Hacia una constelación ciudadana desde la democracia participativa

El modelo neoliberal no convive con la democracia participativa y solo tolera la democracia representativa electoral que la precariza y la secuestra hasta que la torna de baja intensidad.

20/04/2021
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La idea de constelacion remite a la perspectiva de De Sousa Santos (2000) de funcionamiento del poder mundial desde la articulación de espacios (doméstico, producción, consumo, ciudadanía, comunidad, y espacio de relaciones mundiales) de la sociedad (considerados fundamentales) tanto para la dominación como para la emancipación. Esta perspectiva se inscribe consecuentemente en uno de los principios de la física cuántica de que todo esta relacionado en la sociedad y la naturaleza. Una consideración importante quizá es que el énfasis se coloca en la dominación sobre los otros, pero no sobre lo otro que es la naturaleza, asunto que el autor si tratara después en la cruel pegadogia del virus.  

 

La cuestión de la constelacion también evoca aquí, dado el momento crucial que se vive, la idea de luchas simultáneas en diversas escalas y espacios de poder (lo que indica la diversidad misma de las ciudadanías y diversidad en las formas de lucha) asumiendo también un carácter contra hegemónico en tanto la ciudadanía ha sido, en diferentes etapas e intensidades, absorbida y subordinada por el capital, el colonialismo y el patriarcado. Hay que reconocer que todos estos temas han sido tratados por el autor citado en muchos trabajos pero que aqui retomamos, reordenamos y/o sugerimos y reconstruimos aspectos que consideramos relevantes. Para Brancaleone y Dimitri (2019) buscar formas mas libres y no mercantilizadas o que luchan contra la mercantilización y la heteronomia. Y destacan que “las constelaciones que se van formando, desaparecen y vuelven a formarse pero, como estrellas cuando se mueren, siguen dando luz muy lejos y por mucho tiempo a quienes insisten en mirar desde la tierra a los cielos”.     

 

Por el lado de la ciudadanía y el espacio de la comunidad (municipios, ciudades, provincias, regiones) se convierten en locus de las luchas y para el cambio en otros espacios pero también para experimentar alternativas frente al fracaso del mercado y del capitalismo, frente al secuestro de la democracia, frente a la captura del Estado por las elites, en general para enfrentar la crisis de civilización (negación de la vida digna de las grandes mayorías). Hay que insistir que las ciudadanías en sus luchas no abandonan los espacios tradicionales hegemónicos de poder sino que se busca innovar esas luchas en diferentes escalas y niveles pero también reposicionado espacios no hegemónicos que tienen potencial de cambio, donde sus luchas y movilizaciones apuestan por la vida de las mayorías en todos los espacios de poder mencionados y en otros que se consideren estrategicos.

 

De ahí que la democracia participativa frente a los límites de la democracia representativa liberal sea un eje clave de lucha que hay que recuperar, potenciar y experimentar en todos los espacios posibles de disputa de poder. La democracia participativa es complementaria de la democracia representativa pero busca lo mejor posible en una y otra. No solo se trata de promoverla en el ámbito local si no también es otros espacios como los educativos y las organizaciones de la sociedad, asi como ganar espacios deliberativos en los medios y las redes sociales, que ahora si, dada las crisis sin precedentes, apuesten por una cultura democrática que requiere de la participación innovadora para que sea sostenida. El tamaño y la complejidad de la crisis es su gran obstáculo pero paradójicamente su gran oportunidad, pero donde además hay experiencias acumuladas, otras desperdiciadas que hay que recuperar y recrear, y otras, quizá la mayoría, por construirse. Hay que disputar el poder a los centros de la corrupción para experimentar alternativas.         

             

El contexto mas amplio es el de las sociabilidades emergentes “como interacciones practicas y representaciones basadas en la cooperación, el apoyo mutuo, en apropiación de valores de uso, en la democracia directa, en la horizontalidad y en la diversidad…como procesos que prefiguran relaciones autónomas que pueden considerarse amenazas a la acumulación, dominación-explotacion hacia horizontes de emancipación o poseer posibilidades potencialidades de emancipación…son socialidades emergentes en la medida que estimulan, alientan, promueven determinadas disposiciones interactivas que en su conjunto y articulación, empoderan sujetos y dinámicas de autoorganizacion que materializan elementos potenciales en configuraciones sociohistóricas liberadoras”(Brancaleone y Dimitri, 2019).

