Trump según Pinker

08/11/2019
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Los votantes populistas… abrazan valores autoritarios, se ubican a sí mismos a la derecha del espectro político y les desagradan la inmigración y la gobernanza mundial y nacional”.

Steven Pinker

 

En lo que es parte de una gira latinoamericana –según la publicidad relativa al evento— el psicólogo cogitivo Steven Pinker estuvo en El Salvador, en octubre recién pasado, en un periplo que lo llevará, en noviembre, a México, Lima, Santiago de Chile y Montevideo. En el texto que acompaña que informa del evento, además de los nombres de la empresa patrocinadora –una fuerte AFP— y del científico, se lee una frase suya, que dice: “el mundo está mejor que nunca y pocos lo saben”, la cual seguramente él ha dicho muchas veces en sus múltiples conferencias y está escrita en su voluminoso libro En defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia y el humanismo y el progreso (Barcelona, Paidós, 2018). Sin duda, a Pinker le sucede lo mismo el biólogo Richard Dawkins: además de ser exitoso mediáticamente, sus contribuciones científicas son obviadas a cambio de destacar una afirmación o frase que se toma como la quintaesenia de su pensamiento. Con Dawkins que los genes son egoístas, con Pinker que en el presente estamos mejor que nunca.

 

Esa reducción es incorrecta, por más que ellos mismos hayan contribuido –por afanes mediáticos— a que la misma se convierta en lo que los define en algunos ambientes mediáticos y empresariales. Ambos autores tienen una vasta obra científica, recogida en sendos volúmenes en los que abundan frases para coleccionar. En el caso de Pinker, sólo para mencionar dos de sus principales libros –el ya citado en Defensa de la Ilustración, y Tabla rasa. La negación moderna de la naturaleza humana (Barcelona, Paidós, 2018)— suman más de 1,400 páginas. Hablamos, además, de un científico creativo, informado, que va fundamentando sus argumentos con referencias, datos y teorías actuales; es casi que imposible no encontrar a cada paso una afirmación o argumento que no inviten a la reflexión y que, en muchos casos, no sean dignos de ser guardados en el archivo de frases o argumentos coleccionables.

 

Precisamente, En defensa de la Ilustración es un libro en el que Pinker, además de su tesis de que en el presente las evidencias del progreso y del bienestar son contundentes, plantea asuntos que tienen que con las amenazas que se ciernen sobre el progreso y bienestar a partir de lo que él llama “populismo autoritario” y del arribo de Donald Trump al poder presidencial en Estados Unidos. No sé si quienes promueven la visista de Pinker a estas tierras latinoamericanas estén enterados de su visión de Trump o si les interese, pero a continuación voy a resumir lo que él apunta sobre el flamante presidente estadounidense.

 

Ante todo, comenta Pinker que el tratamiento del “tema Trump” le fue sugerido por colegas que le pidieron anotar lo siguiente en los capítulos sobre el progreso: “Pero todo este progreso se verá amenazado si Donald Trump se sale con la suya”. Y añade Pinker: “Ciertamente está amenazado. Al margen de que 2017 represente o no realmente un punto de inflexión en la historia, merece la pena repasar las amenazas, aunque sólo sea para entender la naturaleza del progreso que amenazan”1. Y a continuación procede a enlistar lo que se ve amenazado por Trump. Antes de resumir esos aspectos, recojo la caracterización de Pinker del “populismo autoritario”, que es una de esas joyas que merece ser puesta en afiches académicos y culturales.

 

“Una amenaza muy diferente para el progreso humano –escribe Pinker— es un movimiento político que aspira a socavar los fundamentos de la Ilustración. La segunda década del siglo XXI ha asistido al ascenso de un movimiento antiilustrado llamado populismo, para ser más exactos populismo autoritario. El populismo reclama la soberanía directa del ‘pueblo’ de un país (…), encarnada en un líder fuerte que canaliza directamente su virtud y su experiencia auténticas.

 

El populismo autoritario puede verse como la resistencia de ciertos elementos de la naturaleza humana –tribalismo, autoritarismo, demonización, pensamiento suma cero— en contra de las instituciones ilustradas diseñadas para sortearlos. Al centrarse en la tribu más que en el individuo, no da cabida a la protección de los derechos de las minorías ni a la protección del bienestar humano en todo el mundo. Al no reconocer que el conocimiento que tanto ha costado conseguir es la clave para mejorar la sociedad, denigra a ‘las élites’ y a ‘los expertos’ y resta importancia al mercado de ideas, incluidas las de libertad de expresión, la diversidad de opiniones y la verificación de los datos de las afirmaciones interesadas. Al valorar al líder fuerte, el populismo ignora los límites de la naturaleza humana y desdeña las instituciones regidas por normas y los controles constitucionales que limitan el poder de los imperfectos actores humanos”2.

