Cachemira, jugando a las puertas del infierno

28/02/2019
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Foto: archivo actualidad.rt.com
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La siempre candente frontera India - Pakistán ha vuelto a su máxima tensión desde el atentado del 14 de febrero, en que un muyahidín suicida, del grupo Jaish-e-Mohammed, (JeM) (Ejército de Mohammed), lanzara un vehículo cargado de explosivos contra un ómnibus militar, matando una cincuentena de guardias de seguridad en la región cachemir de Pulwama. (Ver: Cachemira, más fuego a la caldera).

 

Tras el ataque, el Primer Ministro hindú Narendra Modi, amenazó con “una respuesta adecuada”, a poco de las elecciones generales de mayo, en las que Modi va por un segundo mandato. El neofascista, no podía quedarse de brazos cruzados y advirtió que había dado “plena libertad” a las fuerzas armadas para decidir el momento y la naturaleza de lo “adecuado” de su respuesta.

 

El último martes 26 de febrero, 12 Mirage 2000 indios cruzaron la Línea de Control a las 3.30 de la mañana y lanzaron mil kilos de bombas en un campo de entrenamiento JeM, próximo a la ciudad de Balakot, en la provincia pakistaní de Khyber-Pakhtunkhwa, a unos 10 kilómetros de la frontera india. Esta es la primera acción que alcanza semejante nivel de conflictividad desde la guerra indo-pakistaní de 1971. El Primer Ministro pakistaní Imran Khan, condenó el ataque y dijo que respondería “en el momento y lugar de su elección”.

 

India, ya ha denunciado en muchas oportunidades que Pakistán, da cobijo a diferentes grupos extremistas que operan en la frontera y han perpetrado innumerables atentados en la Cachemira hindú. Según se cree, con bastante certeza, estas bandas son alentadas y financiadas por el Inteligencia Inter-Servicios (ISI), la agencia pakistaní que en muchas oportunidades parece moverse independiente tanto de las autoridades civiles de Islamabad, como de sus mandos naturales del Ejército.

 

Según fuentes hindúes, el ataque aéreo, destruyó el campo de entrenamiento alcanzando a matar “un gran número” de muyahidines, incluidos algunos de sus comandantes, sin provocar daños a civiles. Según las mismas fuentes, los bombardeos se habrían producido ante la inminencia de un nuevo atentado de militantes del JeM, que habría detectado la inteligencia india.

 

Si bien los intercambios de artillería y armas ligeras sobre la Línea de Control (LdC), el punto más caliente de la frontera, son muy frecuentes, no se registraban incursiones áreas, por lo menos reconocidas públicamente, desde la guerra de 1971.

 

La actividad terrorista no se había detenido tras el ataque en Pulwama: el 18 lunes, los separatistas asesinaron a un comandante del Ejército indio y por lo menos a otros tres soldados.

 

Por su parte,  fuentes de Islamabad, respecto al bombardeo indio del martes, negaron la efectividad del ataque, aduciendo que las naves pakistaníes había logrado poner en fuga los Mirages indios y que solo habían lanzado entre cuatro y cinco bombas en zonas silvestres durante su huida. A pesar de esas negativas, las autoridades pakistaníes cercaron el área y ni siquiera se permitió la entrada de la policía local.

 

Tanto Nueva Delhi como Islamabad se acusaron mutuamente de haber atacado aldeas y puestos del ejército en proximidades de la Línea de Control (LdC), el punto más caliente de la frontera cachemir. Un vocero militar pakistaní dijo que seis civiles murieron al ser alcanzados por fuego enemigo, al tiempo que desde el mando indio se informó que fueron atacadas las aldeas de Kamalkote y Kalgo de su territorio, pero no se produjeron víctimas mortales.

 

En la madrugada del martes, el ejército pakistaní, rompiendo el alto el fuego, había comenzado a atacar con armamento de alto calibre, incluso con morteros de 120 mm, en diferentes sectores de LdC.  Incluso a lo largo de la jornada del miércoles, Pakistán derribó cazas MiG 21 Bison indios, que sobrevolaban su territorio. Uno de los pilotos fue hecho prisionero por un grupo de civiles y exhibido más tarde en la televisión y las redes, con su cara ensangrentada debido al hostigamiento de la turba. Nueva Delhi ha legitimado esa información dando a conocer el nombre del piloto: Abhinandan Varthaman.

