Bolivia: Solón un artista de y para el pueblo
08/08/2007
- Opinión
Han pasado ocho años desde que el Maestro Walter Solón Romero dejó este mundo, un 27 de julio de 1999. Desde entonces la Fundación Solón lo recuerda todos los años con una muestra de su extensa obra pictórica. Este año se presentó una colección de lo que el artista probablemente más quería: la pintura mural. “Si algo apreciaba era pintar paredes, paredes que hablan, como él decía. Fue su pasión más grande”, nos dice su hijo Pablo Solón.
Este año la Fundación Solón recibió a los visitantes en instalaciones renovadas y con una abundante cantidad de obras de arte, réplicas, fotografías y bocetos de mural originales. La generalidad de los asistentes valoró la actualidad de la pintura de Solón y su pertinencia en la situación actual del país. La gente observó que muchos cuadros tienen un sentido humano que va más allá del momento en el que fueron pintados, demostrando que son obras realmente duraderas.
Ante un salón prácticamente abarrotado, la directora de la Fundación Elizabeth Peredo hizo un recorrido sucinto por la obra de Solón, explicó su importancia para la cultura política nacional y comentó que a partir de la misma obra del Maestro, la Fundación Solón está desarrollando una propuesta para recuperar y recrear la memoria colectiva sobre los hechos históricos que dibujan nuestra identidad.
En su discurso de apertura del evento, Peredo reflexionó sobre la orfandad en la que se encuentran la cultura y la producción cultural de carácter social a pesar de ser una de las expresiones más vanguardistas en el sostenimiento de los procesos de cambio social.
La Oficialía Mayor de Culturas del Gobierno Municipal de La Paz presentó la Guía de Murales de Solón editada por la Alcaldía con el fin de que el pueblo paceño pueda apreciar esta obra de gran contenido histórico y que no solo es patrimonio de La Paz sino de toda Bolivia.
El ex secretario Ejecutivo de la COB Edgar Ramírez rememoró a Solón como una artista comprometido con el movimiento obrero. Ramírez presentó al público las resoluciones de la primera conferencia cultural de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia realizada en 1963, cuya particularidad fue sentar las bases de la política cultural minera de la época. En ella participaron Mario Torres Callejas, Víctor Manuel Ayllón, profesor minero y uno de los pedagogos más importantes, personalidades del teatro a la cabeza de Liber Forti y los pintores liderados por Walter Solón Romero.
En la conferencia realizada en el distrito minero de Catavi, Solón hizo una exposición sobre el arte y la sociedad, destacó el ambiente propicio para las manifestaciones artísticas luego de las transformaciones políticas operadas desde 1952 y no olvidó de relievar que en Bolivia existe un arte muralístico de multitudes. Solón habló de la necesidad de crear un público comprensivo que pueda estimular la labor creadora de los artistas. En el punto central de su discurso, manifestó que la tarea del artista debe estar orientada al constructivismo, empeñado en la alfabetización. Los pintores y artistas encuentran en la vida de las minas la temática para el enriquecimiento de su obra, dijo Solón en la oportunidad.
“Hablamos de una personalidad que estuvo muy ligada no sólo a la cultura sino a una visión de la cultura diferente a la de los círculos restringidos donde se exponen las pinturas; él saca sus obras a las calles para que se conviertan en arte de multitudes como eran las corrientes de entonces. Uno de los hijos de Alandia decía: ‘Mi padre y Solón dejaron el arte y la pintura que se convirtió en un oropel que adornaba algunas casas y lo convirtieron en un arte de masas’”, dijo Ramírez.
El ex secretario ejecutivo de la COB no olvida que en 1982 o tal vez 1983, él y el ex dirigente minero Víctor López visitaron a Solón en su casa para pedirle una imagen que ilustrara tarjetas de navidad. “Nos regaló la imagen de un minero (…) Todo esto está demostrando que él (Solón) no estaba simplemente especulando sobre lo que se tenía que hacer con la pintura, él se relacionaba íntimamente con los trabajadores”, rememoró “Huracán” Ramírez en el acto.
