Nuestro peor enemigo

27/08/2018
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Con el paso del tiempo cambia nuestro entorno y cambiamos nosotros también. Por eso de vez en cuando es bueno preguntarnos cuál es nuestro peor enemigo afín, como decía san Pablo, de “no correr en vano”. Frente a situaciones dolorosas, luchas difíciles, traiciones, cansancio, desorganización, crecimiento de la pobreza… acusamos al sistema que nos domina, el individualismo imperante, la corrupción generalizada, las ideologías que se derriten, etc. Ciertamente son enemigos, pero lo decía Domitila, luchadora boliviana: “Nuestro peor enemigo es el miedo” que nos transforma en cobardes y cómplices del sistema, del individualismo, de la corrupción y de la pérdida de rumbo…

 

Tenemos miedo a mirar la realidad de frente, analizarla, descubrir sus causas, porque esto implica compromisos. Tenemos miedo a hablar más detenidamente de lo que nos preocupa y nos molesta porque sería dar un paso hacia más responsabilidad y coherencia. Tenemos miedo a las reflexiones sociales, ambientales, políticas, espirituales porque sabemos esto también nos implica personalmente. Tenemos miedo a reunirnos entre vecinos, entre profesionales o desocupados porque no queremos enfrentar los problemas. Tenemos miedo a un cristianismo comprometido con los pobres y con la lucha contra la pobreza porque sabemos que eso nos va a traer dificultades. Tenemos miedo en definitivo a mirarnos de frente como en un espejo…

 

Entonces nos quedamos en la mediocridad, la indiferencia, la pasividad, la complicidad, la cobardía. También se aleja la verdadera felicidad de nuestra vida, porque la felicidad es fruto de la amistad, el compartir, la solidaridad, la lucha por una vida mejor para todos. El infierno comienza en nuestra soledad.

 

Para dejar el miedo de un lado decidámonos a hablar, reflexionar juntos, emprender pequeñas acciones que nos van a cambiar y van a cambiar algo de nuestro entorno, pues sabemos que “un gota de agua cambia el nivel del mar”. Es bueno también repetirnos a menudo la palabra de Jesús a sus cobardes apóstoles: “¡Ánimo, he vencido el mundo de la maldad!”.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/194949
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