UNILA discute comércio intrarregional

07/05/2020
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Más de 35 investigadores, entre ellos docentes, profesionales y estudiantes de grado, maestría, especialización y doctorado, participaron de la tercera ronda de conversaciones organizada por el Observatorio de Integración Económica Suramericana (OBIESUR) de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA), en el marco de la Cátedra Banco del ALBA Brasil.

 

La ponencia online fue realizada por la uruguaya Sofía Escobar Samurio y acompañada desde Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Ecuador, El Salvador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, entre otros países. La presentadora, además de egresada en Relaciones Internacionales por la Universidad de la República (UDELAR) y en Ciéncias Económicas por la UNILA, posee maestría en Relaciones Internacionales por la Pontifícia Universidad Católica de Rio de Janeiro (PUC-Rio). Actualmente es estudiante de doctorado en la Universidad de Brasilia (UnB) y desempeña funciones como asistente de investigación en el prestigioso Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA) de Brasil.

 

El estudio presentado por Samurio contiene un análisis sobre las alteraciones observadas en el comercio intrarregional en los años 2000, 2010 y 2018, no dejando de abordar el nuevo escenario generado por la Covid-19. El trabajo permite identificar las modificaciones en los destinos de las exportaciones y la origen de las importaciones de cada uno de las doce naciones suramericanas: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guiana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela (hay ausencia de los datos recientes en el caso de ese último país).

 

Evolución entre 2000-2018

 

El comercio intrarregional registró sus mayores flujos entre 2008 y 2014, superando los US$ 200 mil millones en corriente de comercio (suma de las exportaciones y las importaciones). Llama la atención que durante el largo período analizado, de casi 20 años, los países del Mercado Común del Sur (Mercosur) participaron de al menos 55% de los intercambios comerciales de la región, resaltando la gran influencia de Brasil y Argentina. Igualmente se constata que la composición de las exportaciones intrarregionales son más diversificadas y tienen mayor valor agregado que las enviadas hacia afuera de la región. Además, el relativo aislamiento geográfico de América del Sur de los grandes flujos del comercio internacional podría ser un gran beneficio al proceso de integración.

 

El cuadro general es de disminución relativa de los intercambios comerciales intrarregionales. Se nota, por ejemplo, que entre 2000 y 2007, más de un 25% de las importaciones totales de América del Sur tenían origen en los propios países de la región. Desde entonces, hubo una marcada caída de esas compras. En los últimos tres años, estuvieron próximas a los 20% del total. En el mismo periodo, el peso porcentual de las exportaciones totales de América del Sur orientadas hacia las economías de la región disminuyó de un 22% para cerca de 15%. Es decir, para los países de la región la importancia del mercado suramericano es mayor en el caso de las ventas que de las compras.

 

Observando a las exportaciones de los países de América del Sur, es evidente que, en el periodo considerado, 2000 a 2018, casi todos presentaron caída de sus ventas hacia los vecinos. Los casos más destacables son de Argentina (disminución del 45,8% para el 32,6%), Brasil (del 20,2% para el 14,7%), Paraguay (del 89,8% para el 66,5%) y Uruguay (del 49% para el 26,9%). Colombia aumentó bastante sus ventas relativas hacia la región (del 20% para el 50%), mientras Ecuador las mantuvo cercanas al 20%. Así como América del Sur, Estados Unidos también perdió bastante participación como destino de las exportaciones regionales. Como se sabe, el espacio fue ocupado principalmente por China. El país asiático pasó a ser el principal socio comercial de la región, con un peso creciente sobre todo en las ventas totales de Brasil (del 1,9% para el 26,8%), Chile (del 4,9% para el 33,5%), Colombia (del 0,2% para el 9,7%), Perú (del 1,9% para el 26,8%) y Uruguay (del 4% para el 20%).

 

Al analizar las orígenes de las importaciones totales suramericanas, se nota un movimiento similar de disminución de la participación de las economías regionales. Llaman la atención las caídas en los casos de Brasil (del 19,5% para el 12,8%), Chile (del 31,9% para el 20,5%), Colombia (del 21,6% para el 12,5%), Ecuador (del 36,5% para el 21,3%), Paraguay (del 54,5% para el 35,3%), Perú (del 34,5% para el 21,5%) y Uruguay (del 50,4% para el 36,1%). Argentina y Bolivia mantienen su nivel en 32% y 44%, respectivamente. La participación relativa de Estados Unidos como destino de las ventas suramenticanas cayó fuertemente para Bolivia, Brasil y Colombia, y se mantuvo en los demás casos. Otra vez se nota la impresionante expansión china. El peso del país asiático se amplió de forma consistente: Argentina (del 4,6% para el 18,5%), Bolivia (del 3,1% para el 20,7%), Brasil (del 2,2% para el 20%), Chile (del 5,7% para el 23,6%), Colombia (del 2% para el 20,6%), Ecuador (del 2,2% para el 18,9%), Paraguay (del 11,5% para el 28,2%), Perú (del 3,9% para el 23,3%) y Uruguay (del 3,2% para el 18,9%).

