Volteando la tortilla: Reflexiones sobre la conciencia feminista

30/10/2020
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Dos largas trenzas rubias

Ojos azules.

Curiosa y siempre dispuesta a preguntar el porqué de todo.

A los nueve años, su hermano mayor le abre las puertas de los rudimentos del cálculo algebraico.

También le habla de moléculas y átomos, de planetas y galaxias.

Ella no tiene dudas.

Estudiará física.

Los adultos no lo contradicen, las pasiones infantiles van y vienen.

A los 23 años y 8 meses se licenció en Física.

Ya sin las trenzas.

Pero con la misma curiosidad.

Esa chica soy yo.

 

Intenté, mientras enseñaba, transmitir más dudas que certezas. No solo fórmulas. En primer lugar, una actitud de investigadora. Convencida de que una teoría es cierta hasta que se demuestra lo contrario. Dispuesta a observar, construir hipótesis, paradigmas y modelos para interpretar el mundo, el universo, nosotros mismos.

 

Es la misma curiosidad que me impulsa hoy a escuchar, leer y compartir caminos feministas, especialmente los de las mujeres latinoamericanas.

 

Por ello, me llamó la atención de inmediato el título de una reciente investigación de mujeres mexicanas, que apareció en la red, titulada "Volteando la tortilla, género y maíz en la alimentación actual de México" (1).

 

Descargado, lo leí de un tirón. No me equivocaba.

 

Una combinación de destellos provocadores, desde la filosofía a las matemáticas, desde la mesa de la cocina al mundo celta.

 

Una maraña de imágenes para decodificarlas y reconstruirlas por sí mismas. Y por mil mujeres más.

 

Aquí está la primera, de la que todo se desdobla: la transformación de la masa de nixtamal (2) en tortillas muy calientes, llenas de conocimiento listas para ser devoradas por la curiosidad del conocimiento.

 

La esfera, un concepto matemático fundamental.

 

La tortilla, dice Yanes Rizo en un texto, "es una circunferencia perfecta que se desprende, como los planetas, de una masa incierta, o de la voluntad de una mujer ... Antes estaba, en manos de la misma mujer o en las de algún dios, una esfera, un trozo de materia cuya forma circular se adivina más tarde, como les ocurre a quienes observan el sol o la luna ". (4)

 

A partir de este concepto, el segundo: la de "voltear las tortillas" se convierte en el medio para contribuir a la formación de una masa crítica femenina, indispensable para crear una nueva realidad de la humanidad. ¿Cómo? Esto: las 16 experiencias concretas relatadas en el libro representan tres de los cuatro giros previstos en la cocción de la tortilla: la masa del nixtamal comprimida para ser colocada a cocer sobre el comal (5) es la Representación del alma ”; la primera vuelta al propio comal es el momento de "Repensar y problematizar la existencia"; el tercer y último turno para terminar de cocinar, antes de colocar la tortilla humeante en el chiquigüite (6), es el momento del “Desprendimiento final del metate (7)”.

 

Rotación y traslación

 

La representación metafórica propuesta tiene un vínculo con los conceptos científicos de traslación y rotación. Observar un nuevo lado de la realidad, ya sea teórico, empírico o narrativo, es como trasladar la cantidad justa de masa de nixtamal al comal muy caliente, para empezar a cocinar. La rotación es inherente a las dos rotaciones necesarias para completar la elaboración de la tortilla. En nuestras vidas, “girar la tortilla” significa, a través de relaciones inéditas, que vuelcan y desplazan elementos tradicionalmente estáticos, tratando de descubrir atributos insospechados de la realidad que nos rodea, para modificarla.

 

El número tres.

 

Siguiendo el camino metafórico propuesto, la cantidad precisa de la masa de maíz que las mujeres moldean en sus manos para hacer la tortilla puede verse como el equilibrio perfecto entre cuerpo, mente y espíritu. Da la casualidad de que las mujeres que viven en el Valle de Toluca lo llaman trislate, palabra cuyo significado exacto no se conoce, pero ve la recurrencia del número tres: es muy similar a la palabra celta triskel, representada con tres espirales unidas, que personifican precisamente la unión de cuerpo, mente y espíritu, elementos unidos e inseparables, símbolos también del pasado, presente y futuro, principio y fin, vida y muerte, evolución eterna, crecimiento y aprendizaje.

 

 

En otras palabras, la autora afirma que, a partir de la relación de la mujer con la cultura del maíz, se pueden reconocer cuatro etapas: pre conciencia, conciencia colectiva, conciencia individual y conciencia trascendental. En cada una de ellas destacan los atributos fundamentales de sabiduría femenina, cuidado y compasión, conceptos muchas veces repetidos a lo largo del texto.

 

No es tan abstracto como parece: un ejemplo de la necesidad de una conciencia colectiva es el cambio climático. Una vez nombrado y reconocido el problema, si no se supera esta etapa, aceptando el fatalismo, el conformismo y el pesimismo como verdades narrativas, se seguirá esperando el tiempo para resolver los problemas o que el mundo deje de existir definitivamente.