 

El autor destaca las experiencias de autogobierno zapatista, las formas de control y gestión colectiva del trabajo en algunas fabricas recuperadas en Argentina y Uruguay, las experiencias de vida comunal en territorios periféricos y villas, los asentamientos rurales y tierras recuperadas de campesinos e indígenas y quilombolas, colectivos juveniles de acción cultural en centros urbanos, los circuitos de trueque o intercambios que generaron tejidos comunitarios como también reconocen autores como (Illich, 2010; Tapia, 2009; Svampa,2009, Zibechi, 2008; colectivo situaciones, 2001).      

 

Los gobiernos progresistas que ofrecen alguna esperanza de cambios importantes como el de Lopez Obrador en Mexico, Alberto Fernandez en Argentina, el gobierno del MAS en Bolivia, el cambio de constitución en Chile con posibilidades de un nuevo gobierno y las expectativas cambio en Brasil y Peru, (también otros que se pueden considerar buenos gobiernos) no pueden seguir cometiendo los mismos errores y deben favorecer las practicas y representaciones alternativas. Según Ramon Torres (2018) los gobiernos progresistas mas recientes en America Latina si bien lograron transformaciones y formas de inclusión, no lograron, no alcanzaron o no se propusieron, la creación de un nuevo poder.    

 

El fracaso neoliberal y el secuestro de la democracia

 

“La globalizacion neoliberal por un lado, tiene por objeto desocializar el capital, liberándolo de los vínculos sociales y políticos que en el pasado garantizaron alguna distribucion social y por otro lado, someter la sociedad en su conjunto a la ley del valor”. Es la sociedad de mercado donde minorías acumulan y concentran capital incluyendo a unos pocos pero excluyendo a las grandes mayorías de los beneficios de esa sociedad. Este modelo por el extractivismo, la agricultura intensiva, la deforestación, por la contaminación atmoferica, por la promoción y las practicas de consumo desmedido, mas la externalización de los costos ambientales que ocurre con la desregulación del Estado, destruye la naturaleza provocando, entre otros, sequias, migraciones, despojos de tierras, asi como el grave problema del cambio climático. La crisis ambiental generada por el capitalismo en sus distintas etapas y principalmente en los últimos cincuenta años ha favorecido la pandemia actual y se ha revertido sobre el modelo agravando los problemas estructurales en el presente y hacia el futuro. Un informe de la ONU de 2019 estimo que un millón de especies animales y plantas están en peligro de extinción (Chomsky y Prashad, 2021).

 

El modelo neoliberal no convive con la democracia participativa y solo tolera la democracia representativa electoral que la precariza y la secuestra hasta que la torna de baja intensidad.  El capitalismo ha existido sin ciudadanía y/o reduciéndola, en la mayoría de casos, a su baja intensidad y/o desciudadanizacion. O como lo planteo el Informe para democracia en America Latina del PNUD de 2004, los derechos sociales son los cuellos de botella para el capitalismo en el subcontinente, pues cuando estos de garantizan es bastante mas probable que el resto de derechos tengan lugar. Este informe concluia que teniamos democracias sin ciudadanías.   

         

Según De Sousa Santos (2005) la democracia representativa es una democracia de baja intensidad, que privatiza los bienes públicos, donde además hay una distancia entre representantes y representados con inclusión abstracta hecha de exclusión social. Mas recientemente (2019) señala que la democracia se trasformo en un mercado (corrupción endémica, lobbies, financiación de partidos, etc.) donde se paso de un Estado capitalista con contradicciones a Estado capitalista sin contradicciones. Hay además un ataque a los ingresos de los trabajadores y donde las reivindicaciones son resueltas como cuestiones policiales y no como cuestiones políticas.           

