El uno y el otro: como dos gotas de agua…servida

18/10/2018
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El 25 de septiembre, cuando el entonces presidente del Banco Central Luis Caputo se tomaba las de Villadiego por orden del FMI y el Departamento de Estado norteamericano, un diario capitalino reproducía una entrevista con el ex presidente de la institución en la era Cristina Fernández de Kirchner (CFK), Alejandro Vanoli, quien sostenía, con respecto al Acuerdo (swap) por 9 mil millones de dólares que debía firmarse ese día con China:

 

‘El swap implica un financiamiento importante, tanto en lo comercial como en lo financiero. A la vez, está claro que esto intenta compensar el acuerdo con el FMI, que fue mucho menor de lo que esperado. Y esta negociación de Caputo con China, puede haber reforzado el enojo del FMI y Estados Unidos, en medio de la guerra económica que estamos viviendo’. (Perfil.com, 25 de septiembre). La guerra terminó con el swap……

 

Esta guerra signa los vaivenes políticos en Nuestra América, en donde el candidato nazifascista, Jair Bolsonaro, creado e instrumentado por los laboratorios de Guerra Psicológica de EE.UU. y al servicio de los intereses imperiales, aspira a convertirse en ‘presidente’ de la ‘democracia’ brasileña. La candidatura de Bolsonaro - precedida por una infame campaña iniciada con un golpe institucional contra Dilma Rousseff y continuada con la proscripción de Lula Da Silva a la pugna por la presidencia- es una ‘candidatura de Trump’. Por lo tanto es distinta a la de Mauricio Macri, tan derechista, saqueador y antipopular como el brasileño, pero diseñada en la era presidencial de Barack Obama. Claro, se dirá que tanto uno como otro presidente de los EE.UU. significan lo mismo, pero en una disección más perfecta del cadáver’ democrático’ norteamericano es necesario comprender que la presidencia de Trump se enmarca en el racismo, chauvinismo y belicismo de un personaje que lleva adelante una confrontación abierta con Rusia, China, Irán y todos aquellos países no controlados o con intereses contrapuestos a EE.UU.

 

Por lo tanto Bolsonaro es un engendro de la nueva administración Trump, quien pretende salvar al imperialismo norteamericano y al capitalismo en general cortándose solo por el mundo y ensayando torpes maniobras tendientes a dividir un ‘enemigo’ que ha sabido virar y protegerse de los venenos imperiales durante mucho tiempo.

 

Macri, por otra parte, es una gota de agua… servida - aunque algo distinta- en cuanto a su homologación con Trump. No es un puro efluente engendrado en la cloaca actual, sino que contiene algunas ‘impurezas’ dignas de ser tomadas en cuenta. Cínico, payasesco, mentiroso y sin vuelo alguno de estadista, Macri es un Isidoro Cañones -valga una mala comparación- de la política local e internacional. Sus negocios con EE.UU. no le van en zaga con los negocios con China, no sólo porque la relación con el país socialista asiático fue ‘heredada’ del gobierno anterior, sino porque a través de su padre y otros personajes afines a su administración ha aceitado esas relaciones, tal cual lo consignó quien esto escribe en notas anteriores (ver ‘Los Caminos a Seguir’ en “Resúmen Latinoamericano”,  e ‘Impostaduras’, esta última publicada en la ahora bloqueada página web “La Pluma”).

 

Y ahora eso le pesa como un lastre del cual, si no se desprende, puede hacerlo caer como una bolsa sobre las rocas.

 

El contexto de una llamada

 

