PPK: ¿Lealtad a la enmienda XVI de los EEUU o al pueblo que lo llevó donde se encuentra?

18/12/2017
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Foto: Otra Mirada
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El actual presidente de la Republica del Perú, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), vendría a ser la cereza que colmó el amargo pastel de una cultura de la gobernabilidad llamada corrupción. Colocando en evidencia el perfecto modelo del empresario liberal, se demuestra en el presidente peruano – una vez más – la malsana y cínica esencia de la cual está hecha la ideología del enriquecimiento de los pueblos.

 

¿Dónde quedó el gendarme de la democracia, derechos humanos y estado de derecho de la región? ¿Dónde quedó el brazo derecho político del régimen norteamericano quien lideró la reunión de cancilleres anti la Republica Bolivariana de Venezuela disque en contra de la corrupción institucionalizada? ¿Dónde quedó la alternativa del “mal-menor” votado en las últimas elecciones presidenciales por una izquierda acostumbrada a votar históricamente por los “males menores”? ¿Dónde quedó el candidato político de “lujo”, lobista internacional, fantasmagórico funcionario público y flácido representante de una agonizante institucionalidad peruana?

 

De cara a la próxima reunión parlamentaria del Congreso de la Republica del Perú (21/12/17) la cual definirá la continuidad o no del actual presidente, queda demostrado el excelente nivel de lealtad del mandatario PPK a la ideología liberal, imperio de las libertades a la cual le debe las grandes sumas de dinero amasada a costa del empobrecimientos de millones de peruanas, peruanos, ciudadanas y ciudadanos de otras latitudes (inversión extractivista, especulación financiera, tráfico de influencias, etc.)

 

La disociación de PPK con la realidad peruana es grosera. Lo sabíamos de siempre, fue el perfecto peón de lobbies y grupos económicos de poder en el Perú. Pareja empresarial perfecta de peones similares de la región como Peña Nieto, Temer, Macri, Santos, Piñera, Lenin y otros. Queda claro que el magullado y desgraciadamente famoso mandatario peruano es el perfil perfecto del espíritu virreinal de una colonia que continua corroyendo lo poco de saludable que podría estar quedando en las economías dependientes del hemisferio sur como el Perú. Estructura virreinal leal al imperio del capital de donde recibe las directrices por donde condujo su historia y ahora pretendió conducir – como los anteriores mandatarios – los destinos del Perú.

 

La auto defensa de PPK –y de todos sus leales alfiles como el Ministro de Cultura Salvador Alejandro Jorge del Solar Labarthe- hace gala de argumentos que responden a la cultura liberal sobre la acumulación de riqueza donde no es tema de interés la fuente de la captación del dinero.

 

La estructura deontológica de la práctica de la especulación del dinero solo entiende de principios como la acumulación, estafa, cohecho, fraude, tráfico, etc. El señor presidente del Perú PPK se ufana de honestidad y pretende hacernos creer que la lógica financiera de los EEUU tiene sello de gestación e índole divina y residencia de fabricación el “reino de los cielos”: “Yo no he mentido…no soy corrupto, absolutamente claro. Si uno fuera corrupto ¿haría estas transacciones bancarizadas pagando impuestos? Estas son empresas registradas en EEUU que pagan impuestos”.

 

Señor presidente, existen millones de peruanas y peruanos los cuales creen que es posible tener empresas y pagar impuestos en los EEUU siendo corruptos a la misma vez. Lo uno no se encuentra – de manera ninguna – reñida con lo otro y esto gracias a la misma normatividad legislativa norteamericana. Volvemos después sobre el tema.  

 

En su caso señor presidente, pareciera que no es saludable pensar en ingles y tratar de procesar lingüística e ideológicamente en castellano. Es evidente que su norteamericana sinceridad y refinado estilo políticamente correcto lo sentencia a la más indignante ignominia que usted se halla imaginado, su clasista soberbia se encargará de enterrarlo finalmente.

 

 Según su opinión en la última entrevista televisiva (17/12/17), usted no quería saber “lo que estaba pasando” con las negociaciones de su socio el ciudadano chileno Gerardo Sepúlveda Quezada de las compañías First Capital Partners, The Latin America Enterprise Fund Managers, South Bayshoire Properties, Westfield Capital y Westfield Financial Advisor. Compañías administradas por Sepúlveda y usted señor presidente. Usted asevera que no firmó contrato, ni facilitó inversiones a Odebrecht, ni gestionó negociaciones con el Estado peruano y compañía privada alguna pero sí estuvo de acuerdo en recibir el jugoso lucro de las negociaciones como parte del usufructo de sus acciones.

