en la educación de 0 a 3 años, sobrecargando aún más a las mujeres con el cuidado de los hijos en esta fase.

Otra característica en relación a la educación en el ejemplo brasileño, es que se trabaja una educación de baja calidad y bajo costo para los pobres, chatarrea1 parte de la universidad pública (área humana), en tanto las áreas técnicas están preparadas para la privatización. A pesar de eso, en lo que se refiere a las universidades privadas, se eliminan casi totalmente las exigencias y no se garantiza ningún control o patrón de calidad.

El tema de la salud en Brasil

El tema de la salud es paradigmático, pues hubo un proceso relativamente reciente de conquistas que se refiere a una visión de salud pública universal y con una propuesta de atención integral.

Esto se dio por una fuerte acción de los movimientos sociales en un debate con el Estado para la formulación del SUS (Sistema Único de Salud), que fue incorporado a la Constitución de 1988. A partir de las reglamentaciones para definir el proceso estructural, el gobierno fue incluyendo cambios que modifican sustancialmente la propuesta inicial. Un límite que ya había era que una gran parte de los servicios era privatizado, vía convenios de salud (medicina de grupo), en un número mucho mayor porque son indirectamente subsidiados por el gobierno federal, a través de la extensión del impuesto a la renta para quien contrata este servicio.

No obstante, con la política de corte de gastos el gobierno dejó de realizar parte de la vigilancia epidemiológica, lo que trajo como consecuencia el regreso de enfermedades ya extintas, como fue el caso del dengue. Además de esto, creó los dos programas mencionados, PSF y PACS, dentro de la propuesta de simplificación de las acciones y del fortalecimiento del paradigma del cuidado, pero traspasándolo a las mujeres dentro de la familia. Actualmente en algunos municipios esos dos programas ya están siendo implementados a través de un único equipo. Los equipos son formados por médico/a, enfermera y auxiliar de salud que visitan las casas.

En varios lugares donde esos programas son implementados existía una red de servicios muy incipiente, por esto fue visto por la población como algo muy bueno. Pero esa apreciación se modifica cuando las personas necesitan de una atención especial como es el caso de exámenes y tratamientos, que no pueden ser dispensados por aquel equipo ambulante. Esa simplificación puede ser vista también cuando el gobierno hace la campaña de prevención del cáncer de cuello del útero, en cuyo caso la mayoría de mujeres que necesitaron de atención posterior no la tuvieron. En Brasil, los porcentajes de muerte de cáncer uterino y mortalidad materna no han disminuido, justamente por la falta de atención adecuada.

El PACS, a su vez, está conformado en gran parte por mujeres, muchas de ellas participantes de los movimientos populares, que en su mayoría no tienen derechos laborales asegurados, ganan bajos salarios y reciben toda la presión ya que son ellas quienes visitan primero las casas.

Lo que no se discute nunca es como el PSF está trabajando bajo la presunción de que el lugar de la mujer en la familia es estar en la casa. Pero los problemas de este programa van más allá, pues éste trata a la salud como un problema individual de responsabilidad de la familia y no como un problema social, de múltiples determinaciones, y no garantiza la integralidad de la atención a la salud.

No se puede olvidar que ese modelo de salud se complementa con las políticas focales que se utilizan en gran parte del trabajo de mujeres. En Brasil es conocido que la baja de la mortalidad infantil en el actual gobierno se dio fundamentalmente por el trabajo de la Pastoral de la Infancia, que combate la desnutrición con una harina multimezcla2 . Ese trabajo es hecho exclusivamente como un trabajo voluntario de las mujeres.

Es muy importante analizar el impacto de estas políticas sobre las mujeres, pues tanto a nivel de los países del Sur como del Norte, es sobre ellas que recaen los mayores costos: el desempleo, la mayor precariedad en el empleo y los costos de los cortes en las políticas sociales. Para esto se viene incentivando una ideología familista, que justifica que son las mujeres las causantes de la precariedad, tanto en el ámbito público como en el privado.

Para analizar la relación entre los acuerdos comerciales y la salud, nos parece útil e interesante retomar los planteamientos de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos3 . El análisis se refiere a la salud, pero teniendo en cuenta que esto se repite en los varios campos de la vida en los cuales el ALCA sería más devastador.

