"Voces de Guayaquil, centro de la pandemia en Ecuador"

Guasmo Sur, Guayaquil: centros de salud cerraron atención en plena emergencia (X)

26/04/2020
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Acción comunitaria en el Guasmo Sur: los vecinos lavan y desinfectan las calles y aceras durante la cuarentena.
Foto cortesía de Mónica Brito Mendoza
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«No hay acceso a atención médica gratuita para el COVID-19 ni para cualquier otra enfermedad en este sector del Guasmo Sur»

 

Silvia Arana

 

En la décima primera entrega de la serie, la activista Mónica Brito Mendoza señala que: «La poca acogida ciudadana al toque de queda no es necesariamente por indisciplina: es para dar de comer a la familia y por las viviendas precarias y el hacinamiento del Guasmo Sur». Guayaquil cuya principal actividad económica es el comercio cuenta con un amplio sector de trabajadores informales que actualmente no perciben ingresos, advierte nuestra entrevistada. Agrega que todas las instancias gubernamentales deben coordinar un plan de emergencia enfocado en la población del sector informal, que representa «un 60% de las familias, proveyendo alimentos, atención médica, medicamentos y pruebas masivas de COVID-19 para establecer cercos epidemiológicos».

 

Queríamos comenzar preguntándole por su nombre, su ocupación y el barrio donde vive.

 

Me llamo Mónica Brito Mendoza, soy guayaquileña, pedagoga y activista social y política. Vivo en el Sur de Guayaquil, en el sector del Guasmo Sur, en la Cooperativa Miami Beach, al lado de la Playita.

 

¿Cuáles son los principales problemas que los aquejan durante esta pandemia a nivel de salud, condiciones del medioambiente, provisión de alimentos y otras cuestiones básicas?

 

La cooperativa donde vivo y todas las cooperativas del sector Guasmo Sur, están constituidas en un gran porcentaje por familias de escasos recursos. Un amplio sector de la población se dedica a las actividades del comercio o trabajo autónomo. Muchas de las familias, son familias ampliadas, lo que hace que vivan en hacinamiento, en viviendas que no tienen condiciones adecuadas para la convivencia de más de siete u ocho personas, en el mejor de los casos.

 

En cuanto a las condiciones de salud, es preocupante que la población del sector que comprende siete cooperativas con aproximadamente 3.000 familias no tenga acceso a atención médica gratuita para el COVID-19 ni cualquier otra emergencia médica, por cuanto los centros de salud pública de atención primaria de la Cooperativa Florida 2 y Guayas y Quil cerraron la atención al público en plena emergencia. Tenemos cerca del sector el hospital del Guasmo, pero este centro hospitalario no ha logrado abastecer la demanda de la población, ya que fue destinado para atender los casos de COVID-19 de toda la ciudad. Las familias han tenido que recurrir a la atención médica particular (los pocos que han estado disponible) o a la atención médica en línea gratuita que algunas fundaciones y organizaciones sociales o políticas han implementado como una ayuda a la población, ya que la mayor parte de los vecinos del sector manifiestan que el servicio 171 implementado por el gobierno no atiende con efectividad.

 

En cuanto a la cuarentena, una de las características del sector es la poca acogida ciudadana al toque de queda de manera estricta, por varios motivos, pero no es necesariamente por la indisciplina. Esto pasa por la preocupación de los jefes o las jefas de hogar para garantizar el recurso para dar de comer a sus familias. Responde también a las características de las viviendas que al ser precarias y con situación de hacinamiento, las familias conviven mayoritariamente a la sombra de los árboles bajo los portales y las veredas de sus casas, hasta que cae la noche y deben descansar.  Si las familias de este sector han logrado hasta ahora solventar el abastecimiento de alimentos reduciendo su consumo a una o dos comidas diarias, no ha sido precisamente por las raciones alimenticias entregadas por autoridades de ningún nivel de gobierno o fundaciones, aquí lo que ha funcionado son las redes de solidaridad familiares y vecinales. He sido testigo de cómo las familias más pobres reciben al menos una vez a la semana la visita de algún familiar, que, trasladándose en bicicletas, motos, tricimotos o cualquier vehículo llegan a dejar algún tipo de provisión a sus familiares. Aquí aun no se ha perdido la solidaridad vecinal, todos estamos pendiente del que menos tiene y se aporta lo que se puede, aún queda el sentido de humanidad, aún existe la solidaridad, mucho más cuando en medio de una crisis como esta, cada día te levantas agradeciendo a Dios por estar vivo, tener que comer se convierte en un lujo que te dan ganas de compartirlo.

 

¿Cuál es su participación o trabajo en la comunidad? 

