21 de agosto de 1971: cuando las calles de La Paz se tiñeron de sangre

Crónica de un golpe de Estado

19/08/2020
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La asonada golpista encabezada por el entonces coronel Hugo Banzer fue mortífera. Concluyó, según informes de la Asamblea de Derechos Humanos, con cerca de 200 muertos a bala, 65 desaparecidos y más de mil heridos. El último acto de resistencia se desarrolló en la ciudad de La Paz, donde obreros, estudiantes y una tropa de militares nacionalistas le plantaron cara al sector «fascista» que contaba con asesoramiento y respaldo internacional.

 

«Los brasileños entregaron sumas importantes de dinero a los golpistas, introdujeron armas en escala importante y prepararon toda la frontera para operaciones de mayor envergadura. Se movían en territorio paraguayo como si fuera parte del estado de Santa Catalina y abastecieron a la guarnición de Santa Cruz, a la sazón al mando de Andrés Sélichs (comandante del Regimiento «Rangers»), de manera que la zona pudiera resistir por lo menos un mes sin ningún otro envío, de un modo que delata hasta qué punto se preparaba una guerra civil territorial, con su participación casi directa. El sorpresivo éxito inmediato en La Paz hizo que se tornaran innecesarios aquellos procesos».

 

Con ese relato, el sociólogo boliviano René Zavaleta Mercado, en su libro El poder dual, concluyó su explicación sobre la verdadera dimensión del golpe de Estado civil-militar que se ejecutó en Bolivia, entre el 19 y el 21 de agosto de 1971. El cuartelazo, según Zavaleta, fue meticulosamente preparado en Buenos Aires (Argentina) por altos funcionarios de la Embajada de Estados Unidos, un grupo de militares «fascistas» (argentinos, brasileños y bolivianos) y destacados militantes del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y la Falange Socialista Boliviana (FSB).

 

Ese fue el marco en que se desarrollaron los acontecimientos de agosto de 1971. Y sólo así se puede entender la extrema violencia que imprimieron los golpistas en la toma de la sede de gobierno.

 

Un histórico reportaje

 

Dentro de esa perspectiva, el matutino Hoy, en una edición «Extra», el 22 de agosto de 1971, junto a otras informaciones, publicó un revelador relato de los principales eventos que se suscitaron en la ciudad de la Paz. Los dueños de ese periódico, en el espacio editorial, respaldaron abiertamente el golpe de Estado. Sin embargo, a pesar de esa limitante, los periodistas elaboraron una edición histórica de 8 páginas sobre esos trágicos sucesos, que aún generan discusión en el país.

 

He aquí su crónica central titulada LA TENSIÓN EXPLOTÓ A LAS 15 HORAS: LUCHAS CRUENTAS, publicada el 22 de agosto:

 

La crisis política, que culminó en La Paz con el enfrentamiento armado que derrocó al general Juan José Torres, tuvo los momentos más críticos en la espera de definición de los diferentes regimientos en los cuales se confiaba para proseguir con el proceso.

 

La espera se hizo desesperante. No llegaban los anuncios. Torres y sus ministros estaban en sesión permanente. Con ellos, el Alto Mando Militar analizaba la situación.

 

Intenso ajetreo, idas y venidas de militares y civiles era el panorama que se desarrollaba en el Palacio Quemado.

 

Los hechos del sábado 21 de agosto

 

12:20.- Nuevamente ingresaba al Palacio el ministro del Interior, Jorge Gallardo, juntamente con el comandante del Regimiento «Colorados», Rubén Sánchez, que hasta el último momento mantuvo su lealtad al régimen derrocado.

 

12:30.- Gallardo abandonaba apresuradamente la Casa de Gobierno en compañía de los ministros Torres Goytia, Roca, Vaca Diez y Poppe. Minutos más tarde, hacían lo mismo sus colegas Luna, Uzquiano y Machicado, quienes abordaron un jeep y se trasladaron a El Alto.

 

Mientras tanto, en el Despacho Presidencial tenía lugar una escena en la que el general Torres afirmaba que no abandonaría el Palacio porque no podía traicionar al pueblo.

 

«Tú me conoces como soy. Sólo saldré muerto del Palacio de Gobierno porque no puedo traicionar al pueblo», manifestó el general Torres al general Luis Reque Terán de quién recibió el ultimátum de rendición.

 

El ministro de Defensa, Emilio Molina, requirió conversar a solas con el presidente Torres en vista de que se encontraban varias personas en el Despacho.

 

12:40.- Luego de la entrevista privada, los miembros de seguridad hicieron desalojar el Palacio disponiendo que el personal administrativo se retire e invitando a la prensa a abandonar la Casa de Gobierno. Desde ese momento sólo personas allegadas al régimen pudieron ingresar a Palacio.

 

12:45.- Crecía la tensión en las inmediaciones de la Plaza Murillo de donde las personas se apresuraban a alejarse. Comenzaron a escucharse explosiones de morteros. Un individuo daba vítores al MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario). Constantes disparos, explosiones y ráfagas de ametralladora. La población se retiró a sus domicilios.

 

Ofensiva y defensiva

 

14:45.- Cuando un pequeño grupo armado de estudiantes que hacían disparos esporádicos, desde las barricadas levantadas en la avenida del Ejército, fueron respondidos por la artillería proveniente del Cuartel de Miraflores. Cayó un estudiante que luego murió en el Hospital de Clínicas.

 

En algunos lugares de Sopocachi, los rebeldes provocaron varias bajas. El tiroteo se percibía no sólo en ese lugar, sino también en las cercanías del Ministerio de Gobierno y Calacoto, donde los cadetes del Colegio Militar, plegados al movimiento, intentaron penetrar a la ciudad abriéndose paso con fuego graneado.

