Cómo interpretar a los préstamos del FMI (demás multilaterales) y su relación con la dolarización

04/07/2019
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Hace unos meses, el Economista Bayardo Tobar presentó en este mismo boletín investigativo un amplio análisis de las implicaciones económicas del acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).[1] Bayardo Tobar argumentaba, entre otros, que el crédito del FMI no servía para reactivar la economía; sino que está orientado al aumento de las Reservas Internacionales del Banco Central del Ecuador y mediante eso a facilitar la fuga de capitales. Argumentos contrarios a los de muchos analistas; que se centran en la premisa de que “algo bueno ha de salir” como contraparte de todos los ajustes dolorosos exigidos a las grandes mayorías del país.

 

Este artículo tiene como objetivo ampliar el mencionado argumento, profundizar en los aspectos del préstamo del Fondo Monetario Internacional FMI (demás entidades multilaterales) para la economía ecuatoriana, tomando en cuenta especialmente el régimen monetario de la dolarización y sus posibles formas de regulación. Comenzamos con una breve revisión de la naturaleza del dinero y de la estructura de los sistemas monetarios en general. Luego revisaremos los diferentes modos de manejar el régimen de la dolarización experimentados desde su implementación en el año 2000. Finalmente, analizaremos cómo el “dinero prestado” aparece en el sistema monetario ecuatoriano y qué consecuencias tendrá sobre la economía nacional.

 

El dinero del préstamo nunca llegará al país…

 

Para comprender lo que significan para la economía del país los préstamos discutidos es necesario ver la manera en que “entran” al país. Anticipemos la respuesta a esta pregunta: el dinero prestado no entrará nunca al país, no por alguna confabulación, sino por el simple hecho de que el dinero no puede “pasar” de un espacio monetario a otro. Lo que sí puede ocurrir es que la transferencia del dinero de un país a otro da lugar a la aparición de un “doble”, de una “sombra” o de una imagen “espejo” en el otro espacio monetario.

 

Veamos porque esto es así. Para comenzar debemos abandonar la comprensión del dinero que surge de la experiencia cotidiana: el dinero como un objeto que tiene valor y que por esta razón puede ser usado para comprar, hacer pagos, ahorrar, invertir etc. Más que de una comprensión falsa se trata de una visión parcial, pero el aferrarnos a este momento parcial del dinero finalmente nos conduce a una comprensión errónea de la naturaleza del dinero y de su organización sistémica.

 

 

En las medidas tradicionales que publican los Bancos Centrales respecto a la “cantidad de dinero” que hay en una economía (masa monetaria), se define el dinero como los pasivos del sistema bancario hacia el público, sea en forma de depósitos de los bancos comerciales, sea como billetes del Banco Central. Desde la perspectiva inversa son los activos que detiene el público hacia el sistema bancario, activos líquidos que sirven para efectuar pagos, es decir, saldar deudas, en el espacio monetario en cuestión. Esto es, en cierto sentido, una visión parcial de la naturaleza del dinero. Si nos preguntamos cómo aparecen estos pasivos del sistema bancario nos percatamos rápidamente que debe haber algo del otro lado de la hoja de balance, los activos del sistema bancario son en su gran mayoría pasivos del público hacia este mismo.

 

La unidad de activos (lado izquierda de la hoja de balanza) y pasivos (lado derecha) del sistema bancario hacia el público también nos es indicado por la manera en que el dinero típicamente entra en existencia: un banco otorga un crédito a un cliente: acredita el depósito que el cliente tiene en el banco (su pasivo) y a cambio recibe del cliente un reconocimiento de deuda (su activo). Hay “emisión monetaria” en el sentido en que apareció un “objeto” que puede ser usado por el cliente para efectuar pagos. Pero este no salió “de la nada“, sino que es el resultado de un “trueque de pasivos“: el banco le entrega al cliente un reconocimiento de que le debe (su pasivo) a cambio de un reconocimiento del cliente que este le debe al banco (Werner 2016). En este sentido, más que un pasivo del sistema bancario (como es definida la “masa monetaria“ tradicionalmente) el dinero es un activo-pasivo (asset-liability) (Mehrling s.f).