 

El debate de la primera mitad de siglo XX fue resuelto a favor de la democracia como forma de gobierno y al final de la segunda guerra se restringieron las formas de participación y soberanías ampliadas a favor de un procedimiento electoral para formación de gobiernos según lo planteo Schumpeter. Despues de la segunda guerra se debatio sobre las condiciones de la democracia y también sobre la democracia y capitalismo. Aquí iniciaron los debates sobre modelos alternativos a la democracia liberal. Al final se impuso el procedimentalismo y el elitismo democrático. Conforme a De Sousa y Avritzer de Kelsen a Schumpeter y Bobbio en ningún momento dejan claro por qué el procedimentalismo no comparta formas ampliadas de democracia. Insisten en que no se da una solución convincente al tema de saber si las elecciones agotan los procedimientos de autorización por parte de los ciudadanos y el asunto de saber si los procedimientos de representación agotan la cuestión de la representación de la diferencia o dificulta la rendición de cuentas. El procedimentalismo puede ser participativo como lo demuestran experiencias de Brasil y la India, entre otros. Los movimientos sociales han disputado también la necesidad de la ampliación del campo político hacia la mayor inclusión de nuevos temas y actores. Pero estas luchas fueron vistas, según los autores, como sobrecarga de demandas que llevo a la descaracterizacion y cooptación de las democracias participativas. Las experiencias de Porto Alegre, Bello Horizonte, Kerala entre otras son valiosas y por tanto no hay ningún motivo para no incluir las diversas formas de democracia, asi que hay que experimentar, articular de forma contra hegemonica la participación en lo local y lo global (De Sousa Santos y Avritzer, 2005). Hay que potenciar los mecanismos de participación existentes y crear o recrear aquellos que se consideren necesarios.              

 

Ciudadanías en lucha por la vida

 

Las ciudadanías son diversas y como entidad heterogénea tiene múltiples dimensiones y sobre todo, las representaciones de ciudadanía como las prácticas son tan diversas y la complejidad actual sitúa a muchos en campos muy fragmentados. A veces pueden ser más activas (más allá del voto) o pueden tener el potencial de activarse en una coyuntura particular como cuando sus derechos se ven afectados o cuando perciben situaciones de injusticia, ilegalidades y/o formas de corrupción. Desde el punto de vista de los derechos en tanto hay niveles de garantía de los mismos es posible hablar de zonas de inclusión y de zonas de exclusión. De una y otra hay apoyos a la democracia electoral a través del voto pero este no es suficiente cuando se requiere una democracia de calidad (hacia un democracia sustantiva). En este sentido la ciudadanía supone unas cualidades-condiciones, como la información conocimiento, como la autonomía ( siguiendo la tradición de Rousseau, nadie debe ser tan rico para comprar a otro ni nadie debe ser tan pobre para venderse lo que consecuentemente implica derechos sociales) capacidad de participar en la vida pública (con espacios para deliberar y decidir en las políticas públicas) y responsabilidad social (la vigilancia, movilización porque los derechos sociales sean garantizados para todos o al menos como la existencia de un piso básico en términos materiales para los que viven en condiciones de exclusión social). De ahí la idea de una ciudadanía critica o sustantiva lo que requiere un Estado que favorece estas condiciones.  Su correlato es en definitiva la existencia de una democracia sustantiva (que incluye la propuesta de democracia de calidad y que en definitiva procura superarla).

 

Si bien son importantes los análisis del Programa de las Naciones Unidas de las democracias sin ciudadanía (pues han reivindicado el tema e incidido en algunos logros) en el esquema básico derechos civiles, derechos políticos y derechos sociales, no logran adentrase del todo en el problema fundamental de la relación entre democracia y capitalismo. Las apuestas por una democracia de calidad que suponían estos análisis se vieron pronto subordinadas a la imposición del neoliberalismo excluyente de las aproximadamente últimas cuatro décadas en América Latina. De ahí que importantes informes sostengan que las riquezas no se reparten, que en términos sociales y culturales y étnicos nuestras sociedades son segregadas. Que “la reproducción de las desigualdades en las ideas e imaginarios persiste” (Pinto y Flisfisch, 2014:334) o que la desigualdad es el gran escollo a superar (PNUD 2014:11) El tema se vuelve central porque la actual crisis de pandemia está asociado de diversas formas con el capitalismo y su fracaso (sin que suponga desaparecer) lo que implica, no sin contradicciones y complejidades, que las alternativas suponen otros horizontes de posibilidades.            

 

La crisis actual permite recuperar la dimensión utópica (en la perspectiva de E. Blonch, la realidad no se agota en lo dado sino que tiene otras posibilidades) de la ciudadanía y de la democracia como proyecto que puede ser disputado y se disputa. En la critica que se puede hacer a un “capitalismo sin ciudadanía” donde la ciudadanía de los ganadores que legitima su inclusión ciudadana así como inclusión de los perdedores en la libre e igual concurrencia en el mercado” que retoma la idea de una ciudadanía y democracia sustantiva como criterio de  la democracia procedimental  (Acosta,2008:40) hartamente legitimada. Es tiempo de una ciudadanía que subordine al capitalismo y sobre todo cuando el ecosocialismo de Lowy es deseable pero difícil, cuando no imposible, en el corto y mediano plazo.

