Vida, muerte y corrupción

09/09/2016
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Lo contrario a la vida no es la muerte, con la que convivimos día a día, es parte de la vida y es la que nos posibilita vivir eternamente; sino la corrupción en sus diferentes vertientes, que mata la esperanza y los sueños, nos impregna de miserias humanas y justifica al capitalismo que es, en esencia, el sistema de y para la corrupción.

 Dozthor Zurlent

 

La desmedida corrupción política, consolidada y reproducida en cualquier sistema capitalista, también se ha afianzado en las sociedades emergentes-progresistas de la región.  Complejo fenómeno social e ideológico, el cual, desde nuestras propias individualidades, acciones y compromisos, urge ser atendido.

 

No es casual que nuestros líderes latinoamericanos, quienes encausaron los cambios de época en la región, como Lula, Dilma, Cristina, Evo, García Linera, Maduro y Correa entre otros, imploran combatir tal flagelo.

 

La corrupción política generalizada, está incidiendo en la merma, parálisis o retroceso de las propuestas independentistas y emancipadoras de los países progresistas de la región. Un mal presagio, es volver o retroceder hacia otra nueva era de política neoliberal. Con el agravante que algunas acciones-acusaciones quedan sin ser aclaradas, otras con impunidad absoluta y un buen remanente, suelen ser utilizadas como amenazas y chantajes para extorsión política.

 

De varios pasajes sociales, el Vicepresidente de Bolivia, García Linera, (2016) decía “nunca más alguien de mi familia va estar donde está y si jalo un poquito, aprovecharé alguito”. Este tipo de razonamiento no es raro que se dé, por eso nosotros sociológicamente lo hemos analizado. Políticamente es catastrófico, porque puede dar lugar a una especie de democratización de la corrupción. “Nuestro continente latinoamericano vive un momento crítico, pero el destino no está definido”. “Debemos retomar la iniciativa y rescatarlo para la nueva oleada de latinoamericanos”.

 

Estamos convencidos, que los EEUU, el Departamento de Estado y el Comando Sur están usando y fomentando la corrupción como parte de una ofensiva estratégica. La idea es minar y desnaturalizar las condiciones ideológicas, culturales y morales de los proyectos políticos emergentes. Han aprendido que la corrupción toma fuerza rápidamente y la financian para sacarle ventaja a la burocracia, a las ambiciones personales y a la poca eficacia gerencial.

 

En un contexto donde no hay control eficiente de ingresos, ni de las adquisiciones de bienes, ni del pago de impuestos, y con una alta circulación de efectivo, las bandas opositoras reciben dinero de fuentes nacionales y extranjeras, con impunidad, para sus tropelías desestabilizadoras y para concretar golpes de estado. Mucho de este dinero que reciben es incluso dinero mal habido producto del bachaquerismo, la venta de drogas, juegos al azar y otras fuentes ilícitas. Este mismo dinero sirve para comprar jueces, tribunales, políticos-parlamentarios, magistrados y funcionarios en general, para socavar y desestabilizar la base social y democrática de cualquier propuesta progresista.

 

Pareciera que el histórico argumento sobre la corrupción, se cumple: “en la mala autoridad ejercida e intencionada que corrompe al poder político”. Esta veloz espiral ideológica, se va complementando en la búsqueda de “más poder” y este se materializa con “dinero”. Bien podemos afirmar, “más dinero, más búsqueda de poder... más poder obtenido y dinero en el bolsillo facilita más corrupción”. 

 

Otra perversa consecuencia, de esta indetenible espiral corruptora es: el no admitir ni responsabilidades ni mucho menos culpas ni vergüenzas, ante el agravio social y económico que se está cometiendo. Es común ver funcionarios que todos sabemos que aplican operación colchón. Ex-embajadores, ex-ministros, actuales embajadores y ministros “viven” todos felices y contentos. Es más, les alaban por ser “vivos” o “vivas” y porque han logrado subir su status social o acostarse con muchas mujeres. No hay rubores, ni recatos, ni arrepentimientos que valgan.