 

 El funcionamiento del sistema monetario nacional

 

¿Cómo puede este reconocimiento de deuda de parte del banco comenzar a jugar el papel de “dinero“, es decir de un medio que permite saldar deudas definitivamente? Esto depende del desarrollo institucional del sistema bancario. En tiempos en que el “verdadero dinero” era también a nivel nacional, oro o plata, el reconocimiento de deuda (el IOU, I owe you, yo te debo) del banco pudo circular remplazando este dinero metálico gracias a la reputación del banco de ser capaz de entregar “dinero de verdad” contra su IOU. Hoy en día el pasivo del banco puede jugar este rol porque en tiempos normales hay la confianza que este sea transferible a todo banco situado en el mismo espacio monetario y posibilitar así el pago de deudas a cualquier agente, aunque tenga su cuenta en otro banco. Esto se articula con la confianza que el banco se encuentra en la posibilidad de entregar dinero del Banco Central (billetes) a cambio de su reconocimiento de deuda.

 

 

Como podemos ver, el depósito de un cliente A en un banco A puede ser transferido a un cliente B en el banco B, gracias a que el banco A detiene reservas (activos para él) en el Banco Central, entidad que conecta a todos los bancos de un espacio monetario. Podemos ver entonces que el dinero particular (pasivo del Banco A, p.ej.) se transforma en dinero general gracias a la integración de este Banco en el sistema monetario nacional donde la existencia de una “cúspide” (Banco Central o eventualmente otro banco que ocupa ese papel) permite transferir el depósito en un banco a otro y así saldar de forma definitiva una deuda existente entre dos agentes del espacio económico nacional. “Transferir” dinero de un lugar a otro (de un banco a otro) aquí toma efectivamente la forma del “movimiento” de una cosa: deja de existir en el Banco A para aparecer en el Banco B, la intuición de la experiencia cotidiana de la “circulación” del dinero parece confirmarse. La “homogeneización” del dinero a nivel nacional depende entonces fundamentalmente del funcionamiento del sistema bancario, especialmente de que la emisión monetaria por parte de los bancos se hace respetando las restricciones de liquidez para asegurar que cualquier pedido de transferencia puede ser efectuado. Para que esto sea el caso, es necesario que los bancos se muevan dentro de los límites impuestos por el Banco Central (volumen de Reservas/Encajes concedidos a los bancos privados en su conjunto) y por el comportamiento del sector bancario en general. 

 

 

Pagos internacionales y la “duplicación” del dinero

 

Hasta aquí hemos revisado brevemente el funcionamiento de los pagos dentro de un solo espacio monetario. Pasaremos ahora a analizar las transferencias de dinero a nivel internacional. A diferencia de lo que ocurre en el seno de una economía nacional, la integración financiera profunda entre las economías no ha conducido a una integración monetaria internacional que haría funcionar los pagos internacionales siguiendo la lógica de los nacionales (varias reformas monetarias, como las propuestas por J.M. Keynes y E.F. Schumacher en los años 40 del siglo pasado, buscaron modificar este hecho, entre otros) (Rossi 2007). Tan es así que ni siquiera el uso de una misma unidad monetaria por dos países conduce a una integración de estos dos espacios monetarios en uno solo, es decir, a una homogeneización del dinero que “circula” en ambos. Por tal razón sugerimos llamar al dólar que juega el rol de dinero en el espacio monetario ecuatoriano ECU$ para contrastarle con el US$ que es el dinero del espacio monetario de los EEUU.

 

¿Qué pasa entonces cuando se quiere transferir hacia un banco situado en el Ecuador dinero que existe como un pasivo de un banco US (un depósito en este banco)? Podemos observar en el siguiente cuadro el juego de escrituras[2] al que da lugar esta transferencia, muy diferente al que hemos podido observar a nivel nacional. A falta de un Banco Central internacional que intermedia la transacción y ayuda transferir de forma definitiva los depósitos de un banco a otro, a nivel internacional vemos una duplicación del dinero que es transferido: el dinero objeto de la transferencia no puede “abandonar” al espacio monetario US. Siendo este un reconocimiento de deuda de un banco US solamente puede convertirse en el reconocimiento de otro banco US, pero no puede “salir” de ese espacio.