 

Como obstáculos al acercamiento de las economías suramericanas prevalecerían algunos factores, tales como la deficiencia de inversión en infraestructura, los altos costos logísiticos y la falta de mecanismos de financiamiento y garantías al comercio.  Aún es necesario considerarse que la inserción internacional de América del Sur en las Cadenas Globales de Valor (CGV) es desventajosa, como región suministradora de insumos básicos y materias primas para las naciones desarrolladas. En ese sentido, la creciente presencia de China puede ser un factor dinamizador pero, al mismo tiempo, potencializar la desintegración. Otro punto negativo es el vaciamiento o desmembramiento de instituciones que promueven la integración regional, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y, ahora, el mismo Mercosur.

 

Los impactos de la COVID-19

 

Sobre el impacto de la Covid-19, se prevén consecuencias todavía más negativas, como la disminución del comercio internacional; la reducción de los precios de las materias primas; el empeoramiento de las condiciones de acceso a financiamientos internacionales; la menor demanda en el área de servicio, especialmente el turismo; y la disminución de las remesas internacionales (por parte de ciudadanos que viven en otros países y envían dinero para familiares).

 

La Organización Mundial del Comercio (OMC) espera una reducción de los intercambios globales de un 13%. Por su parte, la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) evalúa que el comercio mundial ya experimentaba una desaceleración desde 2012 y se encontraba estancado desde 2019, como consecuencia de las tensiones comerciales y la reducción del crecimiento económico. La previsión es de caída récord, de un 5,5%, del Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina en 2020.

 

Por fin, al recordar los escritos del argentino Raúl Prebisch sobre las necesidades de crear un Mercado Común Latinoamericano, en 1959, se planteó la importancia de que la Cepal reencuentre el denominado “antiguo Regionalismo”, vigente entre el final de la Segunda Guerra Mundial (1945) y el final de la Guerra Fría (1991). El término es una referencia al llamado “Regionalismo abierto”, propuesto por la Comisión en 1994.

 

En el mundo real, sin embargo, en su más reciente documento, la Comisión presentó como propuesta al enfrentamiento de la actual crisis de la Covid-19 una mayor apertura comercial y a las inversiones externas, sin marcar diferencias entre la región y el mundo. Al mismo tiempo, ahora de manera positiva, habló de la necesidad de flexibilización y condonación de las deudas externas latinoamericanas; y defendió una mayor integración productiva, comercial y tecnológica, así como la creación de Cadenas Regionales de Valor (CRV).

 

Produndizar los estudios

 

Las intervenciones que sucedieron a la exposición inicial de Samurio alimentaron todavía más los análisis. Se habló de la importancia de intensificar los estudios sobre las matrices de complementariedad comercial y productiva regional, lo que el OBIESUR viene haciendo en UNILA, por medio del cruce de informaciones de las compras y ventas de América del Sur hacia adentro y hacia el mundo, por sector de actividad económica. El trabajo puede dejar aun más en evidencia en cuáles ramas habría mayor potencialidad para la intensificación del comercio y para la articulación industrial.

 

Otro punto resaltado es la urgencia de identificar bienes de consumo final de fácil producción interna, cuya elaboración podría ser estimulada en ese momento de la pandemia. Paradoxalmente, la crisis puede empujar las economías regionales hacia políticas de sustitución de importaciones, frenando a los acelerados procesos de desindustrialización. De igual manera, la grave situación económica puede obligarnos a unirnos, estimulando la intensificación de los intercambios entre los vecinos sin la utilización de divisas en las transacciones, por medio de la compensación.

 

Programación de las Conferencias online de la Cátedra Banco del Alba Brasil:

 

Día 12 de mayo, martes, 6h30 p.m (horário de Brasilia).

“Bancos Multilaterales”, por Marcos V. Chiliatto, doctor en Economía por la Universidad de Campinas (UNICAMP) Brasil

 

Día 19 de mayo, martes, 6h30 p.m (horário de Brasilia)

“Flujos Financieros Ilícitos en América Latina”, por Katiuska King Mantilla, docente de la Universidad Central del Ecuador (UCE).

 

- Luciano Wexell Severo é Docente y Coordinador del Observatorio de Integración Económica Suramericana (OBIESUR) en la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA). Editor de la Revista LA ESPADA. luciano.severo@unila.edu.br

 

https://www.alainet.org/es/articulo/206413
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