José Carlos, presidente odiado del CPCCS

25/06/2019
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José Carlos Tuárez
Foto: cpccs.gob.ec
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Esta semana mi artículo es para ti, José Carlos, amigo sacerdote que no conozco personalmente. Has llegado a ser elegido en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) ¡Bravo! y luego como presidente del mismo: ¡Felicitaciones! Los pobres creen que todavía hay los clérigos que buscan defenderlos.

 

Pero no eres del agrado de los que Rafael Correa llamaba la rancia derecha y su prensa corrupta: los Lasso, Nebot, Bucaram, Gutiérrez, Moncayo, Lenin y cuántos más, parecidos a lobos feroces cuando temen por sus intereses o sus fechorías. Tienen intereses creados y prefieren ‘pescar a río revuelto’. ¿Por qué nos denunciaron estas supuestas irregularidades cuando lo señala la ley: en la inscripción de candidatura? Veo que tampoco eres del gusto de los obispos: ¿Por qué no te insinuaron fraternalmente en tiempo de la campaña electoral que no llevaras el ‘cuello romano’ ni celebraras sacramentos? Ahora sabes que todos aquellos no están con los pobres y, por supuesto, ni con tu proyecto de ‘participación ciudadana y control social’, porque este quinto poder del Estado nos les favorece.

 

Esta derecha trasnochada no te va a dejar en paz: han encontrado otro chivo expiatorio semejante a los correístas para echar tierra a todo lo que no les beneficia. Te están acusando y te van a acusar de todo con mentiras y calumnias: es el pan cotidiano de ellos. Te meten ya con el partido socialista y con Correa. Te van a inventar actos corruptos, que tienes departamentos, propiedades o carros mal habidos, adquiridos con engaño o explotación de los pobres. O sino habrás participado de alguna ‘asociación ilícita’. Si has sido capellán de colegio, ¡qué no más habrás hecho con algunas chicas! O si es con muchachos han de encontrar algún abrazo sospechoso, porque si no tienes algunas amantes es que eres homosexual. Y también alguno de ellos dirá que eres el ‘666’, no del Partido Social Cristiano sino de la bestia demoníaca del Apocalipsis. Lastimosamente habrá muchos católicos piadosos que lo creerán y rezarán por tu conversión, como también los pobres inconscientes, desorganizados, indiferentes, individualistas… que tienen bolsillo de pobres, corazón seco y cabeza de ricos. Eso le pasó a un tal Jesús: “¡Crucifícalo!” después de haber gritado un domingo anterior: “¡Viva el hijo de David!”.

 

Amigos José Carlos, meterse con los pobres y sus causas es pasar por lo que sufren los pobres: la marginación, el desprecio, el engaño, el insulto, el despojo, la calumnia, la persecución… pues el diablo está muy activo para fomentar todo esto entre nosotros: se disfraza de ‘ángel de luz’ dispuesto “a dar a quién los adora todas las riquezas (podridas) del mundo”. Los bancos, el lucro del mercado, la ilusión de ser como los ricos, el poder de los jerarcas católicos son los nuevos ‘becerros de oro’ que se erigen en el desierto de la insolidaridad y de la injusticia y que se adora sin vergüenza ni temor.

 

Otro es el camino de Jesús, otra es la opción por los pobres de la Iglesia de los pobres latinoamericana, otras son las palabras y las actitudes del papa Francisco. ¿No será eso la realización de la profecía del Siervo sufriente actualizado en el pueblo de los pobres que cree que el Reino no se detiene, que la voz de Dios no se apaga, y que la utopía de una tierra nueva y un cielo nuevo tendrá su hora de llegada?

 

¡Ojalá, Juan Carlos, puedas seguir aportando tu granito de arena a esa locura de la cruz, a esa fe en los pobres y a su proyecto: desde allí colaboras con el Reino para un Ecuador mejor! En este caminar vas a encontrar nuevos amigos que no fallan, fieles compañeros de lucha que se dicen ateos, grandes mujeres que dan la vida por más vida, católicos marginales como el profeta de Galilea, algunos sacerdotes que están metidos en eso desde años con una fidelidad tranquila y alegre a la manera de Leonidas Proaño, tal vez algún obispo que añora la verdad de Jesús.

 

Seguramente no saldrás ‘bien parado’. Pero Dios sabe quién es quién. Tu conciencia te mantendrá en paz y podrás mirarlos a todos de frente cuando ellos bajarán la vista o se vanagloriarán delante de una pantalla de televisión de haber triunfado. Pero, como decía hace un poco más de 2,000 años el libro bíblico del Sirácide, “cayeron en el olvido, desaparecieron como si no hubieran existido”.

 

¡Suerte, José Carlos! Con mi abrazo.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/200626
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