Las pandemias: el Covid-19 y el patriarcado

Las trabajadoras, con empleos feminizados por décadas, están en la primera línea enfrentando la crisis generada por las dos pandemias.

05/11/2021
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Foto: andina.pe
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Rosalía Jara Mellán (35) fue, en la primera cuarentena del 2020 , la víctima número 13 de feminicidio durante el Estado de Emergencia; el año, sin embargo, registro 131 casos. Y por otro lado la Policía Nacional del Perú (PNP) registro 7,138 denuncias por delito de violación contra la libertad sexual , de las cuales el 44% (6714) tenían como víctima a una mujer y el 6%(424) a hombres

 

Rosalia fué apuñalada por su esposo Golfredo Torres Silva, 26 años mayor que ella. Rosalía era madre de cinco hijos. Torres Silva, agricultor, se quitó la vida ahorcándose de un árbol. El drama familiar deja cinco víctimas más, los hijos de Rosalía y Golfredo. #YoMeQuedoEnCasa,, por orientación de la OMS, era el mandato que había cumplido Rosalía.

 

Confinadas también por la cuarentena, “Camila” de 17 años y su hermana de 14, describieron que su madre y su novio cómplice, Juan Zapa Salazar (26), Teniente de Infantería, las habían estado drogando y violando. Ambas descubrieron que su madre las drogaba para grabar las agresiones sexuales, que después enviaba vía WhatsApp a su novio, situación de la cual dieron aviso a su padre, quien denunció el hecho; luego de ser detenida por la policía, Jessica Hidalgo (38) declaró “hice eso a mis hijas, para que mi pareja no me dejara hermana de trece. #YoMeQuedoEnCasa, fue la disposición que las tres habían cumplido.

 

La pandemia hoy y el avance de la vacunación

 

La enfermedad del Covid -19 provocada por el SARS Cov-2 apareció en China a finales de 2019. Su proliferación hacia otros países y continentes derivó en una pandemia global, así declarada por la Organización Mundial de la Salud OMS el 11 de marzo del 2020. Al día de hoy se conocen 39 especies distintas de coronavirus, 7 de las cuales pueden infectar a humanos… se ha acumulado un total mundial de más de 219 millones de personas contagiadas y mucho más de 4.5 millones que fallecieron. (Anaya Gutiérrez/2021)

 

Según datos de OurWorld Data al 26 de octubre del 2021, en todo el mundo se han aplicado 6.800 millones de vacunas anti Covid-19, cuando menos una dosis al 48.1% de la población mundial total y las dos dosis al 35.4% de la población total. Al 26 de Octubre del año en curso la población mundial llego a 7’902,131,900 (www.worldometers.info)

 

Sin dejar de lado el terrible drama que los datos anteriores representan se puede decir que la tendencia general de la pandemia muestra una evidente desaceleración y en numerosos casos un descenso significativo en el número de contagios y decesos. La razón fundamental de estos cambios en los meses recientes ha sido el avance de la vacunación, aunque con recursos y tiempos desiguales.

 

La violencia de género

 

La violencia contra las mujeres constituye un atentado contra su integridad, dignidad y libertad, independientemente del ámbito en el que ésta se produzca. Ésta se refuerza por las relaciones de poder históricamente desiguales entre ambos sexos.

 

Según informe del Ministerio de la Mujer, desde el inicio de la inmovilización obligatoria en Marzo 2020 y al cierre de mayo, 12 mujeres fueron víctimas de feminicidio y 17 habían sufrido tentativas. Los departamentos donde esta violencia de género se ha evidenciado son Arequipa, Huánuco, Callao, La Libertad, Apurímac, Lima, Junín, Piura e Ica. Los agresores se encuentran con investigación preliminar y sólo los feminicidas están con prisión preventiva. Para el 9 de junio, la cifra de feminicidios llegó a 20 feminicidios y se reportaron 421 violaciones sexuales durante el estado de emergencia.

 

En cuanto a las cifras de Feminicidio el INEI reportó 131 en el 2020, el Poder Juridicial (PJ) reporto 278,627 denuncias y otorgó 230,568 medidas de protección en el 2020. La Fiscalía de la Nación reportó un incremento de 212% (234,434) de denuncias por violencia contra la mujer e integrantes contra el grupo familiar (VCMY IF) en el 2020, ello debido principalmente a los mecanismos digitados de denuncia implementados. Igualmente, en el contexto de Emergencia Sanitaria los Centros de Emergencia Mujer (CEM), atendieron 114,495 casos a nivel nacional. De esas cifras, el 85.5% (997,926) corresponde a mujeres y 14.5% (16,569) a hombres (Resumen Ejecutivo, MIMP, Julio 2021)

 

El incremento de estas denuncias en lo que va del año 2021 está vinculado a que hoy tienen una mayor visibilidad. Y si bien la capacidad del Estado para frenar esta violencia ha aumentado en estos últimos años, no ha tenido los resultados deseados. Ello obliga, si queremos disminuirla, a considerar otros elementos: por un lado, hay un subregistro de esta estadística (ya que no todas las agresiones se denuncian); por otro, lo que llamamos una carga adicional que es la violencia institucional del Estado y que se expresa en diferentes áreas y sectores como salud, seguridad y justicia, entre otros, que expresan una serie de prejuicios sociales, como la carga patriarcal y machista del propio sistema sexo-género prevaleciente en las relaciones que establecidas jerarquías de poder.