 

India, por su parte, derribó un caza F-16 pakistaní que violó su espacio aéreo. Fueron varios las naves de Islamabad que violaron el espacio aéreo indio en las regiones de Punch y Nowshera de Jammu y Cachemira, protagonizando al menos dos ataques.

 

Tras estas últimas cuarenta y ocho horas de vértigo, ambas naciones se aprontan en claros movimientos prebélicos. Gran cantidad de tropa de ambos países han llegado a la frontera mientras todos los aeropuertos comerciales de Pakistán han sido cerrados, al tiempo que India clausuró los ocho principales del país, incluidos los de las tres ciudades más importantes de Cachemira: Jammu, Srinagar y Amritsar. Todas las aerolíneas comerciales que operan desde el este asiático a Europa, han debido modificar sus rutas e incluso suspender numerosos vuelos, dejando una gran cantidad de viajeros occidentales varados en Filipinas, Malasia, Singapur, Camboya y Vietnam.

 

Nueva Delhi ordenó la construcción de 14 mil bunkers para la población civil asentada a lo largo de su frontera con Pakistán en el estado de Jammu y Kashmir, para evitar evacuaciones masivas. Estos refugios estaban ya planeados desde antes de esta nueva escalada por lo que Nueva Delhi impulsó a fondo la construcción.

 

Los servicios sanitarios han debido cancelar francos y vacaciones y gran cantidad de insumos médicos están siendo acopiados en los diferentes hospitales de área. Las autoridades han ordenado el cierre temporal de escuelas en un radio de 5 kilómetros a lo largo de la LdC, en los distritos de Rajouri y Poonch desde el miércoles 27.

 

Las autoridades indias han detenido a trecientos separatistas cachemires en el estado de Jammu y Kashmir, que se organizaban para protagonizar disturbios en diferentes puntos de la frontera.

 

Campaña electoral

 

La creciente ola de violencia en Cachemira ha exacerbado las ínfulas nacionalistas a ambos lados de la LdC. 2018, se había convertido en el año de mayor cantidad de violaciones al alto el fuego, pero al parecer el ataque del 14 de febrero habría colmado la paciencia belicista del partido de Modi, que ve una gran oportunidad en este conflicto para imponerse en las elecciones de mayo. Los últimos sondeos registran que desde el ataque contra el bus militar, Modi habría aumentado en la intención de voto.

 

El primer ministro Khan, que convocó a una reunión urgente a sus generales, condenó la “política india irresponsable” y acusó a Modi de haber provocado este conflicto por razones electoralistas.

 

En septiembre de 2016, el ataque de contra la base del ejército indio en Uri, en el valle de Cachemira fue el más letal hasta el del último día catorce, dejando 19 soldados indios muertos en una operación conjunta entre Lashkar-e-Taiba (Ejército de los Puros), protagonistas de los atentados de Bombay en 2008, y el Jaish-e-Mohammad . Delhi persiguió a los atacantes con una serie de “ataques quirúrgicos”, ingresando en territorio pakistaní con una pequeña dotación de comandos de élite, por varios puntos a lo largo de LdC, que destruyeron algunos campamentos de avanzada de los integristas.

 

La última escalada de grandes proporciones fue entre mayo y julio de 1999, en lo que se conoce como la guerra del Himalaya o de Kargil, un enfrentamiento limitado a los grandes picos del Himalaya en Cachemira, cuando irregulares paquistaníes ocuparon el distrito de Kargil, controlado por India. La campaña duró 74 días, con un costo cercano a las mil bajas por bando. El choque concluyó con la pérdida por parte de India del control de las alturas alrededor de Kargil, controlando las ricas aguas de los deshielos. Este conflicto fue el primero entre las dos naciones después que ambas hubieran alcanzado el status de nación con potencia nuclear.

 

Todas las potencias mundiales: China, Rusia, Estados Unidos e Irán, como potencia regional y vecina a Pakistán, están siguiendo con mucho cuidado la nueva escalada de este antiguo conflicto, que, de intensificarse, podría dejar a la humanidad entera jugando a las puertas del infierno.

 

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

https://www.alainet.org/es/articulo/198479
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