 

Señor presidente, usted ganó con las transacciones realizadas entre el Estado peruano con una de las compañías mas corruptas – sabidas –   comprometidas con casos de corrupción de cuatro ex presidentes del Perú y esta acción – aquí en el Perú -  esta reñida con el derecho constitucional. Esta acción lo califica como moralmente incapaz para seguir ostentando la presidencia de la Republica del Perú.

 

Entendemos que los EEUU es el paraíso de los fondos financieros invisibles. Al fisco norteamericano – por enmienda constitucional – no le interesa la fuente del dinero vertido en las arcas de impuestos como reza la Enmienda norteamericana XVI: “El Congreso tendrá facultades para establecer y recaudar impuestos sobre los ingresos, sea cual fuere la fuente de que provengan, sin prorratearlos entre los diferentes Estados y sin atender a ningún censo o recuento (The Congress shall have power to lay and collect taxes on incomes, from whatever source derived, without apportionment among the several States, and without regard to any-census or enumeration, febrero 3, 1913). Con esta – modificada – enmienda se dio inicio a la industrial captación de riqueza provenientes de los más oscuros recovecos de la corrupción y del crimen organizado. Así se levantó el imperio y esa es la lógica democrática y jurídicamente criminal a la cual el señor presidente – y todos los demás comprometidos en actos de corrupción pública – hacen gala de lealtad.

 

La lógica anti-ética y amoral del señor presidente se nutrió de las fuentes de la jurisprudencia financiera norteamericana y esta lógica aberrantemente colonialista y mercantil es la responsable de haber sometido a millones de seres humanos en la desesperación, el terror y la muerte en todas sus manifestaciones. Mercantilización capitalista y maldad son compatibles y esa es la lógica patológicamente sacramentada por señor presidente y los grupos de poder económico que – muchos de ellos – sufren prisión preventiva. Si no, podríamos prestar a continuación atención a la sabiduría del señor presidente expresada en una interesante parábola: “Yo tengo una empresa y esa empresa que es como un banquito, yo no me ocupo del banco. Otra persona se ocupa del banco pero es mi banquito. Entonces al cabo de un número de años hay caja en el banco, yo soy el dueño y recibo un dividendo y lo declaro en mis declaraciones. O sea no lo escondo, aquí no hay nada escondido…”[1]

 

Señor presidente, usted aprendió el secreto del amasamiento de fortuna colonial y eso ha puesto en práctica toda su vida de actividad pública y privada. Desde su gran habilidad de asearse el cuerpo con páginas de contratos entre el Estado peruano y compañías petroleras de los EEUU (página 11),[2] hasta su gran habilidad – desconcertante – por cauterizar la conciencia y hacer de la hipocresía y cinismo los valores supremos de la ideología a la cual usted defiende a sangre y espada.

 

No es posible aplicar la presunción de inocencia con usted. Usted es dueño de una empresa que a través de su gran amigo y socio el señor Sepúlveda –cual Josef Maiman en el caso Alejandro Toledo - negociaron licitaciones a favor de Odrebecht cuando usted ocupaba el cargo de Ministro de Economía del gobierno del prófugo ex presidente Alejandro Toledo. Ni la Constitución Norteamericana ni su conciencia lo condenan señor presidente. Su cinismo nos ofende, así como los 200 años de robo jurídicamente democrático. 

 

Usted señor presidente no merece ser vacado solamente, usted merece auto aplicarse el Decreto Legislativo N° 1243 puesto en vigencia por su propia firma. Muerte civil, inhabilitación perpetua por delito cometido contra la administración pública. Nosotros agregaríamos en materia de jurisprudencia anticorrupción, habilitar nuevamente el decreto dictatorial fechado el 12 de enero de 1824 decretado bajo firma del mismísimo libertador Simón Bolívar que a la letra señala:

 

Artículo 1º : Todo funcionario público, a quien se le convenciere en juicio sumario de haber malversado o tomado por sí de los fondos públicos de diez pesos arriba, queda sujeto a la pena capital. Artículo 2º: Los jueces a quienes, según la ley, compete este juicio, que en su caso no procedieren conforme a este decreto, serán condenados a la misma pena.[3]

 

Sus palabras lo juzgan señor presidente, recuérdelas: "El caso Odebrecht es sin duda el más grande, pero probablemente no es el único. Por eso tenemos que actuar de manera implacable e inmediata en todos los niveles para frenar la podredumbre de la corrupción".[4]

 

De ser así señor presidente, y como peruano, que usted defiende ser, debiera ceñirse a la Constitución del Perú y no a normativas foráneas. Por lo dicho, en el intento de honestidad – como usted hace aspavientos de aplicar -   no le correspondería solo la vacancia o la inhabilitación perpetua, sino la pena de muerte por atentado contra el bien común y la fe del pueblo que lo llevó donde se encuentra.

 

17/12/17

 

José Toledo Alcalde

Lic. Teología y Mg. Terapia Física.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/189935
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