 

Cuando es “transferido” a otro espacio monetario, en vez de desaparecer ahí y aparecer en el otro (como intuitivamente esperaríamos) continúa su existencia en el espacio US pero da lugar a un doble, a una imagen espejo en el otro espacio monetario, doble que podrá comenzar a llevar una vida propia, independientemente del dinero original que persigue su existencia en el mundo en que se originó. En el caso que se busca “transferir” un depósito que existe en un banco US a un banco ecuatoriano observamos que ahora ese depósito llega a ser un activo del Banco Central (o, según el caso, directamente a un banco privado ecuatoriano) mientras que el depósito que nace en el banco ecuatoriano destino de la transferencia tiene como contraparte el aumento de sus reservas (encajes) en el Banco Central.

 

 

Podemos ver entonces con claridad que el dinero “no puede ser transferido realmente” de un espacio monetario al otro, y que por ende no es posible que “llegue” al Ecuador el dinero prestado por el FMI y las demás agencias. Además, hemos visto cómo llega a existir dinero en un espacio monetario nacional (por el juego de escrituras que ocurre cuando algún miembro del sistema bancario incurre en un “trueque de pasivos” con un agente económico no bancario, es decir, cuando se otorga un crédito y a la vez se acredita el depósito del agente en cuestión), y podemos ver entonces con claridad de que un préstamo externo no es necesario para financiar un déficit fiscal, el dinero necesario solamente puede ser creado al interior de un espacio monetario mediante el juego de escrituras, sea cual fuera el motivo de incurrir en tal acto (“transferencia” del exterior u otorgamiento de crédito interno).   

 

En toda esta discusión estamos enfocándonos en problemas de la forma monetaria y no en los problemas del proceso de reproducción social y acumulación de capital, más sustanciales. Está claro que “crear dinero” no es lo mismo que crear “ingreso” o “poder adquisitivo”, que implica determinada relación entre dinero y productos creados. Sin embargo, el problema es parecido si se crea dinero como “trueque de pasivos” entre agentes nacionales o si se crea como “imagen espejo” de un préstamo externo: en ambos casos no hay “producción” en el espacio económico nacional que corresponde al dinero creado (ver Bailly et al. 2017).

 

 Los modos de regulación de la dolarización

 

Para realizar un análisis más exhaustivo, es necesario recordar el 9 de enero del año 2000, después de la crisis financiera provocada por la liberación del sistema financiero, se adopta la dolarización en el país, con varias dudas respecto a su manejo e implementación, por ejemplo, el tipo de cambio, la circulación de la anterior moneda (sucre), valorización de empresas, entre otros.

 

Uno de los principales problemas fue pensar en el papel del Banco Central del Ecuador, en un sistema dolarizado, y su rol frente al nuevo esquema monetario. Como hemos analizado anteriormente el papel de esta institución es importante para que este juego de escrituras, en un esquema dolarizado, viabilice el esquema monetario, la pregunta en sí es ¿Cuál será el papel del Banco Central del Ecuador, con el financiamiento del Fondo Monetario Internacional?

 

Primero es necesario explicar el funcionamiento del Banco Central del Ecuador BCE con los cuatro balances en su normativa anterior y luego explicar el funcionamiento del BCE en un ámbito de política fiscal expansiva, es decir cómo se lo utilizó anteriormente y en este gobierno.

 

Se debe de comenzar por entender lo que representaba el concepto de Reservas Internacionales de Libre Disponibilidad RILD, en un concepto equivocado se establece como el activo líquido en poder del BCE, es decir los billetes dólares, pero como hemos analizado anteriormente esto solo es una ilusión, un juego de escrituras.

 

La Ley del Régimen Monetario y Banco del Estado, funesta Ley Trole, establecía que el Banco Central del Ecuador funcione con cuatro balances, garantizando cuatro sistemas cuyo funcionamiento es necesario analizar. El primer sistema de canje establecía el cambio monetario planteado, es decir el de quitar de circulación los sucres a una tasa de cambio de 1 dólar – 25.000 sucres, esto con las acreditaciones entre activos y pasivos que se explicó anteriormente, el segundo sistema es el de reserva financiera, que en otras palabras se convirtió en la prioridad que tenía el Banco Central en garantizar los depósitos de los bancos, el tercer balance corresponde al sistema de operaciones, constituido por los depósitos del Sector Público no Financiero, en donde se consideró que parte de sus activos en este sistema estaban constituidos por los bonos AGD, producto de la crisis bancaria, el cuarto balance corresponde a la posible política monetaria que el BCE pueda realizar, pero tomando en cuenta que se garantiza en prioridades los tres balances anteriores, es decir no se puede realizar un juego de escrituras, una camisa de fuerza, con los tres balances anteriores, ya que debían estar “equilibrados”, activos igual a pasivos, sin importar cuál sería su cuenta espejo, es decir Ecu$ frente a US$.

