Huelga de hambre de luz y de futuro

12/04/2009
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Ciertamente que un Presidente Constitucional, que obtuvo la primer magistratura por un margen electoral nunca visto en la historia de Bolivia, y que hace muy poco fue ratificado con amplitud en un referéndum, que ese Presidente se declare en huela de hambre, no sólo llama la atención del más despistado sino que también es una invitación para una profunda reflexión.

Empecemos por el principio. Hace muchos años, el esclarecido pensador que fue Carlos Mariategui, señaló con toda claridad que la sociedad americana no podría andar, no podría estar de pie, si le faltaba “la pata indígena”. Justamente Evo Morales, el Presidente en cuestión, es un indígena aymará, en un país que, pese a tener una mayoría indígena, siempre, salvo muy escasos momentos, fue gobernado por los señores del castillo, por los capataces y capangas de horca y cuchillo al servicio de intereses extranjeros.

Así es, como un país con una riqueza mineral formidable, es el más pauperizado de América Latina. Justamente Bolivia, cuyo Cerro Rico de Potosí junto al rescate pagado por Atahualpa y al saqueo de todo el Continente, permitió la acumulación originaria de capital y el despegue del capitalismo. Capitalismo que, ya lo dijo Karl Marx, se pasea desnudo en la periferia.

Y esa desnudez, ese desparpajo de los dueños del capital y del garrote, es lo que vino a desnudar el pueblo mayoritario que llevo a Evo Morales a la presidencia. ¡Esa desnudez del capitalismo salvaje que no vacila ante nada! El año pasado, nos cansamos de ver las imágenes de “la juventud cruceña”, la juventud de Santa Cruz de la Sierra andando en autos 4x4 con svásticas gritando consignas racistas de “muerte a los cholos”, “muerte a los indios”, “fuera el indio Morales”. En definitiva proponen eliminar lisa y llanamente a las mayorías.

Los feroces opositores al gobierno de Bolivia aprovechando algunas fisuras y desinteligencias dentro del propio oficialismo, lograron bloquear en el Congreso la posibilidad que los indígenas tuviesen representación en la próxima Asamblea Plurinacional y también lograron trabar que puedan votar los millones de bolivianos que fueron empujados al exilio por los sucesivos desgobiernos impuestos por la Casa Blanca que llevaron al país a una situación de desastre socioeconómico.

Y ahora que un gobierno de inspiración plural, democrática y popular asoma y crece en el horizonte de Bolivia, apelan a cualquier tipo de arma y maniobra para desestabilizar e incluso amenazan con la desintegración del país.

Desde nuestra cátedra de “Imaginario Étnico”, que dictamos en la carrera de Capitalismo y Derechos Humanos, en la Universidad de las Madres, en cada una de las clases hacemos hincapié en como la historiografía oficial no sólo Argentina, sino también Latinoamericana, utilizó como un arma siniestra el poderoso culto de la desmemoria, la pedagogía del olvido y la mentira que todo lo tergiversa y trastoca. Justamente la desmemoria busca borrar culpas, busca mirar para otro lado, procura la inocencia imposible, aspira a que todo siga como está, la reproducción del status quo, ese y no otro es el verdadero consenso de Washington para nuestra región.

Y frente a ese “consenso” nos encontramos con esa actitud digna, pacifica y maravillosa de un Presidente que, acompañado por todo un pueblo atrás, se lanza a una huelga de hambre, pero de un hambre de luz y de visibilidad de aquellos aquienes siempre los poderosos mantuvieron en las sombras, en la oscuridad y en la inanición de la muerte y el despojo.

Los señores de la Rosca Boliviana, Los Patiño, los Hernán Cortes, los Francisco Pizarro, los Julio Argentino Roca, los Jorge Videla los Hugo Banzer deben quedar atrás de una buena vez. Deben quedar atrás aquellos racistas que no pueden aceptar la condición humana del indígena, aquellos que necesitan que los pueblos originarios mantengan su lugar de siervo de la gleba, de combustible biológico, de bárbaro sin raciocinio ni cultura, de sirvientes, en definitiva: de esclavos ante la sombra del amo.

Vaya nuestro profundo apoyo a la democracia Boliviana, que hoy se resume en el nombre de su presidente y su hambre de luz

 

- Marcelo Valko es profesor Titular de la Cátedra “Imaginario Étnico, Memoria y Resistencia”, Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

https://www.alainet.org/pt/node/133276
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