 

Hay que reconocer que la legitimidad adquirida por la aparición primero y las posteriores luchas de los derechos humanos de postguerra han sido fundamentales para el desarrollo y el alcance de una ciudadanía sustantiva (todavía más como potencial). Acosta sigue a Roig en el apriori antropológico que implica que el sujeto “se tenga a sí mismo como valioso absolutamente” lo que supone recuperar la centralidad de la dignidad humana. Y en contexto donde el potencial y la dignidad humana del trabajo están siendo negados por el capital (flexibilidad laboral, explotación, poblaciones descartadas del trabajo) se requiere reconstruir el trabajo como fuente de dignidad. Siguiendo a Hinkelammert (1990) y Dierchxsens (1997) se apuesta por un sujeto humano y sus condiciones de posibilidad o como el bien común planetario visto como afirmación de la vida y de sus condiciones de posibilidad (Acosta, 2008: 43).             

 

En esta dirección la propuesta de ciudadanía, siguiendo a Mariani, es vista como aquella que se inscribe en un proceso de cambio y por tanto tiene una dimensión de conflicto con el orden existente actual y por tanto se mueve en la dirección de construir una democracia sustantiva que facilite la afirmación de la vida y sus condiciones de posibilidad. Si bien la ciudadanía crítica y sustantiva (que tiene niveles de realización y por los diferentes niveles de inclusión exclusión es también proyecto) se expresa, buena parte de la misma, en la acción colectiva y movimientos sociales, pero no se agota en ellos. Lo anterior supone también lidiar con la necesaria libertad individual como apuesta colectiva en tanto se construye participativamente la mejor sociedad.

 

El fracaso de democracia liberal representativa en Honduras (captura bipartidista y elitaria 1981-2009; de baja intensiddad por secuestro de la misma por fraudes, corrupcion, clientelismo y narcotrafico despues de 2009 a la actualidad, con una oposicion muy fragmentada y en parte por ello debil, hace dificil un cambio sustantivo para sociedad. Esta realidad hace pensar que es urgente repensar y vivir nuevas experiemnetaciones desde una constelacion de ciudadanias que tengan en cuenta en los diferentes espacios de poder la apuesta por la vida desde la democracia participativa como un eje, desde el cual repensar el cambio, pues ademas la crisis de la pandemia y el capitalismo global y frente a nuevas hegemonias, lo exige. En este caso son cuarenta años de una larga “espera sin esperanza” aunque tambien la busqueda no ha sido menor.       

 

Sin duda queda la “memoria de las luchas” (y/o continuan en otros espacios) que no es algo insignificante de una diversidad de actores (los lideres desaparecidos y asesinados, la memoria de las luchas obreras y campesinas; estudiantiles, las luchas de las mujeres, de los ambientalistas; de los indigenas, de los delegados de la palabra, de los maestros y medicos, de la resistencia, hay que reiventarse y seguir. El carácter de la crisis sin precedentes abre oportunidades.

 

Un ejemplo valioso en Honduras son la luchas locales como una activación ciudadana y comunitaria en los municipios por la defensa de los recursos naturales y de su territorio. Son varios los municipios, que bajo mecanismos de participación como los Cabildos Abiertos, se declaran libres de explotación minera y de proyectos hidroeléctricos. Ya son 45 municipios que han denunciado la corrupción del gobierno central y los gobiernos municipales en la concesiones a empresas nacionales y extranjeras por lo que se han movilizado para evitar la ocupación y despojo de los territorios como la destrucción de los recursos naturales. Estos municipios han logrado declaratorias contra los proyectos mineros e hidroeléctricos. En este proceso han participado organizaciones de base comunitarias, algunas organizaciones No Gubernamentales y movimientos ambientalistas que en conjunto son los que llevan el liderazgo en estas luchas. En este marco desde el 2010 han sido asesinadas por fuerzas del Estado, guardias de seguridad y asesinos a suelo, más de 120 personas. En el 2015 se denunciaron más de dos mil agresiones contra defensoras del ambiente. Bertha Cáceres, líder indígena asesinada en 2016, por ser más conocida nacional e internacionalmente, es quizá el símbolo de estas luchas. Otros tantos han sido amenazados, atacados o encarcelados como los 7 líderes de Guapinol.