Pablo Solón enumeró algunas de las obras de su padre: un Quijote que tuvo la suerte de convertirse en una estampilla: “el más grande sueño de un mural es convertirse en una estampilla y viajar por el mundo”, comentó al referirse al mural “El Quijote” ubicado en la Prefectura de La Paz; El mural “El Cristo de la Higuera” referido a la medicina que retrata al Che en el centro del cuadro por su compromiso con la gente; se refirió al mural que jamás pudo ser pintado por Solón pero que fue reproducido en una reja de metal que ahora adorna la Fundación y cuyos bocetos son parte de la exposición; el mural “Mensaje a los Maestros del Futuro” que reproduce un Quijote de tres cabezas representando el pasado, presente y futuro de la educación; el fragmento del ya célebre Retrato de un pueblo, con más de 250 imágenes que reflejan toda la historia nacional.
“Quería reflejar la historia a través de sus murales porque decía que un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro. El muralismo tiene que refrescarnos día a día la memoria y por eso sus murales traen personajes de la historia, Marcelo Quiroga, Luis Espinal y un conjunto de grandes luchadores sociales por la vida que añoraron un futuro mejor. Su más grande aspiración era poder pintar el futuro, pero no le dio la vida”, recordó Pablo Solón.
Walter Solón guardaba secretos en sus murales. Solía retratar a sus familiares, a su esposa, probablemente la más retratada, sus nietos, sus hijos, toda su familia posó para él. También hacía travesuras nos cuentan: en una obra pintó a su querido amigo Pepe Ballón tal como estaba en ese momento, viejito, mientras que él se retrató jovencito, como en 1952. “Era la combinación de la lucha social, pero al mismo tiempo una ternura, alegría y hacer travesuras a la vida”, recuerda su hijo.
Solón era amante del fresco y todavía queda un video que muestra cómo pintó el primer fresco de La Paz en el edificio de YPFB denominado “Historia del petróleo boliviano”. Sin embargo, dejó de pintar sobre los muros cuando llegó la dictadura de Barrientos que destruyó los murales sociales. Desde entonces pintó todas sus obras muralísticas sobre paneles desmontables, previendo que siempre es posible que algún dictadorzuelo haga su aparición. Esto ocurrió cuando García Mesa quiso borrar la memoria histórica demoliendo un edificio donde estaban pintados los trabajados de Miguel Alandia Pantoja. Esos tiempos no han pasado, como lo demuestra lo que ocurrió con una obra de Lorgio Vaca. Tanto Pablo Solón como Elizabeth Peredo expresaron que no se puede admitir que ninguna expresión artística sea dañada, borrada por la intolerancia y la violencia de la anticultura, afirmaron que el arte es la expresión de la memoria, la cultura y la identidad de los pueblos.
“Lo que yo conozco es el trabajo de la Fundación Solón, de Pablo, de Elizabeth. A ellos dirijo este homenaje por mantener brillante y vívida la obra de Solón y por haber pintado las paredes de la ciudad de La Paz con obras de otros talentos que surgen”, refirió a su turno el Viceministro de Culturas de Bolivia Pablo Groux, haciendo alusión a la iniciativa del Gobierno Municipal de la Paz y la Fundación Solón cuando emprendieron un proyecto encantador hace dos años: pintar las paredes y darles murales a La Paz con obras de jóvenes “solones”. Se presentaron 300 trabajos y un jurado muy calificado seleccionó 20 murales. El inédito concurso se denominó “Paredes que hablan de Solidaridad y Justicia” y permitió valorar el arte mural contemporáneo y dejar testimonio de una nueva generación de artistas con vocación para la expresión mural.
La Alcaldía tomó el ejemplo y desde entonces ha pintado más de 150 obras en dos años con el fin de democratizar el arte en las laderas de la ciudad, socializar mensajes y los hechos de la historia para el enriquecimiento estético de la ciudad. El municipio requirió más murales para los barrios, las laderas, los barrios de verdad, las paredes de la avenida Arce. “Necesitamos el coraje de otros pequeños ‘solones’, la imágenes y el brillo que dejó Solón en nuestros edificios”, afirma Groux.
