El informe leído en Chile

09/07/2019
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Era mejor crear verdades indiscutibles que condenaran a los que no estaban de acuerdo a ocupar posiciones polémicas para poder incluso llamarlos cómplices.

 

Desde hace seis semanas en Chile los maestros se encuentran en huelga. Según el portal ruso RT reclaman soluciones a los problemas de infraestructura de los colegios, el pago de bonos a educadores en edad de jubilación, una solución a la deuda histórica que tienen con el sector y el rechazo a la modificación curricular.

 

Los trabajadores de Wal-Mart anuncian que mañana, miércoles 10, irán también a la huelga. Esto ocurre al tiempo que periódicamente se habla en la prensa, con un poco de timidez, del aumento de los suicidios y de la “bicicleta” de deudas a la que se encuentran obligados los chilenos para sobrevivir en la fase actual del neoliberalismo donde la educación gratuita es una quimera y la vida endeudada, una obligación.

 

Sin embargo, de estas cosas se habla muy poco en Venezuela. La verdad es que salvo el recuerdo de Allende en el país poco se mencionaba aquél país que tuvo la menos izquierdista de los Presidentes de la “década ganada” pero que supo presentarse como una figura progresista sobre la memoria de su padre y acciones que favorecieron a las mujeres y a los infantes, al tiempo que permitieron que en lo estructural Chile siguiera siendo como es un país marcado por las reglas que dejó Pinochet.

 

Han pasado algunos días ya desde que Michelle Bachelet publicó su informe sobre Venezuela y algunas cosas son ahora meridianas. El instrumento se parece mucho a lo que había dicho el príncipe Zeid bin Ra’ad; contiene las mismas líneas del discurso que la prensa occidental y fue dictado desde el extranjero, siguiendo las indicaciones de Washington aunque algunos destaquen la innegable contribución que algunas ONG venezolanas hicieron al mismo.

 

Ahora, mucho hemos hablado de las implicaciones de este informe para Venezuela, de su conveniencia para Washington de su similitud con los que se dictaron al final de los tiempos de Muamar Muhamad Abu-minyar el Gadafi en Libia pero poco hemos visto cuáles son sus consecuencias continentales y en específico en Chile.

 

Para hacerlo quiero incorporar una idea de Serge Halimi que, valorando cómo se preparó la guerra de Kosovo en Europa señaló que la propaganda que se desplegó estaba destinada a eliminar la posibilidad de negarse a la guerra, convirtiendo a cualquier persona que dudase de la retórica más difundida en un “cómplice”.

 

¿Debatir una situación tan terrible? No, esto no debe ni pensarse. Era mejor crear verdades indiscutibles que condenaran a los que no estaban de acuerdo a ocupar posiciones polémicas para poder incluso llamarlos cómplices de Milosevic. ¿Quién en los periódicos de las democracias mediáticas puede resistir al poder político y a la opinión y a morder la mano de quien lo lee? Nadie va a hacerlo. Por eso se cambia la forma en la que se construye el discurso y se presentan las noticias, desaparece el planteamiento binario y se habla de una sola alternativa. En este caso, la guerra aunque sea lógico pensar que esta traerá más refugiados y empeorara la situación humanitaria, se plantea como la única alternativa. Decían que la gente sólo dejaría de sufrir si se eliminaba a Milosevic y para eso había que enviar las tropas… Así lo dijo nuestro primer Ministro, Leonel Jospin “los que critican los bombardeos no ofrecen ninguna alternativa mejor”.  

 

Traducción libre. L’Opinion, ca se travaille…, les médias et les guerres justes, Kosovo, Afghanistan, Irak. Elements. Paris. 2006. Pags 27, 28 29)

 

Al respecto, vale la pena que nosotros nos fijemos que en Chile el informe Bachelet ha sido recibido sin cuestionamientos. Alineando a todos los sectores de aquél país, incluida la izquierda, a un discurso que exige la salida del gobierno de Nicolás Maduro y que justifica las acciones de presión sobre Caracas. Por ende, que legitima la estrategia imperialista de aislamiento y asfixia sin cuestionar ni siquiera quiénes son los actores del conflicto.

 

La excepción a esta postura mayoritaria fue el Partido Comunista de Chile, el cual a través de una declaración pública, aseveró que es “necesario que se aclare lo que pudiera entenderse como incongruencias, contradicciones, presunciones infundadas y generalizaciones que significan la falta de imparcialidad en el informe”,

 

 

Desde esta perspectiva las cosas son distintas en relación a los capítulos previos donde se presentaron informes de este tenor, pues, no es lo mismo que lo diga un remoto príncipe jordano que alguien que en las reuniones que sostuvo en Caracas se refería al Comandante Chávez como “Hugo” haciendo memorias de las conversaciones que ella sostiene haber mantenido con él, en esa época en la que ser cercano a Venezuela bolivariana no era un pecado tan grave.

 

En los últimos años, la relación entre Venezuela y Chile ha sido cada vez mayor. En especial porque ese país constituye el idilio de la derecha venezolana que concibe que la vida despolitizada de trabajo y deuda, es una forma de progreso; y, que ha encontrado un socio fundamental en el actual inquilino de La Moneda.

 

Es quizás esta, otra de las caras que nosotros debemos mirar pues en este momento se trata en definitiva de criminalizar al chavismo, que las ideas propias del pensamiento bolivariano se duerman y esta vez de manera definitiva. Para hacerlo, instrumentos como el informe Bachelet sirven para forzar a la izquierda continental a abstenerse de apoyarnos, a ponerlos a decidir, como si se tratase de civilización o barbarie.

 

En un relato en el que es el imperialismo la opción que se presenta como civilizada y en ese sentido, esta puñalada es mucho más profunda que la lesión que significa para Venezuela. País para el que es, como dijo Nicolás Maduro, tan sólo un informe más de los que esta agencia ha publicado.

 

Pero para Chile es un argumento que servirá para enfriar a la izquierda, para mantenerla tímida, aliada a los intereses que se entienden como defendibles, lejos de cualquier idea de revolución, socialismo o unión latinoamericana aunque como vimos, los movimientos sociales chilenos sepan que Santiago no es una ciudad de eternas primaveras.

 

https://anicrisbracho.wordpress.com/2019/07/09/el-informe-leido-en-chile/

 

https://www.alainet.org/es/articulo/200898?language=es
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