Orden Previsor

25/07/2018
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Un orden previsor consiste en la preparación de una serie de medidas de contingencias que permiten dar respuestas inmediatas para sortear o atemperar reacciones consideradas “inconvenientes” o “perniciosas” por obstaculizar un determinado proceso hacia un fin o propósito que se busca alcanzar. De múltiple aplicación, este orden suele ser considerado en gobiernos que procuran estar preparados para responder a posibles cuestionamientos o protestas que pudieran afectar su propia estabilidad.

 

Las recientes decisiones tomadas por el gobierno argentino sobre un nuevo ordenamiento de las fuerzas armadas del país, introducida en un variado paquete de medidas de carácter administrativo, de uso racional de los recursos existentes, de modernización de los sistemas técnicos operativos, etc., en general no sorprenden. Se intuye de donde proceden esos lineamientos, sugerencias o deseos para hacer esos cambios que se están dando en otros países vecinos. Sí en cambio lo que se destaca y merece considerar es lo relacionado con esa parte en que se ordena el retorno de los militares argentinos a intervenir en los asuntos internos de la sociedad lo que despierta suspicacias y alarmas y revive malos recuerdos de un pasado tenebroso.

 

Se le considera de suma gravedad si la intención, en el tiempo que le queda al actual gobierno, es dar un primer paso hacia el establecimiento de un Estado autoritario que convoca a las fuerzas militares a que se sumen a la tarea de silenciar voces y reprimir protestas sociales. Es carga pesada si es que el poder de siempre, el que ha estado entre bambalinas de todos los golpes cívicos- militares, vuelve a depositar en los uniformados tan infausta tarea. ¿Cuál será la última reacción de las instituciones armadas? eso está por verse. Como también cuánto pesa hoy en los nuevos mandos militares aquella frase del Gran Libertador y Padre de la Patria “Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas”.

 

En todo caso, piensan algunos, que debería el Presidente Macri incorporar en ese Orden Previsor, si es que este realmente existe y no es algo improvisado o no muy bien pensado, lo que podría suceder si los militares argentinos otrora alentados por el mismo poder se resisten a volver a manchar su nombre.

 

Lo cierto es que después de esta medida y de tres años de incertidumbres y nublados, y para muchos de grandes desaciertos, hay quienes reaccionan con marcadas beligerancias. Se percibe tal estado tanto en quienes se sienten responsables o causantes de aquello que padecen, al caer en la cuenta de que fueron estafados; convertidos en cómplices por haber elegido a un gobierno de gente, a la que llaman inepta y mentirosa, como en aquellos que sufren con mayor intensidad penurias debido a la pérdida de derechos, a los ajustes, a la dramática reducción del poder adquisitivo de los salarios , a los masivos despidos, a los tarifazos..., un creciente malestar que amenaza con un estallido social. Máxime cuando les acude a la memoria lo que desde el primer día de gobierno se hizo exactamente lo contrario a lo que el candidato dijo que no haría en comparecencia pública, en un debate, quedando en consecuencia en entredicho su legitimidad como gobernante. Estos antecedentes con justa razón inducen a pensar que la reciente medida adoptada por el actual gobierno tiene un subrepticio dejo intimidatorio.

 

¿Corre peligro la democracia argentina? ¿Ha llegado la hora de defender lo que queda y recuperar lo perdido?

 

https://www.alainet.org/es/articulo/194320
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