Brasil: lucha por un ‘nuevo periodismo’

20/10/2017
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A partir del golpe parlamentario que tuvo lugar en Brasil en 2016 y que relegó al gobierno de Dilma Rousseff, para dejar el país en manos de Michel Temer, básicamente todas las políticas públicas de avances sociales y que los movimientos sociales habían alcanzado durante los años en que el Partido de los Trabajadores estuvo al frente del gigante sudamericano, experimentaron un cambio sustancial, así lo afirmó el fotógrafo y medioactivista argentino Oliver Kornblihtt durante una entrevista desarrollada durante el evento Diálogos por una Internet ciudadana (Quito, 27-29 de septiembre).

 

De acuerdo al experto, no solo las normativas que tenían que ver con Internet, como la Ley de Internet y algunas garantías que se habían conseguido, sino todas las políticas sociales y públicas, sufrieron un estancamiento debido a una conspiración por parte del gobierno temerista con el poder económico y con empresas internacionales, puesto que “viene con un programa de entrega del país, en todos los sentidos, tanto de recursos económicos, naturales, privatizaciones, venta de empresas estatales y de recursos de la sociedad”, señaló.

 

Kornblihtt considera que el rol de los grandes medios de comunicación fue fundamental para la conformación del golpe de Estado en Brasil, en lo que respecta a la construcción de la narrativa del impeachment, de la corrupción y todo lo que surgió a nivel mediático hasta dar como resultado el golpe, que “nosotros consideramos un golpe legislativo y también jurídico-institucional y mediático”, según afirma.

 

En ese sentido, el papel de los medios alternativos en redes sociales e Internet, se volvió sustancial para crear una contraofensiva. Para lo cual, según el entrevistado, se llevó a cabo una movilización masiva en las calles de Brasil y que los grandes medios trataban de invisibilizar. No obstante, la lucha de la resistencia se consolidó bajo un ideal de construir un proceso social que retorne al país a la democracia y que dé paso nuevamente a las elecciones directas, para que el pueblo pueda elegir a su gobierno.

 

De ese modo, se torna evidente que el papel de Internet hoy en día es fundamental, ya que, según el medioactivista argentino radicado en Brasil, se trata de un espacio donde se está logrando generar las contra-narrativas para mostrar lo que los grandes medios esconden. En territorio brasileño los alcances son cada vez más grandes, tal es el caso de Mídia Ninja, medio alternativo creado en 2013 y al que pertenece Oliver Kornblihtt, que ha llegado a tener un alcance de 40 millones por semana, “40 millones de personas compartiendo, recibiendo y dialogando con nuestra información. Hemos superado interacciones de los medios tradicionales y de las redes sociales”, recalcó.

 

La sociedad civil adquiere poder mediático

 

En el caso específico de Internet, Kornblihtt explica que si bien sigue vigente la ley del Marco Civil de Internet que pauta algunas limitaciones, se han ido generando estrategias para que las compañías de telecomunicaciones, las grandes empresas y conglomerados digitales, empiecen a vulnerar alguno de esos derechos conquistados.

 

En esa línea, desde la perspectiva de que actualmente Brasil vive “el congreso más fascista de la historia, donde los poderes económicos tienen más representación en las grandes bancadas del poder agrario, de la agroindustria, del fundamentalismo religioso, de la industria del armamento, de las armas y de la represión, y tienen mucho poder para día a día pautar leyes y reformas de la Constitución que van a generar grandes cambios en la sociedad brasileña”, como manifiesta Kornblihtt, Mídia Ninja creó un proyecto colectivo con el fin de acercarse a la esfera parlamentaria. Es un proyecto de cobertura llamado ‘Diputado Ninja’, cuyo objetivo se centra en crear una narrativa que explique a la sociedad qué está pasando a nivel político; porque la mayoría de medios, si bien tienen mucha cobertura, manejan un discurso que no permite hacer una lectura crítica de lo que realmente sucede.

 

Entonces, “hay un esfuerzo muy grande en ser una especie de traductores sobre lo que está sucediendo ahí adentro, haciendo coberturas diarias y compartiendo tecnologías con diputados y senadores de izquierda que están resistiendo al golpe”, asegura el experto, quien también indica que estos poseen tal fuerza en las redes sociales, logran pautar los debates y hacer transmisiones en vivo, por lo cual Mídia Ninja en muchas ocasiones replica esa información, para visibilizar y aprovechar su plataforma que cuenta con más de dos millones de seguidores.

 

Este medio alternativo cuenta también con un trabajo institucional enfocado en impulsar proyectos desde la sociedad civil, apoyando a organizaciones como Intervozes o el Foro Nacional por la Democratización de la Comunicación, para comunicar y visibilizar el trabajo que cumplen las autoridades gubernamentales en Brasil. Asimismo, es importante mencionar las actividades que se realizan con la colaboración de organizaciones y redes que trabajan con software libre y plataformas libres, con miras a generar y potenciar contenidos que permitan a la ciudadanía apropiarse y ocupar espacios en las redes sociales donde millones de personas dialogan.

 

De acuerdo al comunicador, en Latinoamérica los grandes medios tienen una concentración de capitales muy grande. Por ejemplo, en Brasil seis familias controlan casi el 40% del total de radios, televisoras y diarios, lo que da lugar a un monopolio mediático. Sin embargo, si se piensa que un movimiento social que viene de una construcción colectiva hoy tiene un campo de disputa en la construcción de narrativas y puede incluso ganarle a una empresa que tiene millones invertidos en capital y recursos, es posible vislumbrar el poder para reconstruir esa información y generar un contra discurso desde los distintos frentes sociales.

 

“Si bien los grandes medios están evolucionando rápidamente y readaptando su modelo de negocio, lo que ahora nosotros llamamos un ‘nuevo periodismo’ es esta idea de un periodismo ciudadano, que rompe con la falsa objetividad que posicionaba al periodista como un ser fuera de la realidad, es decir, alejado del hecho que estaba contando”, destaca Oliver Kornblihtt.

 

- María José Carrera para ALAI.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/188755
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