 

Impecable, claro y digno de figurar en cualquier manual serio de ciencia política. ¿Qué tiene que ver esa caracterización del populismo autoritario con Donald Trump? Para Pinker, Trump es un populista autoritario y como tal es una amenaza para el progreso y la permanencia de los valores ilustrados. Estos son algunos de los rubros amenazados:

 

  1. la vida y la salud, que se han garantizado “mediante un amplio acceso a la atención sanitaria, y Trump ha presionado para efectuar cambios legislativos destinados a dejar sin seguro médico a decenas de millones de estadounidenses”;

 

  1. las mejoras impulsadas por el comercio internacional: “Trump es un proteccionista que ve el comercio como una competición de suma cero entre países, y se ha comprometido a anular acuerdos comerciales internacionales”;

 

  1. la tecnología y la educación: “Trump es indiferente a la tecnología y a la educación, y defiende los recortes fiscales fiscales regresivos a los ricos, al tiempo que incorpora a su gabinete a magnates corporativos y financieros, que son indiscriminadamente hostiles a la regulación”;

 

  1. los innmigantes y los socios comerciales a los cuales “ha demonizado… olvidando al mismo tiempo el principal disruptor de empleos de las clases medias bajas: el cambio tecnológico… se ha opuesto a las medidas que mitigan mejor sus consecuencias, a saber, la tributación progresiva y el gasto social”;

 

  1. el medio ambiente: “Trump cree que la regulación medioambiental resulta económicamente destructiva; lo peor de todo es que ha tachado el cambio climático de engaño”;

 

  1. la seguridad: “ha mejorado espectacularmente mediante regulaciones federales, hacia las que Trump y sus aliados muestran un desdén visceral”. Trump “muestra una insolente indiferencia hacia las políticas basadas en las evidencias, que distinguirían las medidas efectivas para la prevención de la delincuencia de las palabras tan duras como estériles”;

 

  1. la paz en la postguerra basada en el comercio internacional: “Trump ha vilipendiado el comercio internacional y ha amenazado con las organizaciones internacionales. Trump es un admirador de Vladimir Putin, quien ha invertido la democrarización de Rusia”;

 

  1. la democracia: “Trump propuso relajar las leyes contra la difamación de los periodistas, alentó la violencia contra sus críticos en sus mítines, no se comprometió a respetar los resultados de las elecciones de 2016 si iban en su contra, trató de desacreditar el recuento del voto popular que le era adverso, amenazó con encarcelar a su contrincante en las elecciones y atacó la legitimidad del sistema judicial cuando éste cuestionó sus decisiones: sellos distintivos de un dictador”;

 

  1. los ideales de tolerancia, igualdad e igualdad de derechos, que “fueron objeto de duros ataques simbólicos durante su campaña y los comienzos de su administración. Trump demonizó a los inmigrantes hispanos, propuso prohibir por completo la inmigración musulmana (…), menospreció reiteradamente a las mujeres, toleró expresiones vulgares de racismo y sexismo en sus mítines, aceptó el apoyo de supremacistas blancos… y nombró a un estratega y a un fiscal que son hostiles a los derechos civiles”;

 

  1. el ideal del conocimiento “ha sido objeto de mofa por la repetición de Trump de ridículas teorías conspirarorias… el sitio web de verificacion de datos PolitiFact determinó que un asombroso 69% de las declaraciones de Trump comprobadas eran ‘básicamente falsas’, ‘falsas’ o ‘mentiras escandalosas’… Los bulos descarados de Trump… muestran que no concibe el discurso público como un medio para hallar un terreno común basado en la realidad objetiva, sino como un arma con la que proyectar su dominación y humillar a los rivales”3.

 

 

Concluye Pinker:

 

“Los instintos autoritarios de Trump están sometiendo a una prueba de estrés las instituciones de la democracia estadounidense, pero hasta el momento ésta ha conseguido que se haya dado marcha atrás en varios frentes. Los secretarios de gabinete han rechazado públicamente varias ocurrencias, tuits y bombas fétidas; los tribunales han revocado medidas inconstitucionales; los senadores y los congresistas han desertado de su partido para votar en contra de la legislación destructiva; unas comisiones del Departamento de Justicia y del Congreso están investigando los vínculos de la Aministración con Rusia; un jefe del FBI ha denunciado públicamente el intento de Trump de intimidarlo (suscitando comentarios sobre el impeachment o proceso de destitución presidencial por obstrucción a la justicia; y su propio equipo, horrorizado por lo que ve, filtra a la prensa datos comprometedores; todo esto en los seis primeros meses de la administración”4.

 

Así le va al mundo y a la democracia estadounidense con Trump, según Steven Pinker. Sin enojo, tristeza o encono hay que meditar sobre su planteamiento. No se trata una palabra divina, sino humana. Hay que tomarla como una invitación a la reflexión crítica, ponderada, objetiva. Hay que cotejar sus argumentos con la realidad, lo mismo que con otras posturas para discriminar entre ellas cuál es la más lógica, razonable y apegada a los datos de la realidad.

 

Estados Unidos es una gran nación, con un pueblo diverso, en lo cutural y en lo étnico. No hay que confundir a ese pueblo con el gobierno de turno, o a éste con la nación estadounidense. Pueblo y gobierno son, en cualquier parte del mundo, algo distinto. Y distintas administraciones de gobierno de esa enorme nación han sido intervencionistas, mezquinas e irrespetuosas del derecho internacional y de los derechos humanos. También ha habido administraciones virtuosas que trabajaron por la paz y el bienestar de su pueblo y del mundo. Lo de Trump es un capítulo más en la zaga de administraciones perniciosas que, lamentablemente, han sometido (y someten) a un intenso estrés a las instituciones de la democracia estadounidense.

 

San Salvador, 8 de noviembre de 2019

 

Notas

 

1 Steven Pinker, En defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso. Barcelona, Paidós, 2018, p. 411.

2 Ibíd., p. 410.

3 Ibíd., pp. 411-414.

4 Ibíd., p. 415.

https://www.alainet.org/es/articulo/203137
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