La gran depresión del capitalismo ya está aquí

01/04/2020
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Ilustración: Maram Heshan
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Desde el 2009, a pocos meses del estallido de la crisis financiera del 2008, muchos economistas y pensadores de EU, Europa y Asia señalaron que las medidas de salvataje de los gobiernos y bancos centrales de las grandes potencias no estaban resolviendo las causas de la crisis y que una nueva crisis mucho más profunda estaba por irrumpir ya sea para el 2020, 2021 o 2022.

 

El coronavirus está actuando como una externalidad que precipita una crisis ya en desarrollo y la adelanta sacando a la superficie todas las debilidades y fortalezas del conjunto del sistema capitalista.

 

En realidad la crisis general del capitalismo que estalla en la Primera Guerra Mundial con todas sus consecuencias nunca se ha detenido. Después del fin de la guerra fría en 1991 con la desintegración de la URSS, entró en su capítulo 2.0 y ha estado registrando una fase de profunda inestabilidad desde 1997 con la crisis asiática, la crisis del NASDAQ, la crisis hipotecaria de 2007 que saltó a crisis financiera en el 2008. 

 

Desde entonces la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón han venido induciendo una economía basada en burbujas financieras obviando un principio fundamental: la economía tiene su base en la producción real y no en la especulación financiera. Y la externalidad del coronavirus que afectó a China que representa el 35% de la industria manufacturera mundial lo ha puesto en evidencia. La industria China produce los insumos, partes y refacciones que necesitan los parques industriales de Europa, EU, Corea del Sur y Japón para poder funcionar.

 

¿Qué es realmente lo que está en crisis?

 

Lo que algunos denominan como la crisis final de neoliberalismo en realidad no es más que la fase final de una exuberancia especulativa en los mercados financieros promovidos por las reformas económicas ejecutadas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher desde la década de 1980. El endeudamiento de los estados, de las empresas, de las familias y los particulares creció de manera exponencial.

 

Las fusiones y adquisiciones dan paso a grandes conglomerados económicos que se tragan ramas enteras de la economía de todos los países y aparecen en este proceso de desarrollo los gigantes informáticos como Google-Alphabet, Facebook, Amazon, etc. Todos estos gigantes económicos destinan parte importante de sus excedentes a los mercados financieros desarrollando un frenesí especulativo en desmedro de la economía real que es la que genera nuevas empresas y empleo. Este proceso es lo que está desmoronando.

 

¿Cómo afecta esto a Panamá?

 

La crisis sanitaria que afecta a nuestro país con sus consecuencias en el plano económico y político ha puesto en evidencia todas las debilidades y vulnerabilidades de la estructura económica de Panamá. Nuestro país es integrado al mercado mundial en la década de 1970 con la fundación del Centro Bancario Internacional como parte de la Plataforma de Servicios Internacionales. Se inserta a nuestro país a la dinámica del Comercio Mundial y de los mercados interbancarios y financieros internacionales. Por lo anterior y sobre todo después de la invasión las cúpulas económicas de Panamá deciden no desarrollar actividades agrícolas e industriales sino centrarse en los servicios, convirtiendo a este país en importador de toda clase de productos, incluyendo los alimentos.

 

Tenemos entonces que Panamá no produce los bienes esenciales que necesita para satisfacer las necesidades básicas de la población, lo que tendrá efectos negativos, porque el resto del mundo ante la profundización de la crisis reducirá las exportaciones de alimentos, medicinas y de bienes esenciales. Por otro lado, parte importante de los capitales extranjeros invertidos en Panamá, sobre todo en el centro bancario, serán repatriados a sus países de origen ante la nueva reorganización económica del sistema mundial, lo que tendrá un impacto depresivo contundente sobre la economía panameña.

 

Se hace necesario la total reestructuración de la economía panameña, centrada en los sectores productivos amigables al medio ambiente y dinamizar el asentamiento de un mercado interno. Será necesario erradicar la corrupción, el fortalecimiento de un marco institucional eficiente y la adopción de una moneda nacional ante una inevitable crisis del dólar como moneda mundial.

 

- Miguel Ángel Ramos es economista.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205618?language=es

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