Los acuerdos comerciales en relación a la salud vienen afectando a las mujeres de la siguiente manera:

1) Como usuarias del sistema de salud y de medicamentos:

Los actuales acuerdos comerciales internacionales dejan los productos farmacéuticos bajo el control absoluto del propietario de la patente por plazos más largos que lo normal. Durante el periodo de duración de la patente, las substancias no pueden ser fabricadas de forma genérica. Es decir, que no será permitido producir una copia del medicamento que sería mucho más barato que el original. De esta manera, los medicamentos pueden quedar fuera del alcance de la gran mayoría durante veinte o más años después de su entrada en el mercado. En todo el mundo, las mujeres, que son las más pobres, están quedándose sin los medicamentos que necesitan.

Cuando vence el plazo de la patente y el invento pasa al dominio público, el precio pude bajar mas de 70%.

El GATS, y sus consecuencias privatizadoras, afectan el acceso de la población a los servicios de salud. El sistema de salud pública sigue sufriendo cortes. Cada vez más personas se ven obligadas a depender de servicios privados. Muchas mujeres que están entre los pobres del mundo, se quedarán sin la atención de salud que necesitan.

Los médicos y enfermeras de los hospitales públicos son atraídos por los hospitales privados, que pagan mejores salarios. Y esto, sin duda, repercutirá en la calidad de los servicios que ofrecen los hospitales públicos.

2) Como prestadoras de servicios:

Muchas mujeres dedican gran parte de su tiempo cuidando de los demás miembros de la familia o de la comunidad donde viven: preparando comida, alimentando a los bebés, cuidando de los niños enfermos, atendiendo a los ancianos.

Uno de cada tres bebés nacidos de madres seropositivas está infectado con VIH. Aunque, la transmisión madre- hijo puede ser evitada si las embarazadas y/o los lactantes toman medicamentos antiretrovirales, el alto precio de estas drogas patentadas y la falta de alternativas genéricas, las dejan fuera del ALCAnce de estas mujeres. La mayoría de estos niños morirá en la primera infancia después de un largo período de enfermedad. Al sufrimiento psicológico de las madres se suma a una carga de tareas adicionales y la falta de tiempo para cuidar a los hijos enfermos.

Muchas mujeres trabajan en el área de la salud, como enfermeras u otras profesiones. Debido a los cortes en los gastos públicos, muchas están sin empleo. Por otro lado, la privatización está abriendo la posibilidad para que diversos profesionales de este sector emigren a otras ciudades o países, empobreciendo y debilitando aún más los servicios que quedan.

3) Como cultivadoras de plantas medicinales:

En los últimos años, las empresas de semillas, farmacéuticas, biotecnológicas y agrícolas también se han unido en megacoroporaciones que controlan muchos aspectos de la vida cotidiana de las personas.

Esas corporaciones, buscando crear nuevos mercados y controlar los ya existentes, vienen patentando los genes de las plantas, muchas de ellas útiles para la agricultura y la medicina. Esa práctica se llama biopiratería: las empresas se apropian de material genético que ha sido conservado durante siglos por los pueblos indígenas y otras comunidades, en las cuales las mujeres tienen un papel importante. La Convención Internacional sobre Biodiversidad no es respetada. Con esto, las mujeres están perdiendo el control de productos que son vitales para ellas, pasan a tener una relación de dependencia con intermediarios, que venden el producto y tienen la posibilidad de fijar el precio que quieren. En el caso de que el producto se convierta en ítem de exportación, pasa a costar más caro en el mercado local, nuevamente afectando a las mujeres.

Nuestra lucha contra el ALCA

La amenaza del ALCA puso a la mayoría de nuestros pueblos en alerta, e hizo rápidamente que se construya un análisis crítico de los objetivos de dominación de los Estados Unidos vía su gobierno, y las grandes transnacionales. Hasta aquellos y aquellas que no están involucrados en la acción militante de corte popular, miran con desconfianza y hasta incluso miedo al gran poderío de los Estados Unidos.

La resistencia y la lucha contra el ALCA posibilitó un importante movimiento para observarnos a nosotros, a nuestra cultura, nuestra identidad, nuestra historia, nuestras potencialidades. Otro aspecto extremadamente importante dentro de ese movimiento de resistencia y lucha es el fortalecimiento de una identidad continental que incluye a los y las trabajadoras del Canadá y Estados Unidos, pues se percibió que ellos y ellas son afectados negativamente por estos acuerdos y es importante la construcción de la solidaridad que englobe a todo el continente.

