Con la destitución de Yrigoyen se puso en marcha una serie de golpes de Estado en la Argentina

06/09/2019
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Hipólito Yrigoyen
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El 6 de septiembre de 1930 el general José Félix Uriburu destituyó al entonces presidente constitucional Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen y así, 89 años atrás, puso en marcha una larga serie de golpes de estado en la Argentina que terminaron con los gobiernos surgidos de las urnas de Ramón Antonio Castillo, más conocido como Ramón S. Castillo, en 1943; Juan Domingo Perón, en 1955; Arturo Frondizi, en 1962; Arturo Umberto Illia, en 1966; y María Estela Martínez, en 1976.

 

Yrigoyen se encontraba cumpliendo con su segundo mandato presidencial a partir de 1928 cuando reemplazara a su antecesor, Máximo Marcelo Torcuato de Alvear, a quién, a su vez, había precedido con su inicial mandato, entre 1916 y 1922 cuando surgiera del primer proceso electoral en el que se aplicara la Ley Sáenz Peña.

 

Más allá del proceso político democratizador surgido de la Ley Sáenz Peña, en líneas generales la política social y económica de Yrigoyen no cambió respecto de sus antecesores conservadores, ya que recién con su sucesor radical Marcelo de Alvear se inició un giro industrialista, se mejoró la condición de los asalariados y se comenzó a tomar distancia de la hegemonía que ejercía el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre el país.

 

Durante su primer mandato Yrigoyen, desde diversos sectores de la oposición y de algunos de su propio partido, fue muy cuestionado por el incremento del gasto público que implicó la profesionalización de la política partidaria. El tenue acercamiento de Marcelo de Alvear a los emergentes Estados Unidos de América, fue dejado de lado al reasumir Yrigoyen en 1928, cuando, bajo la consigna “comprar a quién nos compre”, impulsada por la Sociedad Rural Argentina, se volvieron a profundizar las relaciones con el Reino Unido.

 

José Féliz Uriburu

 

Fue durante esta última gestión cuando se elaboraron las bases del convenio que, poco después, durante el Gobierno del general Agustín Pedro Justo, dio lugar al Pacto Roca-Runciman. Dentro de esa postura de “comprar a quién nos compre” fue que vino al país una misión del RU encabezada por lord Edgard Vincent D’Abernon, de donde surgió un acuerdo que fue ratificado por la Cámara de Diputados pero que quedó sin sanción en el Senado a raíz del golpe de 1930.

 

Durante la primera presidencia de Yrigoyen se produjeron dos graves hechos de represión a los sectores asalariados, como fueron “La Semana Trágica” en la fábrica de Vasena, ahora “Plaza Martín Fierro” del barrio de San Cristóbal de la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y las matanzas de peones durante “La Patagonia Trágica”, en tanto que para mejorar su posición en el parlamento frente los conservadores, batió todos los records en materia de intervenciones a provincias.

 

Su derrocamiento, que contó con el beneplácito de los partidos de la futura “Concordancia” (UCR Antipersonalista, Socialista Independiente y Demócrata Conservador) y de los grupos petroleros extranjeros, dio lugar a un giro pro estadounidense por parte de Uriburu, vuelto a revertir nuevamente en 1932 por el presidente Agustín Justo, que al reflotar lo hecho por la Misión D’Abernon, por medio del Pacto de Londres (Roca-Runciman) consolidó la participación argentina en el mundo de la libra esterlina.

 

Uriburu era un militar nacionalista que se inspiraba en el pensamiento del general Miguel Primo de Rivera, jefe del gobierno español entre 1923 y 1930 bajo el reinado de Alfonso XIII. Miguel, padre de José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange, el partido predominante durante la posterior dictadura de Francisco Franco, había sido uno de los jefes de las fuerzas armadas de su país durante la guerra hispano-estadounidense de 1898 donde estuvo a cargo de la resistencia en las islas Filipinas, aunque finalmente fue derrotado.


Los reclamos por la profesionalización de la política por parte de sectores conservadores tradicionales y el cuestionamiento al Tratado D’Abernon que beneficiaba a los invernadores en desmedro de los criadores y la subordinación a los intereses del Commonwealth, no sólo del RU, en medio de la crisis mundial desatada en los EUA en 1929, fueron parte de la aparición de ese corporativismo, apoyado por el nacionalismo católico, que intentó sin éxito una reforma constitucional en la cual se cambiase la conformación del Congreso de la Nación de manera que el Senado fuese reemplazado por una nueva cámara que representase a las cámaras empresarias y a los sindicatos.

 

Esas posturas, cuyo principal exponente fue su primo, el historiador Carlos Ibarguren, que también tomaban distancia de los planteos nacionalistas que en el mundo expresaban por entonces el italiano Benita Amilcare Andrea Mussolini y el francés Charles Maurras, no fueron aceptadas por el poder económico dominante que forzó una convocatoria fraudulenta a elecciones de la que surgió presidente Agustín Justo cuando todo sugiere que el triunfador había sido Lisandro Nicolás De la Torre.

 

Arturo Frondizi

 

Como concusión bien vale una anécdota, contada por su bisnieto Alberto Horacio Cirigliano, porque también hubo quienes pretendieron defender la legalidad ese 6 de septiembre de 1930 como cuando en la Comisaría 39 “hubo un hecho que marco en la historia lo que era un ciudadano, que juraba defender su Constitución Nacional. Ese día, los cadetes del Liceo Militar llegaban de San Martin, por la Avenida América, desfilando y acompañando la revolución del general Uriburu. Pasaron por la Comisaria 45 y lograron su fin sin problemas. Llegaron a la intersección de las avenidas América y de los Constituyentes y se dispusieron a tomar la Comisaria 39 la que estaba a cargo de un subcomisario que esperaba su ascenso. Era el subcomisario Severino José Cirigliano. Primero avanzo un teniente del ejército y se acercó hasta su dependencia para que se adhiriera. Eso no sucedió y el subcomisario desarmó al teniente y lo tomó como prisionero. Así se sucedieron unas escaramuzas y hubo heridos. El subcomisario había dispuesto un operativo para defender la Comisaria. Luego que todo esto que sucediera, el jefe de la columna, dispuso el envío de un cañón para recuperar a su teniente. Se acercaron y hubo bandera de parlamento. Ahí el subcomisario vio que sus subalternos estaban pidiendo terminar con esta situación y no querían morir. Acto seguido, el subcomisario entregó al teniente. Este hecho hizo que las autoridades del ejército, lo dejaran al frente de la dependencia. Luego fue detenido y por unos días desaparecido. Finalmente, lo echaron de la Policía Federal. Recién en 1958 siendo presidente Arturo Frondizi pudo recuperar su grado y su jubilación. Esto figura en un libro de Enrique Pavón Pereyra. El Hospital Zubizarreta atendió los heridos”.

 

- Fernando Del Corro es periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

 

https://marcelobonelli.cienradios.com/con-la-destitucion-de-yrigoyen-se-puso-en-marcha-una-serie-de-golpes-de-estado-en-la-argentina/

 

 

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/201998
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