Elecciones Generales en España 2019 - Análisis del día después

30/04/2019
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Foto: OtraMirada
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El 28 de abril se celebraron elecciones generales (al Congreso de los Diputados y al Senado) en el Estado español. Culminaba así el llamado a elecciones por parte del primer ministro, Pedro Sánchez, líder del PSOE (Partido Socialista Obrero Español, social-liberales, europeístas), en el poder desde junio de 2018, tras la exitosa moción de censura que acabó con el gobierno del PP de Mariano Rajoy (Partido Popular, centro-derecha, conservadores).

 

El resultado de la elección arroja un claro ganador: el propio Pedro Sánchez. Su partido, el PSOE, vuelve a ganar unas elecciones (después de 11 años) y dobla en diputados al segundo partido, el PP, que obtiene el peor resultado de su historia. Ciudadanos (derecha liberal, nacionalistas españoles) obtiene un gran resultado, se confirma como tercera fuerza política y consolida su progresión en todo el Estado. Unidas Podemos (populistas de izquierda, socialistas) pierden peso parlamentario y retroceden en amplias zonas del país. Vox (extrema derecha, nacionalistas españoles, postfascistas) irrumpe en el Parlamento pero obtiene un resultado menor del esperado.

 

Total Congreso de los Diputados de España: 350 diputados

 

PSOE 123 (28,9%)

PP 66 (16,83%)

Ciudadanos 57 (15,98%)

Unidas Podemos 35 (12,05%)

Vox 24 (10,34%)

Otros 38

 

La participación (75,75%) se corresponde con la de las grandes citas electorales (primeras elecciones después de Franco, 1977; primera victoria de Felipe González, 1982; victoria de Zapatero después de las protestas contra la Guerra de Irak y los atentados del 11-M, 2004). Se vuelve a cumplir una regla histórica: cuando hay una alta participación, la izquierda sube (y suele ganar), lo que confirma que la mayoría social en España es progresista.

 

Estas elecciones arrojan varias claves para el análisis:

 

1. Se confirma la defunción del bipartidismo postfranquista, que duró más de tres décadas en España. La actual fragmentación parlamentaria culmina un proceso iniciado en 2015, con la llegada al panorama político de Podemos y Ciudadanos, y plantea la necesidad de avanzar en una cultura de pactos y compromisos. En ese escenario, la izquierda se mueve mejor que la derecha.

 

2. Después de la crisis del 2008, el ciclo de protestas ciudadanas 2011-2014 y la fase de volatilidad institucional que la siguió (2015-2018), el sistema político en España tenderá a estabilizarse. El llamado Régimen del 78 (en torno a la monarquía y la democracia parlamentaria actual) abandona la zona de riesgo extremo. Aunque el PSOE gobierne en minoría, su posición de gran fortaleza en relación con otras fuerzas será un factor gravitante de estabilidad, y contará con el apoyo de todos los poderes fácticos (tanto nacionales como europeos y mundiales) para asentar el régimen político.

 

3. En relación con lo anterior, el PSOE culmina su rehabilitación como partido estructurante del régimen, conjurando el riesgo de pasokización. Mientras que el PP profundiza su descomposición (algunos analistas ya prevén su desaparición en los próximos años), Pedro Sánchez sale victorioso de las batallas internas (contra los barones del partido, como Felipe González, o la lider andaluza, Susana Díaz), vuelve a ocupar el centro político y recupera el crédito perdido ente la ciudadanía. La Corona española está muy satisfecha con este resultado: el PSOE jugará un papel clave como partido institucional, de régimen.

 

4. Con todo a su favor, las derechas perdieron una oportunidad histórica para obtener una mayoría política que serviría para implantar la reacción en España. Mientras que el avance de la ultraderecha (Vox) en la socidad española es notable, consiguiendo incluso condicionae el discurso y el tono de campaña de PP y Ciudadanos, el Gobierno de España no estará participado por un partido ultraderechista. Se frena (por ahora) el avance de esta dinámica presente en todo el mundo, al menos en la vertiente de la política institucional (Trump, Bolsonaro, Duterte, Erdogan, Salvini, Orban, etc.). En todo caso, el desembarco de Vox ha demostrado que la ultraderecha no necesita estar en el Gobierno para alterar y contaminar la agenda y el debate público. Y, en todo caso, la plataforma del Parlamento será muy buen aprovechada para disparar cotidianamente su artillería y consolidar su discurso de confrontación y de odio, aumentando así su visibilidad.

 

5. La alta burocracia de Bruselas respira aliviada. La reciente victoria del Forum para la Democracia en Holanda, hace poco más de un mes, desató el pánico en las instituciones europeas, ante la posibilidad de que el crecimiento de Vox pusiese a España en la órbita de los populismos de derecha, a puertas de las elecciones al Parlamento Europeo el próximo 26 de mayo.