Este año la Fundación Solón recibió a los visitantes en instalaciones renovadas y con una abundante cantidad de obras de arte, réplicas, fotografías y bocetos de mural originales. La generalidad de los asistentes valoró la actualidad de la pintura de Solón y su pertinencia en la situación actual del país. La gente observó que muchos cuadros tienen un sentido humano que va más allá del momento en el que fueron pintados, demostrando que son obras realmente duraderas.
Ante un salón prácticamente abarrotado, la directora de la Fundación Elizabeth Peredo hizo un recorrido sucinto por la obra de Solón, explicó su importancia para la cultura política nacional y comentó que a partir de la misma obra del Maestro, la Fundación Solón está desarrollando una propuesta para recuperar y recrear la memoria colectiva sobre los hechos históricos que dibujan nuestra identidad.
En su discurso de apertura del evento, Peredo reflexionó sobre la orfandad en la que se encuentran la cultura y la producción cultural de carácter social a pesar de ser una de las expresiones más vanguardistas en el sostenimiento de los procesos de cambio social.
La Oficialía Mayor de Culturas del Gobierno Municipal de La Paz presentó la Guía de Murales de Solón editada por la Alcaldía con el fin de que el pueblo paceño pueda apreciar esta obra de gran contenido histórico y que no solo es patrimonio de La Paz sino de toda Bolivia.
El ex secretario Ejecutivo de la COB Edgar Ramírez rememoró a Solón como una artista comprometido con el movimiento obrero. Ramírez presentó al público las resoluciones de la primera conferencia cultural de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia realizada en 1963, cuya particularidad fue sentar las bases de la política cultural minera de la época. En ella participaron Mario Torres Callejas, Víctor Manuel Ayllón, profesor minero y uno de los pedagogos más importantes, personalidades del teatro a la cabeza de Liber Forti y los pintores liderados por Walter Solón Romero.
En la conferencia realizada en el distrito minero de Catavi, Solón hizo una exposición sobre el arte y la sociedad, destacó el ambiente propicio para las manifestaciones artísticas luego de las transformaciones políticas operadas desde 1952 y no olvidó de relievar que en Bolivia existe un arte muralístico de multitudes. Solón habló de la necesidad de crear un público comprensivo que pueda estimular la labor creadora de los artistas. En el punto central de su discurso, manifestó que la tarea del artista debe estar orientada al constructivismo, empeñado en la alfabetización. Los pintores y artistas encuentran en la vida de las minas la temática para el enriquecimiento de su obra, dijo Solón en la oportunidad.
“Hablamos de una personalidad que estuvo muy ligada no sólo a la cultura sino a una visión de la cultura diferente a la de los círculos restringidos donde se exponen las pinturas; él saca sus obras a las calles para que se conviertan en arte de multitudes como eran las corrientes de entonces. Uno de los hijos de Alandia decía: ‘Mi padre y Solón dejaron el arte y la pintura que se convirtió en un oropel que adornaba algunas casas y lo convirtieron en un arte de masas’”, dijo Ramírez.
El ex secretario ejecutivo de la COB no olvida que en 1982 o tal vez 1983, él y el ex dirigente minero Víctor López visitaron a Solón en su casa para pedirle una imagen que ilustrara tarjetas de navidad. “Nos regaló la imagen de un minero (…) Todo esto está demostrando que él (Solón) no estaba simplemente especulando sobre lo que se tenía que hacer con la pintura, él se relacionaba íntimamente con los trabajadores”, rememoró “Huracán” Ramírez en el acto.