Hace unas pocas horas, el verborrágico nazifascista Bolsonaro, quien hasta ahora no triunfó en la segunda vuelta eleccionaria, llamó al presidente Macri para ‘saludarlo’ y felicitarlo por haber ganado en las elecciones presidenciales del 2015. Según se dijo, las dos gotas de agua…hablaron de ‘generalidades’…lo que significa comúnmente de ‘cualquier cosa’, aunque general sea el grado militar más alto en cuanto a golpes de Estado.  El llamado estuvo contextualizado en los entuertos de Macri con la radical-cambiemista Elisa Carrió en cuanto a ‘elegir’ o irse, que la representante directa del Departamento de Estado norteamericano revestida de diputada local planteó al presidente. El tema que los enfrentó, según se informó, es la negativa de Macri de pedirle la renuncia a Germán Garavano, ministro de justicia, quien dijo no acordar con el enjuiciamiento de la ex presidente CFK, ahora senadora, previo desafuero en la Cámara Alta. Garavano, fiel a Macri, quien vislumbra como la cabeza de su jefe es codiciada por la espada de los que están a su derecha, sabe que si la chueca ‘Justicia’ pide ahora la prisión para CFK por ‘corrupción’, también en un momento cercano pedirá el mismo destino para Macri y tutti quanti. Y que este procedimiento servirá para ‘juzgar’ en perspectiva por ‘corrupción’ a toda la clase política vinculada a la democracia burguesa. Esto, que es agradable a una gran masa de población viciada por la hipocresía y la ignorancia y afín a la reacción fascista uniformada, le permitiría al ‘salvador de la Patria’ de turno echar a Macri y hacerse del poder. O sea, convertirse, ese sí, en un Bolsonaro local, adaptado a la nueva época de horca y cuchillo planificada por el imperialismo a fin de ocupar definitivamente su patio trasero del Cono Sur y echar por la borda cualquier acercamiento chino, ruso, iraní, etc.,  al subcontinente, en su vértice sur.

 

Mientras analistas brasileños y locales adelantaron, si resulta triunfante, el casi seguro alineamiento de Bolsonaro con EE.UU. y su rupturismo con China- (ver nota de Pablo Andreani en ‘Clarin Rural’ - Clarin.com-; declaraciones del CEO de exportadora Vale, de Brasil -Perfil.com- del 15 de octubre, y declaraciones de Bolsonaro al medio brasileño Radio Bandeirantes, -El Pais.com.uy- del 11 de octubre)- medios locales informaron que funcionarios argentinos se hallan en China analizando la ‘letra chica’ de los acuerdos que se firmarían a fines de noviembre entre el gigante socialista y la Argentina de Macri…si aún existe…(ver Infobae.com, 17 de octubre : ‘Entretelones del acuerdo nuclear con China: tecnología inusual, ingeniería financiera y fondos para obra pública’).

 

Así las cosas, las dos gotas de agua servida se hallan separadas por conflictos en ciernes y por situaciones distintas. Bolsonaro es un candidato Trumpista, de los militares genocidas retirados, y en actividad, y elementos de la ultraderecha nazifascista brasileña, con millones de seguidores más o menos encuadrados por el narco, la delincuencia organizada, los pastores made in USA y los servicios de inteligencia militares.

 

Macri, arribado al gobierno en la era pre Trump, y el consiguiente contexto político, económico y militar que la signa, no es todavía el Bolsonaro local. El ‘llamado’ de Bolsonaro para que se integre al redil del terror, las maniobras de Carrió para que acepte formar parte de la anatemización de los ‘políticos’ y, perspectivamente, de la ‘política’ corrupta- vía segura al golpe militar - y las presiones para que él y sus compinches abandonen cualquier relación con China están a la orden del día.

 

Hablando claro

 

Los entuertos ‘judiciales’, las amenazas de prisión a sindicalistas, la ‘corrupciòn’ que parece salpicarlo todo, las idas y venidas hacia y desde los EE.UU. de ‘candidatos’ y otros ejemplares de la fauna local, las des-informaciones mediáticas, los vaivenes de algunos que ahora llaman a librarse de Macri y que no son precisamente revolucionarios, nos llaman a hablar claro.

 

Quienes desde el primer momento denunciamos a Mauricio Macri, sus funcionarios y sus compinches de toda laya como entregadores y saqueadores de la Nación, explotadores y represores de los trabajadores, fabricantes de narcos y desocupados y demás aberraciones, advertimos lo siguiente: el momento político local e internacional está ‘maduro’ para un desenlace golpista en la Argentina, convocado por sectores del mismo gobierno y apoyado por sectores de la Iglesia, de los Evangelistas pentecostales, de las Fuerzas Armadas, de los grandes empresarios económico –financieros, de las fuerzas de seguridad, y de algunos sindicalistas y dirigentes a la que te criaste que quieren caer parados en la volteada. Nuestra bandera es alertar sobre el gatopardismo por venir, terminar ya con Macri y su gobierno, llamar a una Asamblea Constituyente que, con mandato, aplique los programas antiimperialistas y anticapitalistas históricos, en el marco de la constitución de un gobierno de los trabajadores y el pueblo que marche decididamente hacia el socialismo.

 

Ni Macri ni Bolsonaro.

 

La calle y la organización son las claves para secar definitivamente en el pozo ciego de la historia las aguas servidas.

 

 17 de octubre del 2018

https://www.alainet.org/es/articulo/196025
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