 

5. Al calor de la convulsión social y política del Procès catalán y sus consecuencias, y en un momento histórico definido, por un lado, por la crisis sistémica, estructural y sostenida del capitalismo y, por otro, el auge de los populismos de derecha en todo el mundo, la clase trabajadora y sus demandas/intereses estuvieron casi totalmente ausentes del debate durante la campaña. Aquí se evidenció una de las grandes victorias, de carácter ideológico, de las derechas: los temas dominantes de campaña fueron la defensa de España contra el separatismo, (el riesgo de) la inmigración, la inseguridad, etc., con un tono de confrontación y planteamientos maximalistas en torno a la identidad. Sólo Unidas Podemos consiguió, con dificultad, posicionar demandas de carácter social.

 

6. Frente al claro señalamiento de las mujeres y de la agenda feminista -denuncia de las agresiones sexuales y la violencia de género, aborto, brecha salarial, etc.- como adversarios/enemigos por la ultraderecha, la respuesta del voto femenino fue contundente: mujeres, sobre todo, pero también jóvenes y clase trabajadora, contuvieron el avance de las derechas. Se demostró que el Estado español y sus pueblos son más diversos de lo que cabe en los planteamientos en clave excluyente de las derechas. En este sentido, estas elecciones pueden tener una importante proyección ideológica a futuro.

 

7. Como dato importante, cabe señalar el éxito rotundo de los partidos nacionalistas e independentistas vascos y catalanes, así como el fracaso absoluto de las derechas en ambos territorios. En Euskadi, las derechas no sacan un solo diputado, mientras que EH Bildu (socialistas, independentistas) obtiene su máximo histórico y el PNV (nacionalistas, conservadores) consolidan su primera posición. En Catalunya, Esquerra Republicana (republicanos, independentistas) obtienen una rotunda victoria, y junto con JxSí (nacionalistas, neoliberales) consolidan una fuerte presencia de los partidos del Procès en Madrid. Ciudadanos mantiene una presencia importante (sobre todo en Barcelona) y el PP se hunde: obtiene una única diputada en Catalunya, Vox otro más. Fuerte señal que consolida dos ideas: primera, las derechas no quieren hacer política en Catalunya o Euskadi, sino sostener la confrontación para sacar réditos en el resto de España, y segunda, frente a la agenda de la represión y la confrontación, los pueblos del Estado español quieren diálogo y política.

 

8. Después de varios años con representación mínima, o ausente del Parlamento, el Partido Comunista de España lleva a cinco diputados al Congreso -bajo la candidatura de Unidas Podemos-, incluido su Secretario General, Enrique Santiago, experto conocedor de la política latinoamericana y abogado cercano a organizaciones de derechos humanos y al proceso de paz en Colombia.

 

9. El resultado moderadamente positivo de estas elecciones -freno al crecimiento de la ultraderecha- contrasta con una debilidad de las organizaciones sociales y populares en el conjunto del Estado español. Antes de la crisis, esta dinámica siempre se veía acentuada cuando el PSOE obtiene un buen resultado electoral, y las circunstancias excepcionales de esta elección, así como el exitoso proceso de renovación del PSOE ante la sociedad, podrían debilitar aún más las dinámicas sociales y organizacionales de base. Sin embargo, el día de hoy ya se han producido movilizaciones de los pensionistas vascos en Bilbao, exigiendo el aumento de las pensiones de jubilación. Asimismo, el sindicato mayoritario en el Estado, Comisiones Obreras, ha avisado a Pedro Sánchez que espera un mayor peso de las políticas sociales en su nuevo Gobierno.

 

10. En menos de un mes, el próximo 26 de mayo, se celebrarán elecciones municipales (ayuntamientos), regionales (parlamentos autonómicos) y elecciones europeas. Estos nuevos comicios terminarán de definir las tendencias apuntadas ayer, y su proyección hacia la política local y europea. Existe aún una sensación de momento emergente, y por ello, hasta después del 26 de mayo, es poco probable que se anuncie la composición del nuevo Gobierno. El PSOE tiene varias opciones: gobernar en minoría y en solitario (algo común en otros países pero ajeno a la cultura política en España), gobernar con el apoyo e incluso la entrada en el ejecutivo de Unidas Podemos (para lo cual necesita, siempre, el apoyo de una o varias fuerzas independentistas), o apoyarse en Ciudadanos (improbable, ya que sería un movimiento muy mal visto por las bases socialistas y, del lado de Ciudadanos, comprometería su intención de convertirse en el nuevo partido hegemónico de la derecha en España). En todo caso, el Gobierno -con el PSOE a la cabeza- que saldrá de estas elecciones será estable y contará con la aprobación de las instituciones europeas.

https://www.alainet.org/es/articulo/199582
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