 

En la tercera etapa, la de la conciencia individual, las mujeres indígenas y campesinas que siguen dando vuelta a las tortillas se convierten en referentes importantes para la investigación en agricultura de nuevas formas de acercar naturaleza y tecnología, recuperar la soberanía alimentaria y redescubrir y Redimir el papel central de la mujer en la transformación de la sociedad.

 

De ahí la esperanza de una “tortilla sustentable”, que incluye tres tipos de soberanía: soberanía alimentaria, fundada en el maíz nativo (actualmente existen hasta 300 variedades, cada una vivida de manera original y autónoma por los muchos pueblos indígenas mexicanos); la energética, basada en el uso descentralizado, autónomo y ético de las energías renovables, y finalmente la soberanía de las mujeres rurales, basada en la reapropiación de su tiempo y su energía vital.

 

En el plano político, el ejemplo más adecuado es la presentación de Mari Chuy como candidata a la Presidencia de México: un proyecto que partiendo del peldaño más bajo de la escala social, el de las mujeres indígenas, ha propuesto otro mundo en el que las mujeres indígenas ya no son objeto de la misericordia benevolente del Estado, sino finalmente sujetos de derecho.

 

Una conciencia femenina como un conjunto de fractales

 

 

 

Cuando hablamos de masa crítica femenina, según las autoras, podemos apoyarnos en el concepto de fractal que Vigil define de la siguiente manera: "el fractal es una figura geométrica tridimensional, en la que todo ya está explicado en cada una de sus partes, desde la más pequeña al infinitamente grande. Con la replicación del fractal menor se crean series que generan fractales más grandes que reproducen los mismos elementos, y así sucesivamente hasta la figura del todo”. (8) De manera similar, la suma de muchas experiencias genera un proceso de vida, que en sí mismo constituye un gran fractal. Esta formación de fractales de conciencia cada vez más grandes, que involucran cada vez a más personas, logra potenciar el surgimiento de nuevas relaciones sociales, para dar vida a una humanidad sin masculinidad, es decir, no mercantilista, ni tecno céntrica, y mucho menos jerárquica u opresiva: una humanidad, por tanto, caracterizada por la “feminidad” y la afectividad.

 

No soy indígena, ni campesina, ni mexicana.

Pero soy mujer.

Y me encantan las tortillas.

Cuando sueño con estar en El Salvador, huelo el aroma de las tortillas.

En ese momento estoy convencida

Participo del conocimiento y del saber, los simbolismos que fortalecen las relaciones de género

con semillas, plantas, maíz, tierra.

Me mueven los cuatro vientos que sostienen la cultura del maíz.

Entonces sí, estoy lista para voltear la tortilla, hacia un nuevo horizonte de ser

 

Notas

 

(1)http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Volteando-la-tortilla-Genero-y-maiz-en-la-alimentacion-actual-de-Mexico

 

(2) La nixtamización es el proceso por medio del cual se cocina el maíz con agua y cal; la mezcla debe hervir durante aproximadamente una hora, después del cual se lava y se muele, artesanal o no. Con este proceso se producen reacciones químicas que permiten una mejor asimilación de las tortillas, aumentando la cantidad de calcio y potasio, generando cambios positivos en la principal proteína del maíz y elevando la calidad de algunos aminoácidos esenciales presentes como la niacina.

 

(3) Guardo algunas palabras, como tortilla, maíz y nixtamal, en español, para un acercamiento más cercano, incluso evocador, al texto original.

 

(4) https://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/la-tortilla-es-un-lienzo

 

 

(5) El comal es como un plato grande de forma plana, muy típico. hecho de barro cocido , utilizado en México y Centroamérica, para cocinar tortillas. La palabra es de origen náhuatl.

 

(6) Chiquigüite es una canasta elaborada de junco u otras fibras naturales, a menudo hechas a mano, utilizada por las mujeres indígenas mexicanas para conservar calientes las tortillas recién cocidas, envueltas en mantas, muy a menudo bordadas a mano. Esta palabra también es de origen náhuatl.

 

(7) El metate-o piedra de moler- es una plancha de piedra tradicional, generalmente de cuatro pies, indispensable para moler la masa de maíz. Siempre va acompañado del metlapilli (literalmente la mano del metate, o el hijo del metate), la piedra cilíndrica que usa la mujer para moler el maíz. Ambas palabras son de origen náhuatl.

 

(8) Vigil Ávila, Gabriel (2009), Las claves de la evolución de la conciencia, México, Pensamientos Contemporáneos.

 

Maria Teresa Messidoro

Vicepresidenta Associazione Lisangà Culture in Movimento, Itália

www.lisanga.org

 

El articulo salió aquí http://www.labottegadelbarbieri.org/giravolte-di-una-tortilla-e-presa-di-coscienza-femminista/

 

Traducido por Francisco Vicente Flores Graniello

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/209570
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