 

15:00.- En las inmediaciones del estadio «Hernando Siles», se congregaban trabajadores y estudiantes para recibir instrucciones. Francotiradores hostigaban desde diversos puntos a la gente para evitar que se acerquen al estadio. La Asistencia Pública comenzó a recibir a los primeros heridos. Murió una persona.

 

15:05.- «En vista de que nuestros camaradas se han dado vuelta contra nuestro pueblo, vamos a atacar. Esta es la orden del presidente Torres», anunciaba el Mayor Rubén Sánchez, a través de la red de emisoras que dirigía Radio Illimani (hoy Radio Patria Nueva).

 

15:15.- Radioemisoras orureñas llamaban a los trabajadores mineros a que no intenten ingresar a la ciudad, ya que el Ejército no lo permitiría. El Regimiento «Colorados» materializaba el anuncio de su comandante, Mayor Rubén Sánchez, y hacia frente al Regimiento «Castrillo», impidiendo su avance.

 

Por Radio Illimani, Sánchez manifestó que el Regimiento «Colorados» a su mando estaba con el pueblo y que junto a todos los sectores laborales, estudiantiles y demás fuerzas, defenderá el proceso revolucionario. «Los militares revolucionarios están dispuestos a morir por su pueblo», enfatizó.

 

La Central Obrera Boliviana, cuya cabeza visible parecía ser Juan Lechín Oquendo, avanzaron hacia el Estado Mayor y en su primer intento lograron ocupar la Intendencia de Guerra de la avenida Saavedra de donde lograron algo más de 1.200 viejos fusiles de sus almacenes. Antes de la decisión de «avance», francotiradores contrarios al régimen de Torres y fuerzas adictas a éste realizaron descargas de fusilería. Varios de los concentrados en la Plaza del estadio perdieron la vida.

 

15:30.- Estudiantes y mineros se encontraban apostados en el cerro Laikakota, la parte más alta de la ciudad, desde donde hostigaban al Regimiento «Castrillo».

 

18:30.- Por fin dicha unidad acantonada en el Estado Mayor, de la zona de Miraflores, desalojó a los mineros y estudiantes de la estratégica cima de Laikakota, procediendo a su ocupación. El Regimiento «Colorados» habría nutrido fuego sobre Laikakota, produciendo elevadas bajas hasta que los soldados tuvieron que replegarse.

 

19:00.- Nuevamente estudiantes y mineros subieron a ese cerro.

 

Disparos de armamento pesado y ametrallamiento de aviones de la FAB determinaron la toma de ese bastión. El triste resultado: muchos muertos y heridos. Las consecuencias: dolor y luto en muchos hogares bolivianos.

 

Muertos y heridos saturaban los hospitales de la ciudad, rodeados del llanto de sus familiares. El pueblo cooperó eficientemente al pedido de medicamentos y movilidades, para aliviar en algo la pesada carga que tuvieron que cumplir los organismos de salud. Insistentes pedidos de sangre, medicamentos, plasma, desinfectantes y otros implementos caracterizaron las emisiones de las radioemisoras paceñas. Por otra parte, se pudo notar en la ciudad decenas de movilidades particulares con el emblema de la Cruz Roja Boliviana.

 

La toma de palacio

 

19:45.- El general Torres enviaba un mensaje radial ponderando el valor del pueblo paceño y exhortando a no desmayar en la lucha.

 

20:45.- Torres abandonó el Palacio de Gobierno anunciando que iba al Regimiento «Colorados» para obtener armas y municiones para el pueblo.

 

20:48.- Los tanques y carros blindados del Regimiento motorizado «Tarapacá» llegan a la Plaza Murillo (centro político de Bolivia donde se encuentra el Palacio Quemado) y toman posiciones en las diferentes bocacalles.

 

21:00.- La emisora del Estado anuncia la suspensión de informes en vista de que el grupo que allí se encontraba «se plegaba a la lucha».

 

21:05.- Se ocupa el Palacio y la guardia no hace resistencia, permaneciendo en la custodia los efectivos del Regimiento «Tarapacá».

 

24:00.- Las hostilidades continuaban. Los leales a Torres perdían terreno y acababan sus municiones.

 

Los sucesos del domingo 22 de agosto

 

00:15.- Las fuerzas insurgentes asediaban el Ministerio del Interior que hizo resistencia a nutridas descargas.

 

00:30.- Una avioneta de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) realizaba vuelos de reconocimiento sobre la ciudad.

 

00:45.- La emisora «Nacionalista» de las Fuerzas Armadas anunciaba que la «revolución» había triunfado.

 

01:10.- (Las emisoras de los sediciosos) anunciaban que las acciones fueron dominadas y que sólo grupos del Ejército de Liberación Nacional (ELN) hacían alguna resistencia.

 

01:20.- Dan lectura al primer Decreto del nuevo gobierno.

 

05:00.- Continuaba el tiroteo. Los reductos de los estudiantes y los trabajadores eran los edificios de la Universidad.

 

07:00.- El Regimiento Tarapacá ocupó el edificio central de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) pese a la resistencia de universitarios y, según se dijo, de elementos del ELN. Radio Illimani hacía el anuncio señalando que era la última resistencia.

 

07:30.- Aviones de la FAB sobrevuelan la UMSA, descargan ráfagas y se explica que sólo son vuelos de reconocimiento.

 

07:35.- La misma radio anuncia que el nuevo régimen adoptó nuevas medidas para garantizar normalidad y que los servicios a la población están funcionando.

 

- Miguel Pinto Parabá es periodista.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/208529?language=es
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