En Brasil, la lucha contra el ALCA está siendo organizada por una amplia coalición que acabó de realizar un plebiscito popular que recogió más de 10 millones de votos. Esta Campaña se propuso como tarea realizar un amplio proceso de información y formación. Por esto, estructuró una propuesta de educación popular que cubrió miles de personas. Fueron realizados cursos de multiplicadores/as en varios estados, alcanzando gran parte de la meta de formar por lo menos 1000 por estado (son 26 más en el distrito federal).

La participación de las mujeres

A nivel continental varias organizaciones de mujeres se incorporaron a la campaña contra el ALCA. En este momento quiero resaltar la participación de la Marcha Mundial de las Mujeres –MMM- y de la REMTE (Red Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía), espacios desde los que participo en esta causa. Nosotras iniciamos el debate sobre el ALCA al entender que garantizar la soberanía y luchar por otro modelo de desarrollo en América Latina y el Caribe pasa por impedir el establecimiento de ese Acuerdo.

Las brasileñas en el 2002 iniciamos nuestra intervención con una fuerte presencia en la marcha realizada durante el Foro Social Mundial. Para dar continuidad incluimos la temática en las actividades y movilizaciones del 8 de marzo, promoviendo talleres y debates en varios estados, participando activamente en la coordinación general de la campaña que organiza el plebiscito.

Con el lema el mundo no es mercancía, las mujeres tampoco, el día 12 de agosto realizamos el Día Nacional de las Mujeres contra el ALCA que, con mucha información- y creatividad, expresó un feminismo radicalmente empeñado en la lucha por la autodeterminación de las mujeres, combinado con la afirmación de un proyecto igualitario para las mujeres y hombres, que dicen no a todas las formas de opresión.

Se organizaron actividades en 20 ciudades de 13 estados. La propuesta fue explicada a la población, especialmente a las mujeres, representantes del movimiento popular, urbano, sindical, campesino, de lucha contra el racismo y estudiantil que llenaron las plazas, por medio de ferias de información; éstas incluyeron desde la presentación de pintura de murales, presentaciones teatrales, hasta la distribución de material explicativo sobre el proyecto del ALCA. En general, las actividades informaron sobre los diferentes capítulos del ALCA, el proyecto de ceder el control de parte del territorio brasileño –la Base de Alcántara –a los Estados Unidos, para demostrar cómo el alcance del tema sobrepasa los límites de un acuerdo comercial. Se destacaron especialmente los impactos específicos y directos sobre las mujeres.

La difusión de la situación de América Latina y de las/os trabajadoras/es de los Estados Unidos y Canadá refuerzan el sentido internacional de esa lucha y el papel que le toca al Brasil por el peso y fuerza de los movimientos organizados. En la agenda de los debates los temas centrales fueron empleo, derechos laborales, servicios sociales, patentes, transgénicos, turismo sexual, mercantilización y soberanía.

La MMM participó activamente en el plebiscito realizado del 1 al 7 de septiembre, organizando urnas para la votación en varios lugares.

Para nosotras, el resultado del plebiscito4 representó una victoria y reafirmó nuestra certeza de que vamos a bloquear el ALCA. Ese será un paso fundamental para derrotar este modelo actual y construir otra globalización.

Referencias Bibliográficas:

- Campanha Nacional contra a ALCA. Soberania Sim, ALCA Não! 2002, São Paulo, Brasil: Expressão Popular

- Mello, Fátima; Faría, Mabel de (org). Por que dizer não à ALCA, 2002, Rio de Janeiro, Brasil: Rebrip/FASE

- Folha Feminista, números 13, 32 e 34, 2001 e 2002, São Paulo, Brasil: SOF (Sempreviva Organização Feminista).


Notas:


* Investigadora brasileña de la Organización feminista Sempre Viva e integrante de REMTE-Brasil

1 “chatarrear”: hace referencia al “deshuese” del Estado, su destrucción, dejar destruir sin invertir ni recuperar

2 “fraina multi-mistura”: “harina multi mezcla”, harina de cáscara y hojas de productos de la región buscando un equilibrio de fibras y sales minerales.

3 La Red divulgó un folleto en 2002, con ocasión del 28 de mayo -Día Internacional de Lucha por la Salud de la Mujer–.

4 98% de votos por el cese de las negociaciones del ALCA.

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