La frontera de la discordia

08/05/2018
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¿A qué nos hemos metido en la frontera? El asunto no es sencillo, como tampoco será sencillo salirse correctamente de este atolladero. Según lo que se puede comprender es que esta zona de la frontera esmeraldeña era el paso de grandes cantidades de drogas hacia el océano Pacífico. Parece que ni las fuerzas armadas, ni la policía, ni el gobierno no midieron adecuadamente ni el tráfico de drogas ni el poder del tal Guacho ni el secuestro de los periodistas de El Comercio, actuando apresuradamente y tal vez equivocadamente.

 

La desinformación sobre estos asuntos es campante y las informaciones de las redes sociales añaden a la confusión general: no se sabe a quién creer… y los cadáveres de los 3 periodistas como la pareja secuestrada siguen sin saber dónde están. La alianza de los gobiernos ecuatoriano y colombiano contradice lo actuado desde los 50 años que estuvo actuando la guerrilla de las FARC. ¿Qué objetivo tiene la firma de un acuerdo entre el gobierno, la policía, las fuerzas armadas y las fuerzas de inteligencia norteamericanas, si sus numerosas bases militares en Colombia han sido ineficaces para combatir a las FARC y al contrabando de estupefacientes? ¿Por qué no se dedican a cerrar sus propias fronteras para que la droga no entre a Estados Unidos? ¿No será meter el zorro en el gallinero?

 

En una de sus parábolas, Jesús nos habla de ‘construir la casa sobre la roca y no sobre la arena, pues las fuertes lluvias y los grandes vientos acabarán con la casa: y todo fue un gran desastre’. ¿Cómo detener el gran desastre que se nos está viniendo encima? El gobierno tiene que andar con la verdad y prudencia necesarias, sino la confusión, la duda y la desconfianza seguirán creciendo. Tiene también que reconocer las falencias y rectificar las actuaciones defectuosas: se habla más de acciones de guerras que de paz. ¡Ojalá se desoigan las voces que presionen “apagar el fuego con gasolina”! afín de la paz sea fruto del diálogo, el consenso y la independencia.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/192724
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