 

Como activista social y política, con el apoyo de la organización a la que pertenezco hemos emprendido algunas iniciativas que se aplican en varios sectores del sur de Guayaquil, parroquia Ximena y Febres Cordero. Ante el difícil acceso a la atención en salud, logramos conversar y reunir a un grupo de profesionales médicos y terapistas respiratorios para brindar atención médica gratuita en línea a través de llamadas telefónicas directas o vía Whatsapp en horario de 08:00 a 22:00 de lunes a domingo. Iniciamos este programa desde el 26 de marzo hasta la fecha atendiendo un aproximado de 1600 pacientes en este período. Esta iniciativa ha permitido que mis vecinos y ciudadanos de varios sectores no solo del sur de Guayaquil, sino de toda la provincia puedan tener la valoración y la prescripción de un profesional de la salud ante cualquier situación médica que se presente.

 

Tuve el gusto de que nuestro barrio fuera el primer barrio de Guayaquil que se organizó para hacer una jornada de limpieza y desinfección de toda la cuadra, esta iniciativa bajo los parámetros de seguridad, da algo de tranquilidad a los vecinos y sobre todo refuerza la solidaridad comunitaria y se realiza periódicamente un par de veces a la semana.

 

También hemos realizado a través de las redes sociales presión a la autoridad municipal y a través de la coordinación con la Concejal de Guayaquil Lídice Aldás, se logró coordinar la fumigación para varias cooperativas del sector y para otros sectores de las parroquias Ximena y Febres Cordero. Si bien es cierto, estas iniciativas no solucionan el principal problema que es la pérdida de vidas humanas en los hogares guayaquileños, no podemos dejar de resaltar que nos permiten comprender que somos seres sociales y que estamos destinados a la vida en comunidad y que debemos propender a mantener fuerte el espíritu de búsqueda del bien común.

 

Da la impresión de que los líderes comunitarios -a pesar de la cuarentena y las múltiples dificultades impuestas por el aislamiento- tienen más presencia y actividad que el Estado.

 

Lo que los líderes comunitarios, las fundaciones, o cualquier otro actor social o político pueda hacer siempre será valioso, bienvenido y agradecido, pero no será nunca suficiente. Esta emergencia ante la pandemia del COVID-19 ha develado no solo al Ecuador, sino al mundo entero que una crisis de esta magnitud solo se puede enfrentar con un sistema de salud pública integral fortalecido, no podemos hablar de un estado obeso cuando se trata de la salud pública. Lamentablemente nuestro país en los últimos tres años ha sufrido un duro golpe en cuanto a materia presupuestaria en salud. No se cumplió desde el 2018 con el mandato constitucional del aumento progresivo del 0,5% para el presupuesto en salud, por el contrario, fueron recortes millonarios que sufrió el rubro de salud pública, así como el despido de personal operativo en salud. En zonas costeras como Guayaquil se redujo el personal a cargo de las fumigaciones de vectores y hemos tenido que enfrentar, en medio de la pandemia por COVID-19, un repunte impresionante de brotes de dengue por haber prácticamente eliminado el rubro para fumigaciones.  Esto debe llevar a los guayaquileños y a los ecuatorianos a comprender que la salud pública gratuita no es un gasto, sino que es un derecho ciudadano que el Estado debe garantizar, que ningún hospital puede ser considerado un elefante blanco, y los médicos no pueden ser golpeados con reducciones de sueldos.  Sin salud no hay vida, sin salud no hay economía.

 

¿Cómo se están organizando ahora con el «Quédate en casa» y el toque de queda? 

 

Las familias estamos viviendo tiempos de incertidumbre, y la situación es a nivel global, no solo la vivimos nosotros, la vive el mundo. No hay certeza de cuanto más tiempo dure el “Quédate en casa” y el toque de queda, ya sea por un decreto del Gobierno o porque las familias ya no resistan más el encierro por los estragos económicos que este genera en una economía que vive mayoritariamente del comercio, como es el caso de Guayaquil.  Actualmente en los barrios la gente está pendiente de tomar las medidas de precaución con el uso de la mascarilla principalmente, la aplicación de las medidas o hábitos de higiene, pero ya se siente un ambiente de mayor relajación, que en estos momentos puede ser peligroso ya que no contamos con información confiable de cómo evoluciona la carga viral, por cuanto jamás se aplicaron cercos epidemiológicos en Guayaquil, menos en los sectores populares como el Guasmo.

 

¿Qué posibilidades de cambios positivos ve para el futuro?

 

La pregunta se torna muy compleja cuando hacemos una lectura panorámica de lo que vive el país en el manejo de la emergencia y más aún cuando queremos pensar a futuro. En el ámbito político y económico preocupan los cambios cuando sabemos que nuestros gobernantes han develado sus prioridades enfatizadas únicamente al cuidado del capital. Ecuador es un ejemplo para el mundo en manejo inadecuado de la crisis sanitaria; quedó visibilizado como el gobierno que prefirió pagar 325 millones a tenedores de la deuda en lugar de destinar esos recursos a la emergencia sanitaria.  Hoy se debaten en la Asamblea dos leyes para mirar al futuro luego de la crisis. Cabe preguntarnos qué futuro irán a garantizar esas leyes: el futuro de los ciudadanos de a pie o el de los dueños del capital y los medios de producción. Así de incierto veo el futuro, pero eso también puede cambiarse con decisión ciudadana y con preocupación por el bien común.