 

El extractivismo neoliberal por su parte busca convencer a las autoridades locales, a los líderes comunitarios y a las comunidades en general de los beneficios de estos proyectos y en esta dirección buscan (a veces lo logran) cooptar a estos líderes además del montaje de campañas bajo la idea de que buscan el desarrollo de la zona. De ahí una de las tensiones de los derechos humanos entre el derecho al “desarrollo” y el derecho a la autodeterminación de los pueblos (sobre todo indígenas) y los derechos ambientales. Es fundamental sostener que en relación a las posibilidades de desarrollo que ofrece el capitalismo está demostrado en casi cinco siglos de modernidad (sin desconocer algunos logros como la ciudadanía y democracia misma en tanto avanzo)  su fracaso. Y resulta que uno de los principales fracasos tiene que ver en su relación con la naturaleza. Pero lo más decisivo es que esta explotación irracional de la naturaleza, que se profundizo con el despiadado extractivismo neoliberal (como la producion destructora y el consumo desmedido), ha creado, como sabemos, las condiciones de posibilidad para la actual pandemia del coronavirus. Tambien las luchas de la plataforma por la educacion y la salud hoy mas que nunca deben reactivarse.

 

Como olvidar tambien las multiples luchas antiglobalizacion de los indignados de Madrid a Grecia que gritaban “no nos representan” o los ocupy en New York y Oakland, o el movimiento yo soy 132 en Mexico contra la corrupcion mediatica y del sistema politico. O las luchas de 2019 (que tenian como antecedente las luchas estudiantiles de 2006 y 2011) de los chilenos por servicios publicos incluyentes hasta plantearse y lograr nuevas demandas. Persistentes son las luchas de los chalecos amarillos en Francia; las luchas feministas contra la violencia, el abuso y las igualdades de genero; las luchas ambientales y protestas recientes contra el cambio climatico, entre otras, en Madrid; las luchas contra el racismo en Estados Unidos. Su memoria esta presente y deben retomarse o activarse otras, mutatis mutandis. La articulacion de lo local y lo global es fundamental. Urge por ahora, por los estragos de la pandemia con los mas vulnerables, la lucha mundial por la vacuna gratuita para todos. Las luchas no seran faciles por los autoritarismos presentes y los que vendran, por la guerra economica del capital para recuperarse de la crisis y de la pandemia.              

 

Por otro lado, una institucion y un espacio que por sus niveles de autonomia puede jugar un rol estrategico son las universidades públicas y las privadas que apuestan por lo publico. Ante un cierto fracaso de la universidad profesionalizante basada en la pura docencia (como “fabrica de diplomas”), es tiempo, dada la crisis, para un nuevo “talante” que ponga a producir su “talento” guiados por la proyeccion social e investigacion hacia ua mejor docencia, que esta vez, sin escapatoria, apueste por la vida de las mayorias principalmente y por la vida digna de todos. Su reforma requiere hacia adentro y hacia afuera la democracia participativa en esta perspectiva de constelacion ciudadana. Los dialogos de saberes son fundamentales como la busqueda de conocimiento para la autonomia y para contribuir a la solucion de los graves problemas de nuestros paises.           

 

Las ciudadanías, control de datos y democracia digital

 

La ventajas de las tecnologías de información y comunicación, son de todos conocidas para fortalecer las redes de acción colectiva y las formas de acción ciudadana de impacto en distintas escalas (global, local y nacional). Flujos de información y conocimiento son compartidos y generalmente accesibles como nunca antes.  El papel que jugaron las redes sociales en la llamada primavera árabe son asunto muy conocido tal como lo relata Manuel Castells en su libro redes de indignación y esperanza y como ha ocurrido también con los movimientos antiglobalización…como entre tantas otras experiencias muy reconocidas como las campañas más recientes de los movimientos de mujeres y feministas (me too y ni una más o la más reciente canción protesta contra la violación sexual).    

 

En general reconocemos los usos de tecnologías facilitando más información, el entretenimiento diversificado, como espacio para debatir, participar, el acceso a bienes, mensajes y servicios no disponibles en el país. Para países como los del llamado Triángulo Norte centroamericano que cuentan con una importante población migrante en el extranjero la comunicación por redes se vuelve central (Canclini; 2020: 14). El mismo autor sostiene que se comparte conocimiento para crear nuevos conocimientos y eso es algo que nos potencia como ciudadanos.       