 

 

Para explicar más al detalle el manejo de los cuatro balances, establezcamos varias situaciones, el primer sistema quedó con el dinero fraccionario, que circula hasta hoy, que no es un monto representativo, por eso analicemos el segundo, el sistema de reserva financiera, constituido por los depósitos de los bancos, a través del encaje bancario. Tal como se lo estableció anteriormente el BCE constituía el garante para el funcionamiento de los bancos a través de las Reservas Internacionales que se registraban en este sistema o balance, para que mediante el juego de escrituras se garantice que únicamente el sistema financiero pueda expandir sus balances, no así el Banco Central o por lo menos no con la velocidad de los bancos.

 

El análisis del tercer balance, se establece con la política fiscal que precede, es decir depende si esta es expansiva o contractiva. Con este esquema se garantiza un “equilibrio” entre pasivos y activos, sin que el ex instituto emisor pueda realizar una expansión de su balance a menos de que utilice su cuarto balance, lógicamente con registros mucho menos a los tres precedentes balances.

 

El Código Monetario, aprobado y publicado en el año 2014, establece una nueva manera de conceptualizar a las Reservas Internacionales, como un “conjunto de instrumentos financieros”, y establece el funcionamiento de un solo balance, esto con la finalidad de poder expandir el balance del Banco Central del Ecuador, mediante el juego de escrituras, pero con una potencialidad mucho más grande que en el esquema de los cuatro balances, de ahí que es necesario plantearnos otra pregunta ¿Es necesario el financiamiento del Fondo Monetario Internacional?.

 

El préstamo externo en las balanzas del sistema monetario

 

Veamos entonces cómo aparece el préstamo externo en discusión en las balanzas de los diferentes sectores involucrados. El FMI menciona en su “reporte país” que va a depositar el dinero prestado en la cuenta del sector público en el Banco Central del Ecuador. Como el FMI no es una entidad perteneciente al espacio económico ecuatoriano (por lo que su préstamo es “externo”) este depósito implica necesariamente el proceso de “transferencia” de dinero del espacio monetario US$ (o eventualmente, de varios espacios monetarios a través de cuales el FMI actúa), tal como lo hemos observado más arriba. Simplificando, para hacer visible los aspectos más esenciales podemos observar lo siguiente: El FMI hace debitar los depósitos que tiene en el sistema bancario US$. La reducción de este activo está compensado por el reconocimiento de deuda del estado Ecuatoriano hacia el FMI. El banco del Sistema US$ que debita la cuenta del FMI tiene que acreditar la misma cantidad a otro agente. En un primer momento, esto tendría que ser una cuenta del estado ecuatoriano directamente (aquí nombrado como sector público no financiero SPNF). Esto tendría particularmente sentido si el préstamo estuviera utilizado para el pago de intereses y capital de otra deuda externa, caso en el cual el dinero prestado serviría simplemente para pagar acreedores internacionales o nacionales que detienen bonos emitidos fuera del país. Para que el dinero llegue a la cuenta del sector público en el Banco Central es necesario que este mismo entre en escena: el depósito del SPNF en el sistema US$ es transferido al Banco Central del Ecuador (integrando de esta manera las Reservas Internacionales del conjunto del espacio monetario, que juegan un rol tan importante en el régimen de dolarización), a cambio de este activo el Banco Central acredita el depósito del SPNF (un pasivo del Banco Central).

 

Podemos observar la aparición de una cadena de relaciones de activos-pasivos con cuatro participantes que forman un circulo: El SPNF ecuatoriano debe al FMI, éste renuncia a lo que el sector bancario US$ le debe, a cambio de que este reconoce una deuda hacia el Banco Central ecuatoriano quien, por su lado, reconoce una deuda hacia el SPNF. Por contraste, un financiamiento directo por el Banco Central establecería una simple relación dual entre BC – SPNF, ambos ecuatorianos o sea una relación puramente nacional (no es coincidencia que tanto la Ley para el Fomento Productivo del año 2018, así como la “carta de intenciones” con el FMI suscrita por el gobierno prohíben explícitamente el otorgamiento de crédito del Banco Central al SPNF tanto directa como indirectamente pasando por la banca pública). De esta manera, el endeudamiento externo se vuelve prácticamente ineludible, considerando la reticencia de los bancos comerciales ecuatorianos financiar al sector público.