 

¿Ha podido adquirir víveres y remedios en su vecindario?  ¿Hay sobreprecio en los productos?

 

Los sectores urbanos populares tienen una ventaja a diferencias de los sectores residenciales y de clase media, la vida tiene otro ritmo, la gente se adapta, “se las busca”, decimos los guayaquileños. Tenemos la suerte de que en nuestros barrios los comerciantes autónomos llevan los víveres hasta la puerta de nuestras casas. Durante toda la mañana desfilan los vendedores de lo más variado que se pueda ofrecer en el mercado que va desde venta de frutas y legumbres, lácteos, granos, mariscos hasta medicinas, todo en triciclos, autos y camionetas acompañados del respectivo altoparlante. Esto ha hecho que no tenga mayor necesidad de salir. Y sí ha habido un incremento en los precios especialmente en los huevos, lácteos y legumbres.

 

¿Usted o alguna persona cercana ha recibido atención médica en Guayaquil durante la pandemia? ¿Cómo fue la experiencia?

 

Sufrí en carne propia una serie de síntomas, que la doctora que me atendió por telemedicina no descartó que pudiera ser COVID-19, ya estoy recuperada, solo persiste el síntoma del cansancio agudo. No pude acudir al centro hospitalario principalmente por temor al contagio, pero también por los niveles de saturación de los mismos.

 

 ¿Tiene familiares o vecinos afectados por el coronavirus? ¿Están fuera de peligro? ¿Están en un hospital o en la casa? Si puede agregar cualquier detalle, le agradeceré muchísimo

 

He tenido varios vecinos cercanos (2) fallecidos por COVID-19 y lamentablemente mi suegro y dos de sus nietos mayores de edad que vivían con él a dos cuadras de mi casa. Los nietos de mi suegro se recuperaron, mi suegro lamentablemente falleció exactamente hace 7 días atrás. No pudieron asistir a un centro hospitalario, recibieron atención médica en casa. Mi suegro requería suministro de oxígeno y no se consiguió durante varias horas hasta que se logró su traslado al Hospital del Guasmo donde inmediatamente fue atendido con oxígeno en horas de la mañana. Mi esposo que era el familiar a cargo sólo recibía una llamada al día para indicar la situación del paciente, al segundo día se informó de su fallecimiento.

 

Después de este doloroso momento mi esposo está en aislamiento y requiere la prueba del COVID-19, no hay ningún centro de salud pública que haya querido hacerle la prueba, todos le contestan que solo la harán cuando presente síntomas. NO HAN APLICADO NI APLICARAN LOS CERCOS EPIDEMIOLÓGICOS, por eso crecen los contagios, por eso hay tantas muertes. En nuestro caso haremos la prueba particularmente.

 

En los diarios del mundo se han publicado fotos de féretros en las calles de Guayaquil -sacados afuera de los hogares por familiares de los fallecidos, desesperados ante la larga demora de los servicios encargados de retirarlos- o cuerpos de personas que murieron en la calle. ¿Ha visto alguno de estos dos casos en su barrio?

 

En mi barrio no. Por mi condición de activista social y política tengo contactos con líderes barriales de numerosas cooperativas del sur de Guayaquil y he recibido numerosas llamadas pidiendo apoyo para que las autoridades realicen el levantamiento de cadáveres. En tres cooperativas cercanas sí. Les doy los nombres de las cooperativas: Unión de Bananeros Bloque 2, frente al mercado San Gregorio, donde los familiares desesperados por tener más de 4 días a su familiar fallecido en la casa optaron por hacer una bóveda de bloques en la vereda de su casa lo que ocasionó la protesta y quema de llantas de los vecinos; tuvo que llegar la policía y hubo que hacer la respectiva presión en redes sociales a las autoridades para que realicen el levantamiento del cuerpo. Cooperativa Guayas y Quil frente al restaurant Franchesca, diagonal a la Parada del Tigre, los moradores del sector quemaron llantas y cerraron la calles exigiendo que se retiren dos cadáveres del sector que supuestamente habían fallecido por COVID-19 y que ya tenían 4 días sin que medicina legal proceda al levantamiento. En la Cooperativa los Últimos Seremos los Primeros del Guasmo Central, pude acompañar por teléfono el caso de un joven que tenía el cadáver de su madre en casa, aún en la cama que había fallecido, porque no tenía un centavo para la funeraria, mientras él dormía en la jardinera de la casa; medicina legal demoró 6 días en levantar el cadáver de la señora, su único hijo que vivía con ella también presentaba síntomas y nunca tuvo acceso a las pruebas. Podría contarles de al menos 20 casos más de diversos sectores de la ciudad de fallecidos cuyos cuerpos permanecieron por 4 y 8 días sin ser levantados de sus domicilios por la autoridad competente, pero eso sin duda es demasiado doloroso para plasmarlo en este espacio. Hoy ya no vemos ese terrible escenario podríamos decir que ya no hay tantas muertes o que la autoridad competente está más organizada, eso no lo sabremos a ciencia cierta.