Pablo Solón enumeró algunas de las obras de su padre: un Quijote que tuvo la suerte de convertirse en una estampilla: “el más grande sueño de un mural es convertirse en una estampilla y viajar por el mundo”, comentó al referirse al mural “El Quijote” ubicado en la Prefectura de La Paz; El mural “El Cristo de la Higuera” referido a la medicina que retrata al Che en el centro del cuadro por su compromiso con la gente; se refirió al mural que jamás pudo ser pintado por Solón pero que fue reproducido en una reja de metal que ahora adorna la Fundación y cuyos bocetos son parte de la exposición; el mural “Mensaje a los Maestros del Futuro” que reproduce un Quijote de tres cabezas representando el pasado, presente y futuro de la educación; el fragmento del ya célebre Retrato de un pueblo, con más de 250 imágenes que reflejan toda la historia nacional.
“Quería reflejar la historia a través de sus murales porque decía que un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro. El muralismo tiene que refrescarnos día a día la memoria y por eso sus murales traen personajes de la historia, Marcelo Quiroga, Luis Espinal y un conjunto de grandes luchadores sociales por la vida que añoraron un futuro mejor. Su más grande aspiración era poder pintar el futuro, pero no le dio la vida”, recordó Pablo Solón.
Walter Solón guardaba secretos en sus murales. Solía retratar a sus familiares, a su esposa, probablemente la más retratada, sus nietos, sus hijos, toda su familia posó para él. También hacía travesuras nos cuentan: en una obra pintó a su querido amigo Pepe Ballón tal como estaba en ese momento, viejito, mientras que él se retrató jovencito, como en 1952. “Era la combinación de la lucha social, pero al mismo tiempo una ternura, alegría y hacer travesuras a la vida”, recuerda su hijo.
Solón era amante del fresco y todavía queda un video que muestra cómo pintó el primer fresco de La Paz en el edificio de YPFB denominado “Historia del petróleo boliviano”. Sin embargo, dejó de pintar sobre los muros cuando llegó la dictadura de Barrientos que destruyó los murales sociales. Desde entonces pintó todas sus obras muralísticas sobre paneles desmontables, previendo que siempre es posible que algún dictadorzuelo haga su aparición. Esto ocurrió cuando García Mesa quiso borrar la memoria histórica demoliendo un edificio donde estaban pintados los trabajados de Miguel Alandia Pantoja. Esos tiempos no han pasado, como lo demuestra lo que ocurrió con una obra de Lorgio Vaca. Tanto Pablo Solón como Elizabeth Peredo expresaron que no se puede admitir que ninguna expresión artística sea dañada, borrada por la intolerancia y la violencia de la anticultura, afirmaron que el arte es la expresión de la memoria, la cultura y la identidad de los pueblos.
“Lo que yo conozco es el trabajo de la Fundación Solón, de Pablo, de Elizabeth. A ellos dirijo este homenaje por mantener brillante y vívida la obra de Solón y por haber pintado las paredes de la ciudad de La Paz con obras de otros talentos que surgen”, refirió a su turno el Viceministro de Culturas de Bolivia Pablo Groux, haciendo alusión a la iniciativa del Gobierno Municipal de la Paz y la Fundación Solón cuando emprendieron un proyecto encantador hace dos años: pintar las paredes y darles murales a La Paz con obras de jóvenes “solones”. Se presentaron 300 trabajos y un jurado muy calificado seleccionó 20 murales. El inédito concurso se denominó “Paredes que hablan de Solidaridad y Justicia” y permitió valorar el arte mural contemporáneo y dejar testimonio de una nueva generación de artistas con vocación para la expresión mural.
La Alcaldía tomó el ejemplo y desde entonces ha pintado más de 150 obras en dos años con el fin de democratizar el arte en las laderas de la ciudad, socializar mensajes y los hechos de la historia para el enriquecimiento estético de la ciudad. El municipio requirió más murales para los barrios, las laderas, los barrios de verdad, las paredes de la avenida Arce. “Necesitamos el coraje de otros pequeños ‘solones’, la imágenes y el brillo que dejó Solón en nuestros edificios”, afirma Groux.
https://www.alainet.org/pt/node/122677?language=en
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