 

La diferencia fundamental entre los dos esquemas de crédito consiste en que el préstamo internacional establece una cadena de activos-pasivos que cruza la frontera entre espacios monetarios nacionales. El país, tomado como todo, dispone ahora de activos internacionales (depósitos en el sistema US que aparecen como Reservas Internacionales del Banco Central) a cambio de haber contraído pasivos en este mismo espacio (la deuda del SPNF hacia el FMI, tendrá que ser pagada en US$ y no en ECU$).

 

 

¿Cuál será el destino de estos activos y pasivos? ¿Qué consecuencias tiene eso para la vida de los diferentes sectores de la sociedad ecuatoriana?

 

 Usos del dinero prestado y de su “doble” y la “puerta giratoria”

 

El gobierno no parece haber hecho público sus planes para con los fondos prestados. Por su parte, el FMI simplemente afirma que lo va a poner a disposición del presupuesto general (FMI 2019) sin especificar su uso. Es decir que no es posible utilizar este préstamo, en cierto sentido sólo “para fortalecer las Reservas Internacionales”. Al “desdoblarse” o “duplicarse” a la hora de la entrada el préstamo existe a la vez como Reserva Internacional y como medio de pago interno (son los dos lados del balance del Banco Central). Pudiera parecer que un dinero estaría llegando como “yapa” del otro. Es decir, pides un préstamo y te llega tanto dinero global como dinero interno, y que esto sería una gran suerte. Esto no es así, ya que lo mismo ocurre también cuando el dinero “sale” del país: desaparece el dinero interno y el dinero externo, conjuntamente. Y como toca pagar siempre más de lo que se recibe, dada la existencia de los intereses sobre el préstamo, el resultado del “dos por uno” conduce a agravar la situación de los países endeudados, ya que es preciso tener a la vez el dinero internacional como el nacional para poder pagar (ver Bailly et al. 2017).

 

Hemos visto más arriba como el régimen de dolarización “ancla” el dólar nacional ECU$ al norteamericano US$ mediante la convertibilidad de depósitos en billetes y del encaje bancario en activos internacionales (mediante las reservas internacionales). Esto se percibe con mayor claridad en el esquema de los cuatro balances, al cual se pretende volver con la ayuda de los préstamos, pero vale de la misma manera en que se ha manejado la dolarización a partir del año 2014 con el nuevo código monetario. Cualquiera que tenga dinero nacional (en forma de un depósito bancario) puede convertirlo en activos dentro del sistema norteamericano, al costo del impuesto a la salida (donde aplica), sea para saciar su deseo de poseer activos fuera del país, sea para hacer pagos en el exterior, por ejemplo para importaciones. Los costos que esto implica son cubiertos por la sociedad en su conjunto a quien se carga, mediante el endeudamiento público, el conjunto del costo de la adquisición del dinero internacional.

 

Utilizando la imagen popular en Argentina para describir el destino de los dólares de la deuda externa contraída recientemente por este país, podemos hablar de la existencia de una “puerta giratoria”: tan pronto que “entran” los dólares “salen” nuevamente, el estado se queda con la deuda mientras que estos mismos dólares son adquiridos por sectores pudientes de la sociedad que prefieren tener su riqueza monetaria y financiera fuera del país. Las estadísticas sobre la Posición de Inversión Internacional del país (el registro de activos y pasivos que tienen diferentes sectores de la sociedad hacia el exterior), publicadas tanto por el Banco Central como por el mismo FMI nos indica claramente que un tal fenómeno ocurre también en el Ecuador: Mientras que la deuda pública creció entre el año 2001 y el 2018 de un poco más que 13 mil millones a 42.6 mil millones de US$ (algo más que una triplicación), los activos detenidos por residentes en el extranjero aumentaron en el mismo tiempo de 3.6 mil millones a 46 mil millones de US$ (una multiplicación por más de 12) (BCE 2019). Se observa aquí un importante componente de las “fugas” que afectan a las Reservas Internacionales al ser “privatizados” dentro del esquema de libre convertibilidad entre ECU$ y US$. El resultado es, como constata el mismo FMI, que el Ecuador tiene la Reserva Internacional más pequeña entre todas las “economías de mercado emergentes” (FMI 2019, 10).

