Fundamentos

Proyecto para la formación y la evaluación de la actividad política

15/11/2017
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Formación

 

Así como a título individual nadie está dispuesto a poner su vida o su salud en manos de improvisados y que para desarrollar otras importantes profesiones se exigen conocimientos garantizados por un título de capacitación universitaria y una matrícula, tampoco debiera la sociedad poner su futuro en manos de ciudadanos que carezcan de la debida preparación para enfrentar la gobernabilidad y el destino colectivo.

 

Sin embargo, habiendo casi desaparecido los partidos políticos que en cierto modo cumplían o debieron cumplir con el papel de formadores de aspirantes a la función pública es hora de que el país instale nuevas estrategias destinadas a garantizar el mejor desempeño en las tareas que periódicamente confían los ciudadanos a su dirigencia tanto electiva como funcional.

 

No es, desde luego nada novedoso puesto que en países en que la democracia está profundamente arraigada como en Francia el sistema de formación de profesionales de la política comenzó ya hace casi 75 años, a raíz de la iniciativa post bélica del Gral. Charles de Gaulle y se mantiene desde entonces con absoluta vigencia. Tanto es así que todos los dirigentes políticos franceses y muchos extranjeros oficialmente admitidos y becados por la ENAP (Escuela Nacional de la Administración Pública) han transitado sus cursos y son sus egresados más destacados.

 

Esta escuela, cuya sede oficial está actualmente en Estrasburgo cumple el principal objetivo de formar funcionarios y políticos competentes preparándolos a través de un conjunto de materias que van desde el derecho internacional, el francés, las ciencias sociales y económicas, las relaciones internacionales y la administración pública y sus alumnos cumplen y han venido cumpliendo desde su iniciación con el excelente desempeño que ha prestigiado a la institución, tanto nacional como internacionalmente de modo que ya han pasado por sus aulas becarios de 128 países, lo que no obsta para que otros 39 países, la mayor parte integrantes de la UE hayan creado y mantengan en funcionamiento sus propias escuelas de administración pública.

 

En consecuencia, pareciera llegado el momento de instalar un similar sistema de preparación y de formación obligatoria de cuadros que asuman con responsabilidad y eficiencia la tarea de gobernar el país y conducirlo hacia las metas de bienestar y desarrollo tantas veces proclamadas y tantas otras postergadas e ignoradas.

 

Evaluación

 

Por otra parte otro de los grandes problemas a resolver en nuestro país, además del de la mencionada formación es el de la necesidad de establecer una estricta evaluación sobre el desempeño tanto de los funcionarios electos, concejales, diputados y senadores, quienes además de acceder a cualesquiera de esos cargos debieran acreditar su idoneidad (a través del sistema formativo anteriormente mencionado) y ser calificados a posteriori con el objeto de revalidar dicha idoneidad y hacerse nuevamente acreedores al desempeño de cargos similares. Es decir, la mayor parte de los problemas irresueltos en el país, a todo nivel, deriva del incumplimiento de las promesas electorales y de la falta de responsabilidad de quienes en su mayoría aun desempeñando por años determinadas funciones no han logrado por incapacidad o por desidia resolver los problemas para el que fueron elegidos.

 

Es decir que en principio la sociedad debería contar con alguna organización de notables (académicos, profesionales de trayectoria destacada, hombres y mujeres probos, algo así como un Consejo de ancianos) que tuviera a su cargo cotejar las promesas realizadas y los resultados logrados dándole la oportunidad al examinado de demostrar cuales han sido las circunstancias que, en cuyo caso, le hubieren impedido lograr su cumplimiento. De este modo superados ciertos niveles de aceptación, establecidos previamente por el jurado, el candidato quedaría habilitado o no para desempeñar nuevos cargos y proseguir o no su carrera política.

 

De este modo se podrían corregir y hasta evitar muchísimos errores u omisiones cometidos por funcionarios que una vez cumplido su mandato se retiran a disfrutar de un mal o bien logrado bienestar, dejándole a la sociedad la pesada carga de obras no realizadas que derivan en la calidad de vida de los ciudadanos, el deterioro de la producción, la postergación de obras de infraestructura imprescindibles, la promulgación de leyes necesarias, el mantenimiento del patrimonio público, etc. etc.

 

Es muy probable que a muchos les parezca una propuesta utópica, pero también lo fue imaginar que la humanidad pudiera volar, que el hombre alunizara, que la voz y la imagen se transmitieran a distancia… sin embargo creo que todo es posible en la medida que seamos capaces de proponérnoslo. Creo que como nunca en este tema ¡la unión hace la fuerza!

 

Susana Merino (Argentina)

 

https://www.alainet.org/es/articulo/189243
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