Nuevas trampas transgénicas

19/02/2018
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A las transnacionales de los transgénicos no les alcanza con tener el monopolio de las semillas comerciales e invadir nuestros campos y alimentos. Además quieren cada vez menos regulaciones y de paso engañar a la gente con otros nombres para sus nuevas biotecnologías, intentando separarlas del rechazo generalizado a los transgénicos. Avanzan también agresivamente en el intento de manipular no solamente cultivos sino también especies silvestres, para hacer “ingeniería genética de ecosistemas”, lo que podría provocar la desaparición de especies enteras.

 

Todos estos lineamientos estratégicos de la industria biotecnológica transnacional se reflejan en la nueva normativa que la comisión de bioseguridad de Brasil (CNTBio) aprobó el 15 de enero 2018. Con ella, la CNTBio abrió las puertas para que productos derivados de lo que llaman “tecnologías innovadoras de mejoramiento de precisión”, puedan ser considerados no OGM (organismos genéticamente modificados) y que lleguen al campo y a los consumidores sin pasar por evaluación de bioseguridad ni etiquetado.

 

La estrategia de que los productos de nuevas biotecnologías no se consideren OGM para evadir las leyes de bioseguridad, no es nueva. En Estados Unidos ya se aplicó en algunos productos, como hongos manipulados genéticamente con la biotecnología CRISPR-Cas9. En Europa, la discusión sobre las nuevas biotecnologías lleva un par de años y aún no se resuelve, aunque todo indica que la Unión Europea no permitirá que evadan la regulación, al contrario, podría resultar en cambios a las leyes para hacer evaluaciones de riesgo más exigentes, por las nuevas amenazas que presentan estas tecnologías. Por el contrario, Argentina estableció en 2015 una normativa sumamente general y laxa que permite exentar de evaluación de bioseguridad a los productos de varias nuevas biotecnologías. (Revista Biodiversidad 87, 2016, https://tinyurl.com/ybhxu4g9)

 

Lo nuevo y muy preocupante con la resolución de la CNTBio en Brasil es que además de todo ello, establece explícitamente un canal para aprobar la liberación a campo de impulsores genéticos, a los que llama “técnicas de redireccionamiento genético”, pero para no dejar dudas, lo escribe también en inglés: gene drives. Es el primer país en el mundo que establece canales para liberar al ambiente este tipo de OGM altamente peligrosos.

 

Se trata de una tecnología diseñada para engañar las leyes naturales de la herencia, haciendo que toda la progenie de plantas, insectos y otros animales que sean manipulados con impulsores genéticos (gene drives), pasen forzosamente esos genes modificados a la totalidad de su progenie. Si la manipulación es para producir, por ej., solamente machos (lo cual ya están intentando con insectos, ratones y plantas), la población –o hasta la especie- podría extinguirse rápidamente (https://tinyurl.com/y8clpzpa). Una vez liberados al ambiente, los seres vivos que haya sido manipulados con esta tecnología no respetarán fronteras, por lo que los países limítrofes de Brasil deberían preocuparse ya mismo de esta amenaza.

 

Todas las nuevas biotecnologías que se engloban en estas normativas de Brasil y Argentina, son formas de ingeniería genética que entrañan nuevos riesgos e incertidumbres. El hecho de que se hayan o no insertado genes de otras especies –cómo sucede con los transgénicos que ya están en campo- o que la inserción sea en un lugar más exacto, como afirma la industria, no significa que no entrañen riesgos, incluso mayores que los existentes. La Dra. Ricarda Steinbrecher, de la Federación de Científicos de Alemania explica que siguen siendo cambios artificiales a los genomas de los organismos, sobre cuyas funciones hay grandes lagunas de conocimiento. Se pueden producir inserciones o silenciamiento de genes “fuera de blanco” –activando o desactivando funciones importantes en los organismos­– que producirán impactos impredecibles en los organismos, en el medio ambiente y en el consumo. (https://tinyurl.com/ybwcvq52)

 

Al igual que en Argentina, esta decisión en Brasil que implica tantos riesgos e impactos fue tomada como una simple decisión administrativa, de una comisión “técnica” –en las que la industria de transgénicos tiene pesada influencia– sin mediar consulta a los campesinos, consumidores y muchos otros que pueden ser afectados, ni pasar por instancias legislativas.

 

Ante esta situación, los mayores movimientos y organizaciones rurales de Brasil, reunidos en la Articulación Nacional de Trabajadores, Trabajadoras y pueblos del campo, de las aguas y los bosques –una amplia coordinación que incluye al Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) y la Articulación Nacional de Agroecología entre otras 19 organizaciones nacionales­– emitieron una carta pública de denuncia y protesta, donde rechazan la decisión de CNTBio y alertan que Brasil se convertiría en el primer país en el mundo en considerar la liberación de impulsores genéticos, tecnología que no ha sido permitida en ningún otro país, y que Naciones Unidas considera incluso como un arma biológica.

(Brasil de Fato, 6/2/18, https://tinyurl.com/y8wcuxen ).

 

Señalan además, que los impulsores genéticos, tecnología financiada principalmente por el Ejército de Estados Unidos y la Fundación Gates, (https://tinyurl.com/yahkzdnz), favorecerán principalmente a las transnacionales de agronegocios, que buscan con esta tecnología restablecer la susceptibilidad de las hierbas invasoras que se han hecho resistentes a sus agrotóxicos, para aumentar sus ventas y de paso, los devastadores impactos de éstos sobre salud, tierras y aguas. O podrían buscar extinguir lo que las empresas consideren “plagas” en los campos, lo cual tendría impactos muy negativos en los ecosistemas y los sistemas de cultivo campesino y agroecológicos. Esta medida en Brasil es apenas el comienzo de lo que podría seguir en otros países. Urge prepararse, y como en Brasil, resistir estas nuevas trampas de las industrias transgénicas.

 

Silvia Ribeiro

Investigadora del grupo ETC

www.etcgroup.org

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/191112
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