 

 Conclusiones

 

A la pregunta inicialmente formulada sobre el impacto del préstamo en la economía ecuatoriana, y por ende, sobre la vida de los diferentes sectores de la sociedad ecuatoriana hay que dar una respuesta, lamentablemente, muy pesimista. Difícilmente la presencia de estos fondos vaya mejorar en algo la situación de las grandes mayorías. Independientemente del uso que se haga del dinero nacional generado como “espejo” de este préstamo (el acuerdo con el FMI y la política del gobierno hasta ahora difícilmente dan lugar a optimismo en este sentido), el efecto principal del préstamo es reponer las Reservas Internacionales para mantener en marcha una forma de gestionar la dolarización basada en la libre convertibilidad de activos nacionales en internacionales al beneficio de los diferentes sectores de la elite ecuatoriana, ya sea para sostener una cuenta corriente estructuralmente deficitaria, ya sea para posibilitar la adquisición subvencionada de activos internacionales por partes de sectores nacionales pudientes. Ni uno ni otro conviene a la gran mayoría de la población, más aún, porque la obtención del dinero internacional para pagar préstamo e intereses en el futuro tendrá costos elevadísimos, sea en términos de agravamiento de las condiciones laborales, bajo pretexto de “recuperar la competitividad”, sea por la explotación acelerada de las riquezas naturales del país, principalmente a través de la minería metálica, la explotación de hidrocarburos y del suelo y agua en la agroindustria de exportación.

 

Como se puede ver con claridad a partir del análisis del funcionamiento de los sistemas monetarios nacionales e internacionales, un préstamo externo como el del FMI no hace, en el seno del espacio monetario nacional, otra cosa que un préstamo del sector bancario. En ambos casos el dinero usado para financiar el sector público es creado “internamente” por un juego de escrituras de entidades pertenecientes al espacio económico nacional. La diferencia entre ambos tipos de préstamos atañe exclusivamente la mediación entre el espacio económico nacional y global (y por ende, entre los procesos de acumulación de capital en estos dos planos). También podemos ver que el “relajamiento temporal de la restricción de liquidez internacional” facilita el aprovechamiento privado de un recurso público tan importante como lo es el sistema monetario.

 

Mientras más rápido el país entre en incumplimiento con los compromisos pactados con el FMI y este suspenda los desembolsos, mejor. Esto abriría la posibilidad de buscar soluciones duraderas a los problemas económicos presentes, sin sacrificar el interés de la mayoría. 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Bailly, J.-L., Cencini, A., & Rossi, S. (2017). Quantum macroeconomics: The legacy of Bernard Schmitt.

 

BCE (2019). Boletin Trimestral de la Balanza de Pagos del Ecuador Nr. 66 (hasta IV trimestre 2018).

 

FMI (2019). Country Report No. 19/79, Staff Report for the 2019 Article IV consultation and request for an extended arrangement under the extended fund facility […] for Ecuador. Washington D.C.: FMI

 

Mehrling, P. P. (s. f.). The Economics of Money and Banking. 173. (transcripción de clases, accessibles en youtube bajo el mismo nombre)

 

Rossi, S. (2007). Money and payments in theory and practice. London; New Yok: Routledge.

 

Werner, R. A. (2016). A lost century in economics: Three theories of banking and the conclusive evidence. International Review of Financial Analysis, 46, 361–379.

 

https://doi.org/10.1016/j.irfa.2015.08.014

 

[1]  https://coyunturaisip.wordpress.com/2019/04/16/credito-del-fmi-para-ajustar-la-economia-y- credito-del-banco-mundial-para-indemnizar-a-los-damnificados/.

 

[2] Los “juegos de escrituras” se refiere a la modificación de los asientos contables de los agentes económicos implicados.

 

Fuente:

 

https://coyunturaisip.wordpress.com/2019/07/04/como-interpretar-a-los-prestamos-del-fondo-monetario-internacional-fmi-demas-multilaterales-y-su-relacion-con-la-dolarizacion/

 

https://www.alainet.org/es/articulo/200799
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