Iglesia solidaria

19/02/2020
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La Iglesia de Sucumbíos siempre ha sido solidaria con ‘las alegrías y esperanzas, dolores y sufrimientos’ de su gente y particularmente de los pueblos indígenas. Las Comunidades Eclesiales de Base de esta provincia lo están demostrando ahora con los presos políticos que están enjuiciados después del levamiento popular nacional del mes de octubre. Nos recuerdan la solidaridad que tuvo el Vicariato en tiempos de monseñor Gonzalo López con ‘los 14 presos del Putumayo’ arrestados por supuestamente apoyar a la guerrilla de las FARC de la vecina Colombia. Después de meses de protesta, lograron que los 14 presos salieran libres de todo enjuiciamiento.

 

Ahora, desde el 13 de octubre las Comunidades Eclesiales de Base mantienen cada noche, frente a la catedral de Nueva Loja, una vigilia de oración, reflexiones, cantos y protestas. Se trata de una expresión legítima de acciones pacíficas de “la no violencia activa y colectiva”, según el ejemplo de Gandhi en India, Adolfo Pérez Esquivel y las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, el pastor Martín Luther King en Estados Unidos, monseñor Leonidas Proaño de Ecuador y muchos más por todo el planeta. Protestan por las injusticias cometidas en octubre pasado, debido el estado de excepción, a los atropellos a los derechos humanos, al uso excesivo de la fuerza pública de policías y militares, y a las persecuciones que siguen contra ciudadanos e instituciones. Han sido sentenciadas 9 personas y enjuiciadas otras 6, vulnerando sus derechos y sometiéndolas a procesos judiciales por lo menos ‘sorprendentes’: se parecen a retaliaciones de carácter político, ya que la mayoría de los acusados pertenecen al partido de la Revolución Ciudadana.

 

La Constitución del Ecuador respalda el derecho a la resistencia en su artículo 98 donde dice: “Los individuos y los colectivos podrán ejercer el derecho a la resistencia frente a acciones u omisiones del poder público o de las personas naturales o jurídicas no estatales que vulneran o puedan vulnerar sus derechos constitucionales, y demandar el reconocimiento de nuevos derechos”.

 

Han pasado más de 100 días sin juzgamiento, postergándose repetidamente las audiencias en Quito. Actualmente unas 10 personas están haciendo en la capital de la República una huelga de hambre desde hace 10 días. Reclaman por el irrespeto a su derecho a la libre resistencia, a un trato justo, a ser escuchados. Todo esto hace pensar que se quiere silenciar a una de las provincias más pobre del país donde se extrae una inmensa cantidad de petróleo. La provincia de Sucumbíos reclama, desde el comienzo de “la maldición del petróleo” en 1967, el pago de una deuda histórica ya que no se están cumpliendo por parte del gobierno, porque no se respeta la Ley Amazónica ni se cumplen los Acuerdos que se hicieron cuando el paro del mes de agosto del año pasado.

 

El ejemplo singular de las y los compatriotas de Sucumbíos nos invita a la vigilancia, la denuncia, la organización y la solidaridad. Conocemos el dicho: “¡Hoy por ti, mañana por mí!”. Los cristianos, ¿cómo nos hacemos solidarios no sólo con los y las de Sucumbíos, en contra de los atropellos que sufren y que sufrimos? Recordemos la parábola del juicio: “¡Cada vez que lo hicieron con uno de estos pequeños míos, lo hacían conmigo!”.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/204838
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