 

Si bien el Estado procedió a endurecer penas, actuando fundamentalmente desde la lógica punitiva, ha descuidado visiblemente un enfoque preventivo como consecuencia de una mirada conservadora que perpetúa la violencia contra la mujer e impide entenderla como un fenómeno multidimensional y de carácter estructural.

 

Esta situación es lo que llamamos “la pandemia del patriarcado”, que solo podrá deconstruirse con la incorporación a todo nivel del enfoque de igualdad de género, que requiere hoy también contrarrestar “el negacionismo“ de sectores ultra conservadores y fundamentalistas, que al igual que frente a la enfermedad del Covid – 19, pretende no vacunarse.

 

La feminización de la pobreza y el Covid-19

 

Las mujeres en esta cuarentena son también más pobres y vulnerables: el 35% de los hogares peruanos según el INEI es monoparental y dirigido por una mujer. Recién en la octava semana de la pandemia se habilitó el acceso al Bono Universal de 760 soles. Está claro que aquél fue absolutamente insuficiente para los días de paralización económica de paralización y aislamiento obligatorio. La ausencia de contención económica fue el gran fracaso de esta cuarentena Actualmente se ha ofrecido el Bono Yanapay cuyo monto es S/. 350 para el 2021 y se proyecta un nuevo Bono Yanapay para el año 2022, igualmente la nueva Premier anuncia una transferencia de 70 soles mensuales para trabajadores con ingresos menores de 2,000 soles, sin duda alguna con los más bajos salarios están ubicadas las mujeres.

 

Las mujeres serán más pobres y trabajarán más debido a la imposición de los roles de género en las labores del hogar. Según la Encuesta del Uso del Tiempo que se aplicó en el Perú previa al Covid-19, las horas semanales de tareas domésticas son el doble para las mujeres: 36 horas semanales versus 19 para los varones. No hay a la fecha una nueva “Encuesta del Uso del Tiempo” La distribución del tiempo incluye, además de cocinar, las tareas del cuidado de los hijos que dejan un balance inequitativo, más aún con la suspensión obligatoria de clases, las mismas cuyo retorno se anuncia de manera presencial desde Marzo del 2022.

 

El Covid-19 incrementa también la dificultad de acceder a métodos anticonceptivos lo que traerá como consecuencia el incremento de embarazos no planificados y muchas veces no deseados. Un informe de la OEA señala que serían 18 millones las mujeres de América Latina y el Caribe que quedarían embarazadas.

 

El impacto laboral en mujeres será peor que en hombres, según la conclusión del reporte preparado por C. Ghezzi y A. De la Piedra, que concluye que el efecto de la crisis sobre el empleo – despidos y reducción de sueldos será mayor en ellas por tres razones: (i) los sectores más golpeados tienen una elevada participación de mujeres (turismo , restaurantes, retail y comercio) ; (ii) la desigualdad en tareas domésticas y cuidados familiares y (iii) la normalización lenta y engorrosa de las actividades productivas en los próximos meses que prevé el regreso de sectores poco intensivos en la contratación de mujeres, como minería, industria y construcción.

 

La respuesta estatal

 

Frente todo a ello. el gobierno autorizó la transferencia de una partida de 37 millones al Poder Judicial para la Lucha Contra la Violencia Contra la Mujer, la Corte Superior de Justicia de Lima lanzó una línea telefónica destinada a recibir denuncias. El programa AURORA, del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables ha formado grupos itinerantes para asistir a las víctimas de la violencia, a lo que se suma la campaña “Mascarillas Violetas”, que llama a las víctimas a no estar solas e incentiva las denuncias. También fue aprobado el protocolo de funcionamiento para la reactivación de comedores familiares que beneficiarán a 700 mil usuarios.

 

Pese a este esfuerzo, el Estado peruano hasta ahora no puede dar cuenta de la efectividad de sus políticas de igualdad de género, tanto en lo que respecta al gasto social como en la atención específica a las situaciones que genera el Covid-19 en relación con el género. En realidad se mantiene una brecha enorme entre lo que se dice y lo que se hace. Es evidente que un cuerpo normativo, de tanta importancia y tan profuso como el peruano, es insuficiente para garantizar la igualdad efectiva, o sustantiva.

 

Hoy, enfermeras, trabajadoras de la limpieza pública, trabajadoras del hogar, cajeras de los supermercados, vendedoras de centros de abastos y mercados, maestras a distancia y en aulas, así como ambulantes en las calles, todas ellas con empleos feminizados por décadas, están en la primera línea enfrentando la crisis generada por las dos pandemias, en donde pocos tienen corona, y muchas tienen virus.

 

El New York Times calificó como una “pérdida incalculable” las personas fallecidas por el Covid-19 en EEUU; días antes el diario O’Globo de Brasil tituló “Éramos Nosotros”, señalando que las víctimas no eran solo datos, sino también personas. En el caso peruano, debemos ir más allá y decir también “Éramos Nosotras”, por esas mujeres que, hoy como ayer, nos siguen faltando.

 

Aída García Naranjo Morales, ex Ministra de la Mujer y Desarrollo Social. Magíster en Políticas de Igualdad y Género por FLACSO (Uruguay/México 2013-2015).

 

https://www.alainet.org/es/articulo/214293
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