Entre la defensa de un estilo de vida y un viraje al neoliberalismo y la ultraderecha

22/11/2019
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Este domingo 24 de noviembre los uruguayos elegirán presidente en un balotaje por cuarta vez desde que se aprobó la reforma constitucional en 1996, que implica que si en el último domingo de octubre ningún candidato logra superar el 50% de los votos emitidos, los dos candidatos más votados deberán competir en una segunda vuelta el último domingo de noviembre

 

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales de este domingo se dilucidará en un escenario de polarización política y disputa cerrada, en la que los medios hegemónicos de comunicación y las encuestadoras insisten en crear un imaginario colectivo sobre un ligero favoritismo del derechista  Luis Lacalle Pou sobre el frenteamplista Daniel Martínez.

 

Pero en una sociedad con enorme tradición de estabilidad partidaria e ideológica como la uruguaya, la aritmética encuestadora no siempre es relevante

 

Hay 2, 7 millones de ciudadanos habilitados para votar en 7.122 circuitos. Se elige entre dos fórmulas: Daniel Martínez y Graciela Villar (Frente Amplio) y Luis Lacalle Pou y Beatriz Argimón (Partido Nacional). El presidente y el vice serán elegidos por mayoría simple de votos. Es decir, el que tenga más votos gana.

 

Si bien las empresas encuestadoras dan sus proyecciones a partir de las 20.30 en los canales de televisión, la Corte Electoral entiende que cerca de la medianoche ya tendrá el resultado completo, dado que se trata de una elección muy simple con solo dos hojas de votación.

 

En la primera vuelta, Daniel Martínez le sacó más de 253 mil votos de diferencia a Lacalle Pou sobre un total de 2,4 millones de votantes. Lacalle, líder del partido Nacional, llega a la segunda vuelta al frente de una coalición multicolor de todos los partidos de la derecha contra el centroizquierdista Frente Amplio, que gobierna el país por tres mandatos consecutivos, desde hace casi 15 años.

 

En  la elección de 2004, cuando fue elegido el hoy otra vez presidente Tabaré Vázquez, el Frente Amplio interrumpió 170 años de gobiernos de los partidos tradicionales, blanco o nacional y colorado.

 

En el mapa de la votación del 27 de octubre, el Frente mostró la pérdida de votos en departamentos fronterizos con Brasil y hubo traspaso de votos identificados tradicionalmente con la centroizquierda para la extrema derecha, con agenda fanático-evangelista, pero también a la militarista y reaccionaria presentada por el nuevo partido Cabildo Abierto, encabezado por el exjefe del Ejército Guido Manini y apoyado por Jair Bolsonaro, que sorprendió al sacar más votos que el partido Colorado.

 

Todas las formaciones opositoras –casualmente de derecha y ultraderecha- que obtuvieron representación parlamentaria el 27 de octubre, a excepción del Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI), acordaron apoyar al candidato del PN con vistas a la segunda vuelta. El acuerdo programático “Compromiso País” consta de 12 puntos en los que se tratan asuntos como la educación, la seguridad, las relaciones exteriores, el empleo y el desarrollo social.

 

El llamado bloque “multicolor” no es otra cosa que la conjunción de los sectores oligárquicos con el neoliberalismo de los Chicago boys y una ultraderecha con fuerte arraigo militar, incluyendo componentes fascistas en su interior. La derecha liberal, una vez más, vuelve a hacer alianza con sectores filo-fascistas a la hora de ordenar la casa,

 

Un eventual triunfo del bloque multicolor de Todos contra el Frente, significará la pérdida de conquistas populares, laborales y sociales. Tiene y tendrá como una de sus principales armas al poder mediático, portavoz del poder fáctico, y el punitivismo judicial, muy intrincado  con lo social.

 

Uruguay tiene como vecinos al Brasil de Bolsonaro y a la Argentina que recupera el aliento tras cuatro años de pesadillas del gobierno neoliberal de Mauricio Macri, con la elección de Alberto Fernández. El brasileño ya mostró su apoyo a la ultraderecha, Fernández dejó en claro que espera que gane el Frente Amplio.

 

La segunda campaña

 

El candidato del FA sacó un as bajo la manga al anunciar en esta segunda campaña que el ex presidente José Mujica (2010-2015) sería ministro de Ganadería en un eventual Ejecutivo frenteamplista. En la apuesta por la “vieja guardia”, también incluyó a Danilo Astori, quien sería titular de la cartera de Relaciones Exteriores.

 

Las protestas que viven actualmente países como Bolivia o Chile apenas se mencionaron en el debate que ambos candidatos protagonizaron el pasado 13 de noviembre en cadena nacional, pero sí han estado presentes durante la campaña.

 

El Gobierno del FA calificó de “golpe de Estado” lo sucedido en Bolivia y el canciller Rodolfo Nin Novoa, aseguró que su país solo reconoce “a presidentes surgidos de elecciones”, en referencia a la proclamación de Jeanine Áñez como presidenta interina de Bolivia. Por su parte, el senador electo por el PN Juan Sartori afirmó que “Bolivia tendrá elecciones libres gracias a la OEA y la presión internacional”.

 

Una de las mayores dificultades por las que atraviesa Uruguay es su déficit fiscal, que actualmente roza el 5% del PBI. Para acabar con este problema, el aspirante oficialista propone capacitar 80.000 trabajadores cada año en la próxima legislatura y fomentar el desarrollo de pequeñas y medianas empresas. Desde la oposición defienden un “shock de austeridad”, aunque prometen que se hará sin afectar las políticas sociales.

 

Más allá de las especulaciones y las encuestas, los uruguayos saben que este domingo se define lo que vendrá en los próximos cinco años y también un estilo de vida y convivencia, conquistado en casi quince años de gobiernos frenteamplistas.

 

Luvis Pareja

Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

http://estrategia.la/2019/11/22/uruguay-entre-la-defensa-de-un-estilo-de-vida-y-un-viraje-al-neoliberalismo-y-la-ultraderecha/

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/203447
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