Soberanía

20/11/2018
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Este 20 de noviembre es el Día de la Soberanía, pero es un feriado más que descontextualiza y banaliza nuestras fechas patrias. Esto sucede en nuestro país en medio de una profunda recesión, de un clima represivo amenazante y con una perspectiva considerable de continuidad de las malas condiciones económicas para las grandes mayorías. Indudablemente el período que corresponde a la acción del gobierno de Cambiemos encabezado por el presidente Macri ha profundizado nuestra dependencia en lo simbólico y en lo concreto. Desde la desaparición y/o distorsión de nuestra historia hasta la enorme deuda contraída (que responde claramente a un saqueo escandaloso (pero imperceptible para la mayoría) de capitales. Un saqueo del producto del esfuerzo de las trabajadoras y trabajadores que somos los que producimos toda la riqueza material y espiritual de este país.

 

¿Cómo se interpreta la falta de un reclamo contundente, consecuente y masivo hacia el gobierno por parte la población? Es imposible adentrarse en los pensamientos de millones de argentinas y argentinos, pero seguramente podremos esgrimir algunas cuestiones que están emparentadas con esta falta. Hay permanentes expresiones importantes de reclamos que se ven disminuidas por varios motivos, la propia fragmentación, el ocultamiento, la distorsión y, muchas veces, el individualismo colectivo que las anima. La falta concreta de información verdadera. Las condiciones socioeconómicas existentes cuando terminó el mandato del gobierno anterior. Las formas de dominación tradicionales y las nuevas entre las que se encuentran la pasividad generada por medios de comunicación masivos particularmente las redes sociales. El exceso de subjetividad y egocentrismo fomentado deriva en la dificultad de ser solidario o de simplemente contemplar otros grupos que no sean el propio exactamente o no encarnen los mismos reclamos. Y aquí debemos hacer un esfuerzo concreto.

 

Hacemos acá un paréntesis para resaltar la importancia de no dejarnos llevar por los falsos enfrentamientos entre trabajadoras y trabajadores que tenemos principal y básicamente los mismos intereses. En este contexto de constante pérdida de derechos y de poder adquisitivo (al fin y al cabo, en el neoliberalismo la calidad de vida se consigue con dinero y es eso lo que falta) para conseguir la unidad imprescindible para enfrentar a la ínfima minoría favorecida (que depende del criterio que utilicemos la podemos ubicar entre el 3% como mínimo o el 15% como máximo) debemos enfrentar múltiples obstáculos. “Cuando se lee poco se dispara mucho” es una metáfora de nuestra sociedad, la falta de lectura es literal pero también se aplica a la falta de una “lectura” de la realidad, cómo leemos la realidad, cuánto nos dejamos llevar por prejuicios, la falta de compasión hacia la otra persona, la falta de sensibilidad (anestesiada, censurada, amenazada) y la falta de poder establecer jerarquías entre los padecimientos del pueblo. Como consecuencia de esa falta de lectura, disparo, largo, suelto, más cerca de un mecanismo catártico que a la vez me aleja (aún más) de una actitud de responsabilidad social. Todo esto conspira contra la solidaridad y organización colectiva.

 

Si no se produce una reacción creciente de protesta ante semejante descalabro social económico y cultural es porque este ajuste está siendo sostenido por millones de mujeres y hombres que están disminuyendo sus posibilidades económicas, que están rebajando sus propios salarios, o aceptando esas reducciones, que están endeudándose aún más sin pararse a pensar colectiva y socialmente, ya no en un proyecto colectivo de país sino en que la unión y la solidaridad hacen la fuerza. Estamos sosteniendo la concentración, la extranjerización y el saqueo de nuestra economía. Algunos (pocos) son parte de la especulación que destruye día a día el trabajo como salida de la crisis-

 

En estas condiciones es muy difícil plantear tanto cuestiones básicas como los grandes temas nacionales que nos afectan. Si no podemos cuestionar las tarifas “públicas” que somos obligados a pagar, mucho menos podemos cuestionar la reunión del G20 que se realizará en nuestro país en los próximos días. Retomando el comienzo, la idea de Soberanía se diluye cuando la igualdad, la solidaridad y la justicia quedan tapadas por el ego-liberalismo, la culpa y la deuda. La idea de Soberanía se diluye cuando sólo vemos la parte negativa de la política y deja de ser una “herramienta de transformación” para todas nosotras y nosotros. Le idea de Soberanía se diluye cuando no avizoramos un modelo productivo nacional, popular, democrático, feminista y latinoamericanista que nos permita alcanzar justicia social plena para todo el pueblo. Retomar, una vez más, la tarea por la liberación. Retomar, en el siglo XXI, las ideas emancipatorias, las únicas que nos darán paz, pan y trabajo para todo el pueblo.

 

Dos aclaraciones importantes: en esta realidad la acción política de las mujeres luchando por la igualdad de género, de derechos y a la vez participando activamente de las luchas colectivas es central por nuestra doble vinculación al movimiento obrero y al movimiento de mujeres. Cuando hablamos de trabajadoras estamos hablando de todas las mujeres, sea cual sea su condición: tenga trabajo formal, informal, realice tareas de cuidado, o esté jubilada, a todas nos une la condición de trabajadoras.

 

En este contexto entendemos que tenemos la prioridad obligada de alcanzar la unidad del campo popular (con eje en el peronismo-kirchnerismo) para volver a tener un gobierno de características progresistas, que contemple las políticas públicas, que reconozca nuestra historia. A la vez sostenemos que el papel de las trabajadoras y trabajadores organizados es central, que “La calle sigue siendo el escenario de las grandes transformaciones” (dijo hoy Cristina Fernández de Kirchner en CLACSO 2018), que en este sentido hay que seguir articulando unidad, unidad y más unidad de acción y de acción política, de programa y de consenso, en definitiva unidad patriótica que conforme un Frente patriótico con la participación de todos los sectores perjudicados por este gobierno. Para decirlo claramente, no entusiasmarnos con lo electoral dejando de lado la organización sindical y social. El triunfo siempre estará más cercano con un pueblo movilizado y solidario que reclame por sus derechos. Dejar de lado toda especulación es vital.

 

“La unidad exige un claro propósito y una estrategia común variada en su aplicación, pero no aguada por malabarismos palabreros. Es, a nuestro juicio, lo mínimo que podemos ofrecer a los pueblos de América Latina”. Impresionante vigencia del pensamiento de John William Cooke en un momento en el cual la responsabilidad de las argentinas y argentinos para con la región aumenta. Es hora de la acción política concreta y al servicio de la Patria (o Matria). La Unidad es el único camino, pero el grado de solidaridad, organización, y conciencia que logremos será determinante para los días que vendrán.

 

Bahía Blanca, 19 de noviembre de 2018

 

Laura García Vázquez, secretaria adjunta CTA autónoma prov. de Buenos Aires

 

https://www.alainet.org/es/articulo/196661
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