 

Es normal admitir un hecho de corrupción y no tener que pagar las consecuencias. Recordemos por un momento el caso de aquél señor, Guillermo Zuloaga, de la oligarquía venezolana y una de las familias más ricas del país, que dijo públicamente “YO ESPECULO PERO DOY EMPLEO”, sin ningún tipo de consecuencia. Sigue siendo un héroe de la oposición. Recordemos también el video de un ex-diputado de apellido Caldera, quien fue grabado aceptando dinero ilegal como soborno. Nada pasó tampoco, y ahí está cumpliendo sus funciones políticas. ¿Y los corruptos que se dicen chavistas? Bien gracias, continúan ejerciendo sus funciones, sin ser cabalmente suspendidos, ni juzgados, llegando, en algunos casos, a convertirse en héroes, porque tienen tres cosas: un discurso orientado a lo popular; un vago conocimiento teórico sobre marxismo, aunque no siempre; y además todos los vicios de los adeco-copeyanos y sus derivados modernos: Primero Justicia, Vanguardia Popular, Nuevo Tiempo y otros.

 

Este “poder político”, nos está produciendo condiciones anti-éticas en nuestras relaciones políticas y sociales, las cuáles socavan la ecología mental y moral de nuestro pueblo.

 

De los estragos de la corrupción, simultánea y permanente, nos emergen varias dimensiones, las cuales afianzan y alimentan más la descomposición social. Una

es el mantenimiento del maniqueísmo ideológico en las debilidades por no saber confrontar las contradicciones. Otra, son los distintos niveles de manipulación que se dan, con las intoxicaciones ideológicas desinformativas. También florece, la manifiesta incapacidad política de hacer asumir y ejercer, la cabal acción técnico-política que se está requiriendo. Adicionalmente, surgen, no menos importantes que las demás, los actores políticos, que se creen o le hacen creer al pueblo, que se la están comiendo, que están sobrados y engolosinados con los modelos ego-ideológicos aburguesados.

 

Como dice el Maestro Filosofo Enrique Dussel, (2009) “los hechos políticos condicionan a los hechos económicos e ideológicos de un estado y sociedad”. Sólidamente, sustenta que Marx no le interesaba el cuento de la “súper-estructura e infraestructura del estado”. Su interés fundamental, era el saber concebir el acto político. La “condición, condicionante y condicionada” de la acción política. Se conforma un espiral entre lo “político, económico e ideológico”. Para todas y cada una de las relaciones técnico-productivas entre las personas, sus prácticas y su naturaleza.

 

Visto de otra manera, este referido espiral, se orienta en producir las múltiples satisfacciones y satisfactores para el pueblo. Por ello, lo económico va a depender de la política y ésta, entra en el campo de la economía, para producir vida. Se reafirma, nuestra principal razón de existencia: “es la vida lo que está detrás de la producción, para mantenernos vivos”.

 

Resalta el Maestro Dussel: toda acción política va dirigida a fomentar la vida. A producir vida y hacer surgir más vidas, donde se logre manifestar la voluntad del vivir bien y con ello la voluntad del poder unir a toda la comunidad viviente para que defienda sus logros, alcances y avances sociales, y políticos.

 

De estas reflexiones, podemos argumentar que los estragos de la corrupción también nos conllevan a mermar nuestras condiciones de vida, nuestras aspiraciones, deseos y disposiciones de lucha. Es posible, que acá se encuentre el origen de los profundos argumentos ideológicos, que los distintos sectores de la sociedad manifiestan ante su apatía e inconformidad por el precario, atrasado e improductivo desgate del “poder político” que los tantos gobiernos progresistas hoy día están presentando.

 

Un estado revolucionario y progresista está en la obligación de hacer cumplir el mayor número de políticas y acciones que vayan orientadas hacia la inclusión social, en su resguardo y protección, en el cumplimiento de los derechos, que producen y reafirman la voluntad de vida. Por ello, y por la vida, unidos debemos ejercer la obligación de defender los tantos logros, que hemos recibido para nuestra propia vida y desde ella, saber preservarla.

 

Referencias bibliográficas

 

Dussel, Enrique. (2009). 20 Tesis de Política. Primera parte: El Orden Político Vigente. Cátedra Seminario “Filosofía Política en América Latina” Doctorado Convenio Andrés Bello. Doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos Universidad Andina Simón Bolívar Sede Quito, Ecuador.

 

Telesur, 28 agosto 2016 Entrevista con Álvaro García Linera: “Las transformaciones se dan por oleadas” | Martin Granovsky en línea:

http://www.telesurtv.net/bloggers/Entrevista-con-Alvaro-Garcia-Linera-Las-transformaciones-se-dan-por-oleadas-20160828-0003.html

 

https://www.alainet.org/pt/node/180163
Subscrever America Latina en Movimiento - RSS