En Honduras en el 2009 se usaron las redes sociales como comunicación alternativa cuando los medios de comunicación estaban controlados, durante el 2015 el movimiento de indignados surgió en la redes, se fortaleció con ellas hasta ocupar el espacio público, la calle se convirtio, con miles de movilizados, en rechazo de la corrupción. El movimiento estudiantil universitario, principalmente en el 2016 y 2017 se articuló desde las redes sociales. En el 2017-2018 el movimiento anti fraude también hizo uso importante de las redes sociales,  las caravanas de migrantes que organizaron desde 2018 se gestaron con la ayuda de la redes sociales, el movimiento de la plataforma por la salud y la educación pública en 2019 se convocaron desde aquí. El manejo de la pandemia misma en el país ha sido vigilada y criticada desde aquí. Tambien en Guatemala en los ultimos años de han articulado redes sociales con manifestaciones en los espacios publicos en su lucha contra la corrupcion.

    

Sin embargo hay que señalar que los usos de la tecnologías de la información y la comunicación también van en otra dirección y de forma hegemónica la economía digital desde las grandes corporaciones (Facebook, Apple, Google, Microsoft, Amazon, Neflix ) tienen el monopolio y el control del principal insumo que da valor a esta economía que son los datos de millones de ciudadanos a nivel global.

 

Estas empresas pueden manipular estos datos y vender a terceros sin la transparencia y el control ciudadano. En otras ocasiones imponen censuras y para el caso Google se reserva el derecho sobre que se puede encontrar en internet y en ese sentido ha cambiado sus algoritmos que invisibilizan medios, se censuran fotografías o videos (Aharonian; 2019: 7).   

 

Mientras los países no industrializados reclaman transferencia de esta tecnología las empresas se niegan y según Aharonian, rechazan todo almacenamiento de datos o la apertura del código fuente de los programas y algoritmos.  El autor plantea que estamos en una guerra de cuarta o quinta generación que lleva a la imposición de imaginarios colectivos sobre la base de bombardeos de percepciones y al sistema neuoronal de los ciudadanos. Consecuentemente esto lleva a una pérdida de privacidad de los individuos.

 

En otros casos la manipulación de datos, mediante cámaras de vigilancia llevan a formas de control social, donde los derechos ciudadanos se pueden ver afectados. Por medio de algoritmos para analizar ciertos tipos de patrones de comportamiento buscando aprender y predecir eventos. De ahí que no solo se pueden manipular perfiles, sino también que se pueden fabricar fraudes electorales usando por ejemplo el voto electrónico. Como Aharonian lo ha planteado, Estados Unidos por ejemplo encargo un software a una universidad de Cardiff con el propósito de analizar redes sociales para detectar zonas donde se pueden producir incidentes (Ahoronian; 219:7). 

 

En America latina, sostiene Canclini, se conoce bien que Google favorece sus intereses (productos) en su búsquedas, que Facebook e instagram, whatsApp monopilizan las redes sociodigitales y que Amazon controla de forma privilegiada el comercialización en línea.  

 

Así también sostiene Canclini que en tiempos que se judicializa la política y que por la corrupción existente se oculta información entonces el ciudadano no tiene acceso a información veraz y en la que conspiran tanto gobiernos y elites empresariales pareciera que solo queda la calle. De ahí que los algoritmos tienen la capacidad de analizar miles de millones datos de comportamientos individuales como un nuevo poder estructurador, así el espacio público deviene opaco o lejano. Se asume que las empresas Google, Apple, Facebook y Amazon “al reformatear el poder económico y político redefinen el sentido social: los hábitos, el significado del trabajo y el consumo, la comunicación y el aislamiento de las personas”. También reconfiguran el significado de la convivencia y las interacciones con lo cual destruyen el ideal de vivir juntos. La situación es compleja pues “estamos más allá de la fragmentación multicultural (posmoderna) o de la pluralidad de sentidos (Canclini; 2020: 15). También sostiene que cuando no hay respuestas o no se establecen políticas que favorezcan a los ciudadanos, aparecen los hackeos o se puede caer en redes ilegales y autodestructivas.