 

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Protesta para que se retiren los fallecidos de las casas, Guasmo Sur, Cooperativa Mariuxi Febres Cordero, 3 de abril de 2020.

 

¿Sigue recibiendo el mismo salario con la cuarentena? 

 

El sueldo del mes de marzo lo recibí con 17 días de retraso, soy servidora pública. Estamos a la espera de la reducción de salarios del sector público que seguramente será el aporte que a todos nos toque hacer en aras de la solidaridad. Es importante mencionar que la solidaridad si bien es importante, no es la solidaridad de las clases populares o media lo que permitirá recomponer la economía de las familias ecuatorianas, la solidaridad de los grandes capitales es lo único que puede solventar en parte la crisis económica generada por la pandemia, sumado la fuerza laboral de los trabajadores ecuatorianos.

 

¿Cuánto tiempo más cree que podrán subsistir (económicamente) en estas condiciones de cuarentena y suspensión laboral?

 

Con relación a estas dos últimas preguntas, aunque no es mi caso, es el caso de la mayor parte de mis vecinos del sector, y es evidente que sin ayuda del estado y de organismos internacionales en materia de salud, las familias no podrán resistir por mucho más de un par de semanas la cuarentena.  A esta situación debe sumarse la gran cantidad de despidos que ya se reportan del sector privado debido a la suspensión de actividades por la emergencia sanitaria. El Gobierno central, provincial y cantonal debe sumar esfuerzos y establecer un plan emergente para Guayaquil, que atienda principalmente el requerimiento de las familias en alimentos, atención en salud, pruebas masivas para establecer cercos epidemiológicos y medicinas. Guayaquil tiene aproximadamente 600 mil viviendas, aproximadamente el 60% de las familias obtiene sus ingresos por actividades autónomas, esto significaría que el gobierno debe garantizar al menos 360.000 raciones alimenticias por semana para que las familias puedan resistir más tiempo de cuarentena. Solo así podremos seguir impulsando la consigna de “Quédate en casa”, sin que mueras de hambre.

 

¿Quisiera agregar algo más sobre su experiencia durante la pandemia? Muchísimas gracias por su valiosa colaboración.

 

La experiencia vivida en estos tiempos de emergencia sanitaria cuando hemos visto pasar constantemente las estampas de la muerte por nuestros vecindarios y por los muros de nuestras redes sociales, me hace creer y tener la esperanza de que la sociedad ya no será la misma o no debería ser la misma. De esta pandemia deberíamos salir con aprendizajes, especialmente en cuanto a nuestra forma de relación con los otros y con la naturaleza, debería permitirnos aprender que lo importante no está en el tener, que lo importante es el ser y su relación con el mundo que le rodea, ojalá y nos permita comprender que la prioridad es la vida, una vida buena donde la solidaridad, la empatía y la preocupación por el bien común es lo único que nos va a mantener vivos, dignos, pero sobretodo humanos.

 

«Voces de Guayaquil, epicentro de la pandemia en Ecuador» consiste en una serie de entrevistas a residentes días posteriores a que su ciudad estuvo en la primera plana de los noticieros internacionales por los muertos sin sepultura y sus familiares clamando por ayuda a un Estado aparentemente inexistente. Trabajadores, artistas, estudiantes, docentes sus vivencias desde la ciudad que es el centro económico y financiero del país y que paradójicamente también es la ciudad con mayor concentración de pobreza. Se estima que un 17% de los 2.700.000 habitantes de la urbe viven en condiciones de pobreza. Recostada sobre las aguas terrosas del río Guayas, con un clima muy cálido y húmedo que no hace mella en la actividad intensa y el carácter hospitalario y amable de sus habitantes, Guayaquil tiene la mayor densidad de población del país y el sistema de transporte público con más usuarios. Estos elementos junto a las profundas deficiencias del sistema de salud pública nacional cuyo presupuesto fue reducido un 36% en el último año y la desorganización del gobierno municipal son factores que ayudarían a explicar por qué la ciudad concentra el 70% de los casos de COVID-19 en Ecuador y la mayor cantidad de contagios per cápita en toda América Latina.

 

Libertad Gills coordinó la realización de todas las entrevistas de esta serie.

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/206168

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