La izquierda estatista y la izquierda comunal

14/12/2018
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Después de las experiencias del socialismo del siglo 20 y 21, en la que cierta parte de las izquierdas se sintieron traicionadas o no representadas por quienes accedieron al poder, y que luego pasaron a combatirlas y desenmascararlas; se hace necesario a este momento, el demarcar bien a la una y a la otra izquierda, antes que quedarse en ataques mutuos, en la que los que han estado en el poder los acusan de “infantiles” o de “extremistas”, y a su vez ellos, de que son la “nueva derecha” o una “falsa izquierda”.

 

En todos los países a donde la izquierda ha llegado al poder representan a la corriente estatista, cuya política ha sido concentrar todo en el Estado, en el partido revolucionario, en el politburó, en el Secretario General o Presidente. Lo que, en última instancia, ha significado en una sola persona: Lenin, Stalin, Mao, Castro, Chávez, Ortega, Correa, etc. Cada uno de ellos desplazaron y hasta llegaron a matar a sus propios compañeros para imponer sus caprichos personales, lo que demuestra el carácter monarquista de esta izquierda, que no se diferencia de los reyes y fascistas que actúan de la misma manera.

 

Es un mito la “dictadura del proletariado”, pues es la dictadura del patrón máximo. Como es igual un mito de que primero hay que imponer a la burguesía la dictadura del proletariado, para luego pasar a la democracia proletaria y finalmente extinguirla en el comunismo, en donde todo será igualdad. Mito que lo inventó Marx cuando tenía 30 años y que como todo joven idealista soñaba en un mundo perfecto. Es la religión secularizada de esta izquierda estatista, estamental y piramidalista. Es igual al mito de los cristianos, que creen que después de la muerte encontrarán en el cielo el amor eterno junto a Dios-Padre. Ambos, no creen que lo encontraran aquí, sino luego, en la otra vida o en sus tataranietos, respectivamente.

 

Frente a esta realidad, y ante el dogmatismo y canonización del marxismo, que ha hecho esta izquierda ha surgido otra izquierda, que no canoniza a Marx pero que tampoco lo rechaza a raja tabla, sino que toma lo positivo de él, como de Lenin, Mao, y demás personajes de la izquierda estatista. Evidentemente, su postura se enmarca en todo lo contrario a la izquierda dictatorial y piramidalista, siendo su eje la defensa plena del poder popular, para que ésta sea una práctica y forma de vida real, y no un mero discurso de trampolín para concentrarlo todo en un monarca de izquierda, al igual que la derecha en uno del mismo tipo.

 

Que sea verdaderamente el pueblo el autor y ejecutor de sus propias transformaciones, y no la de unos cuantos camaradas que se apoderan de la revolución, a nombre del poder popular. Como en la derecha a nombre del pueblo. Esta izquierda cree en la participación amplia y masiva de la población, basada en un poder comunal de organización y dirección social dentro de una forma espiralada de funcionamiento, en que suben y bajan la toma de decisiones, y que no queda en el “centralismo democrático” del máximo del partido, el que decide en última instancia por todos.

 

No cree en una economía centralizada porque tiende a concentrar en el estado, es decir, en el monarca de izquierda; al igual que la derecha que lo concentra en los grupos monopólicos. Promueve una economía recíproca y mutual entre las fuerzas económicas, en la que la economía comunal juega un papel fundamental, poniendo equilibrio con la economía privada y la estatal. Mientras la derecha principaliza a la economía y propiedad privada, y la izquierda estamental a la economía y propiedad estatal, a la izquierda comunal le interesa promover la economía y propiedad cooperativa, asociativa, comunitaria, colectiva. A esta última, no le interesa la desaparición de la propiedad privada universalizándola en el estado, ni al revés como promueve la derecha neoliberal, sino que acepta la existencia de las tres economías, pero que funcionen complementariamente dentro de un sistema mutual, es decir, ni en un sistema capitalista ni socialista. La economía comunal y la individual, deben estar sobre lo estatal. Y entre lo comunal y lo individual, debe tener mayor peso el interés social que la persona en particular.

 

La izquierda comunal o mutual está en contra de la privatización de la economía que promueve la derecha y la estatización que promueve la izquierda estamental. Ambas experiencias y sus intermedios entre ellas, han fracasado rotundamente en el mundo entero y nos han conducido al caos climático y social que vive toda la humanidad. No es posible seguir dándose con la misma piedra, y tenemos que dar el paso a lo comunal y mutual, en las diferentes formas y medios en que ella se expresa ahora, como: Decrecimiento, Bienes Comunes, Buen gobierno, Buen Vivir, Ecoaldeas, etc. Todas estas posturas, no son aventuras ni experimentos, sino que tienen una experiencia de miles de años en las antiguas y milenarias comunidades y aldeas en todo el mundo; pero que además aprovechan lo mejor del privatismo y del estatismo.

 

La izquierda comunal y mutual debe marcar bien la distancia con la izquierda estatista y dictatorial, si quiere ser una alternativa, pues ahora con la debacle del progresismo hay un repunte de la extrema derecha, que va ganando espacio en todo el mundo. Están aprovechándose del desastre en que han dejado los estatistas a sus países y que desacreditan a la izquierda general, sin que la mayoría de la gente pueda ver la diferencia entre las izquierdas. A la final parece una pelea de poder entre las izquierdas y no una lucha de principios, programas, conceptos y prácticas, para que la población pueda ver claramente la diferencia. Esa es la tarea de la izquierda comunal o mutual, si quiere ser una opción real y profunda.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/197155
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