Comentarios a la entrevista con Guzmán Böckler: “Izquierdas o derechas, todo a la basura” (II)

17/03/2013
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En homenaje a Hugo Chávez Frías
Prócer de la emancipación latinoamericana
 
Carlos Guzmán Böckler es un sociólogo y pensador auténtico, y por ello no extraña que a estas alturas del siglo XXI, anteponga la necesidad del cambio radical interno (la revolución personal), a la llamada “reconstrucción de la izquierda”, un planteamiento que como vimos al analizar algunas de sus respuestas a la entrevista que aludimos en el encabezado de éstos artículos, el desdeña por superficial e insuficiente.
 
Esa autenticidad de Guzmán Böckler ha sido siempre fuente de polémica, tanto en las derechas como dentro de las izquierdas. Su pensamiento radical (claramente transparentado en “Guatemala; una interpretación histórico-social”), va en la misma línea de José Carlos Mariátegui en sus “Siete ensayos de interpretación de la Realidad Peruana”, y también, en cierto sentido, en la misma línea de Frantz Fanon (quien escribió abundantemente acerca de la psicopatología de la colonización y la descolonización).
 
De allí que el principal alegato de Böckler (al igual que el de sus heterodoxos colegas aquí citados), sea el de asumir el deber y acatar la imperiosa necesidad de pensar con cabeza propia, algo que en muchas vertientes de las izquierdas latinoamericanas en décadas atrás estaba muy mal visto (y en algunos casos se paga incluso con el ostracismo o la muerte).
 
No en vano durante una entrevista que le realizaran a Böckler hacia unos cuatro años atrás, él citaba con sorna una frase más o menos igual a ésta:
 
“Si los loros fueran marxistas, serían marxistas ortodoxos” (1).
 
En dicha entrevista se quejaba el maestro acerca del enciclopédico desconocimiento que mostraron muchos revolucionarios y militantes de las décadas “calientes” (los años sesentas, setentas y ochentas), de Guatemala y de muchas otras partes de Latinoamérica, en relación al marxismo, el cual según su opinión (y dejando al lado algunas excepciones), nunca tomaron en serio, nunca lo conocieron ni estudiaron a cabalidad (2).
 
Eso explica el porque al nomás caer el Muro de Berlín en 1989, y dos años más tarde, cuando se auto-disolvió la Unión Soviética (1991), casi de inmediato una pesada nube de amnesia ideológica cayó entre millones de ex –ardientes revolucionarios y militantes de todos los pelajes y categorías, al punto que Francis Fukuyama, al ver tan masiva deserción ideológica se sintió con la suficiente libertad de plantear su absurda tesis del “fin de la historia”. 
 
Por esa misma época en Nicaragua el FSLN perdió las elecciones generales (1990), y entonces vimos enormes montañas de libros de marxismo y leninismo tirados y posteriormente apilados en el patio de la principal editorial del gobierno revolucionario…libros de la famosa Editorial Moscú que literalmente terminaron en el basurero.
 
Y pensándolo bien, quizá eso fue lo mejor que pudo haber pasado con la literatura marxista producida e  interpretada por la industria editora soviética, pues en sus páginas se decía que eran los partidos comunistas (ortodoxos y bien alineaditos a Moscú), los que representaban la “vanguardia” del “proletariado” latinoamericano (sin percatarse de paradojas como la del Partido Comunista Nicaragüense –PCN-, que durante los años ochenta conspiraba en contra de la revolución sandinista, haciendo en la práctica causa común con los “muchachos” de Reagan, los llamados “contras”).
 
Y era precisamente ese tipo de desvaríos ideológicos disfrazados de “verdades revolucionarias inapelables” la que combatía (y a su avanzada edad lo sigue aún haciendo), el maestro Guzmán Böckler, quien en los años setenta en la ya citada “Guatemala una interpretación…, sostenía que en países como Guatemala la principal contradicción no era entre burguesía y proletariado, sino entre indígenas y mestizos (o ladinos), a lo cual él le denominada “colonialismo interior”.
 
En otras palabras, en la óptica de Böckler, en países como Guatemala la contradicción fundamental era racial y no de clases. Y en aquella época (inicios de los setenta), decir eso le granjeó a nuestro pensador muchísimas enemistades entre diversas organizaciones revolucionarias guatemaltecas.
 
Para Guzmán Böckler la interpretación marxista ortodoxa se atenía al esquema de las sociedades europeas industrializadas, pero en América Latina, una región entonces enteramente periférica para el capitalismo, tal esquema no tenía ningún sustento ni semejanza con la realidad.
 
Cada uno por su lado y en su debido momento, tanto Mariátegui en Perú como Fanon en Algeria, habían llegado a la misma conclusión de Böckler; una gran parte de las izquierdas en el tercer mundo estaban “intelectualmente colonizadas”.
 
Me parece indudable que el comandante Chávez cogió la lección y en lo que pudo corrigió el entuerto. No sé si lo habló explícitamente alguna vez, pero figurativamente lo expresaba con diáfana claridad cada vez que aparecía ante las cámaras besando un crucifijo… escoltado bajo la imagen de Bolívar y de Marx. 
 
Parte III: La propuesta actual de Böckler: reestructurar nuestra mente. ¿Qué significa eso?
 
Notas empleadas:
1.     “Guzmán Böckler conversa con Perdomo Orellana”: Colección Pensamiento. Ediciones Alternativas del Centro Cultural de España en Guatemala, 2008.
2.     Ibíd.
 
- Sergio Barrios Escalante es Científico Social e Investigador. Escritor y Narrador. Editor de la Revista virtual RafTulum. Activista por los derechos de la niñez y adolescencia en la Asociación ADINA.
https://www.alainet.org/fr/node/74576
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