 

En contexto de pandemia se sostiene: “Vivimos en un feudalismo digital. Los señores feudales digitales como Facebook nos dan la tierra y dicen: ustedes la reciben gratis, ahora árenla. ¡Y la aramos a lo loco! Al final, vienen los señores y se llevan la cosecha. Así es como se explota y vigila la totalidad de la comunicación. Es un sistema extremadamente eficiente. No existe la protesta porque vivimos en un sistema que explota la libertad en sí misma”. Y continua “Según Naomi Klein, autora de No Logo, el shock es un momento oportuno para instalar un nuevo sistema de dominación. El shock pandémico hará que se imponga a nivel global una biopolítica digital que se apodere de nuestro cuerpo con su sistema de control y vigilancia, una sociedad disciplinaria biopolítica que vigile permanentemente hasta nuestro estado de salud. Tampoco descartemos que vayamos a sentirnos libres en ese régimen de vigilancia biopolítica. De hecho vamos a pensar que todas estas medidas de vigilancia son en pos de nuestra propia salud. La dominación se completa en el momento en que coincide con la libertad. En medio de la conmoción causada por la pandemia, ¿se verá Occidente obligado a abandonar sus principios liberales? ¿Corremos el riesgo de volvernos una sociedad de cuarentena biopolítica que restrinja de manera permanente nuestra libertad ? ¿Es China el futuro de Europa”. ( Byung-Chul Han: 20 de abril de 2020). 

 

Katz sostiene que “La corona-crisis ha puesto de relieve, además, la extraordinaria gravitación del mundo digital. Ese tejido mantiene conectados a millones de individuos en medio de la parálisis laboral. Por primera vez en la historia, más de 1000 millones de persona están confinadas y al mismo tiempo comunicadas” (Katz, 2020).

 

De nuevo Claudio Katz plantea, “ese universo de redes afianza la incidencia de una revolución digital, que en el curso de la pandemia incrementó en 40% el tráfico de datos. Las computadoras y teléfonos inteligentes son utilizados no sólo para reorganizar el trabajo. También viabilizan los test y las cuarentenas, mediante el seguimiento de los individuos contagiados, hospitalizados y recuperados”. (Katz, 2020). 

 

Ahora bien si el interés es de la ciudadanía en general, es importante conocer la diversidad de audiencias y las formas de exclusión, los niveles y las zonas de inclusión y preguntarse cuantos están en qué y sobre todo, como viven todo esto y que significados están otorgando a todas o las más importantes experiencias vividas.

 

Alejandro Grimson nos aproxima a estos debates cuando plantea que “las configuraciones culturales, en tanto regímenes de significados, no solo intervienen en las interpretaciones de mensajes translocales sino que otras configuraciones intervienen en la producción de esos y otros textos como condición para comprender las dinámicas de los procesos simbólicos” (Grimson;2011,210)  

 

Para Gilberto Giménez en el análisis de la globalización no es posible solo centrarse en las formas objetivadas (productos, imágenes, artefactos informaciones) sin hacer referencia al significado que los productores, usuarios, consumidores otorgan en un contexto de recepción. Aquí hay todavía mucho que investigar.

 

Si bien este autor cuestiona que los objetos no tienen significados en sí mismos, cada vez se desarrolla y se plantea la tendencia de como la subjetividad afecta la ciudadanía donde los objetos transitan de la esfera del tener a la esfera del ser en el sentido de que el nuevo subjetivismo es objetistico. Aun cuando la pandemia cuestiona esta lógica de consumo, las ciudadanías quizá menos críticas y con niveles de consumo en los distintos ámbitos, añoran la normalidad que la pandemia les arrebato.  

     

De hi la necesidad de una internet ciudadana y el control y uso de los datos de los individuos como bien común de la humanidad. Rusia para el caso ha desarrollado su propio sistema de internet con una cierta soberanía digital y protección de los datos de sus ciudadanos aunque al costo de un cierto control sobre los mismos por parte del Estado. China por su parte ha obligado a Huawei a compartir el manejo de datos con el Estado otorgándole este grandes prerrogativas para competir en los mercados (esa ha sido una ventaja por ejemplo en la guerra tecnológica y económica con Apple y en general con EE.UU).  

 

Es importante ilustrar que en Europa se aprobó el Reglamento General de Protección de Datos en abril de 2018 con aplicación a las empresas, los controles financieros y la venta de información personal (Canclini;2020:153).

 

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https://www.alainet.org/es/articulo/211886
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