El Brexit y la Unión Europea: Unipolarismo Global vs Multipolarismo Universal

14/09/2017
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Foto: lesechos.fr
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Introducción

 

El referéndum el 23 de junio de 2016, manifestando la voluntad de la salida –Brexit- del RU (Reino Unido de Gran Bretaña) de la UE (Unión Europea) marca el punto de partida del hecho que inicia un proceso de la mayor importancia estratégica, geopolítica y geoeconómica.

 

Este junio de 2016, nos abrió preguntas acerca de qué intereses y proyectos estratégicos confrontaban en el Brexit, en la manifiesta voluntad de salir de la UE o permanecer. En apariencias el RU era quién tenía la necesidad y decisión de salir de la UE; y que la UE se encontraba frente a un hecho que no busco pero que tampoco le significaba algo negativo en sí mismo aunque implica una amenaza de fragmentación de territorio.

 

Claro está que, una vez que triunfa el Brexit en el RU emergen nuevos datos y elementos que ya estaban presentes. Los intereses financieros globalistas dominantes en la City de Londres no solo muestran por un lado los primeros signos claros de oposición al Brexit sino que frente al hecho ya consumado, inicia una ofensiva contra la UE, su oligarquía continentalista, que asume la forma en lo mediático, en lo político y en actos de desestabilización “terroristas” que en su contracara aparece como fomentando el Euroescepticismo.

 

La política globalista financiera de promover mediáticamente los Exit en cada nación de la UE, fortaleciendo esa posición con acciones de grupos terroristas (isis) y organizando la migración masiva desde el medio oriente (Siria/Irak/etc.) también en guerra contra el ISIS/OTAN sobre la UE; está en su estrategia para debilitar y fragmentar la UE para poder subordinarla y controlarla a partir de sus cities financieras locales (Paris, Milán, Ámsterdam, etc.). Por estas razones tal vez no se observaba en un primer momento, que los intereses globalistas en la city de Londres tenían una confrontación de primer orden en el RU con la Corona Británica. Esto solo empieza a emerger y a observarse cuando Teresa May activa el artículo 50 para iniciar la salida de la UE el 29 de marzo de 2017. En marzo de 2017, no solo los intereses de la corona británica deciden avanzar con los pasos institucionales de salida de la UE, sino que el triunfo de Trump en EE.UU. y su asunción como presidente el 19 de enero de 2017, con posiciones abiertamente enfrentadas al globalismo financiero de la reserva federal, city de New York y Londres, fortalecían la posición de la Corona Británica.

 

El fantasma de los Exit, Euroescepticismo y Unión Europa

 

El impacto inmediato del voto por el SI al Brexit fue seguido por “un fantasma de salidas” que recorrió Europa como “efecto dominó”, a partir del cual distintos intereses de los países miembros aprovecharon y/o fueron parte de las circunstancias para reforzar lo que los grandes medios masivos de comunicación “propios” denominaron el “euroescepticismo”, que ocupó muchos de los primeros posicionamientos de distintos líderes europeos.

 

De esta manera, el fantasma de los “exit” (salida en inglés) llegó a sobrevolar potenciales Frexit (Marine Le Pen en Francia afirmaba que de ganar las elecciones incitaría a un referéndum para seguir los pasos de Gran Bretaña), Brexit, Holanda (Geert Wilders del Partido Liberal holandés enfatizando que quieren hacerse cargo de su moneda, su Banco Central, su política migratoria, sus fronteras), Hungría e Italia (del Movimiento Cinco Estrellas de Italia, que ganó las alcaldías de Roma y Turín)i. Otros actores como el ministro de finanzas de los Países Bajos, dejaban entrever que fueron las propias dificultades del proyecto europeo las que generaron un terreno propicio para el euroescepticismo, dados los problemas de crisis económica y los conflictos con los migrantes. Estas fueron todas claras reacciones inmediatas durante los meses que continuaron al resultado del referéndum de junio de 2016.

 

Hacia mediados del año 2017, ya habiendo pasado las elecciones en dichos países, ya no se discutía seriamente la posibilidad de salida de ninguno de los países miembros de la unión. No obstante es importante hacer el ejercicio de recuperar y reflexionar en torno a la fuerte campaña de euroescepticismo lanzada por aquel entonces, y que perduró hasta las últimas elecciones en Francia, en las que el candidato Emmanuel Macron logró imponerse expresando y acumulando todo el clima euroescéptico generado.

 

En otra sintonía y buscando por ese entonces contrarrestar el duro impacto del Brexit que se orientaba mediáticamente según las movidas euroescépticas, los líderes de Alemania, Italia y Francia afirman, inmediatamente sustanciado el referéndum, que de ninguna manera significaba el fin de la Unión Europea, agregando que se pondrían a trabajar en pos de la defensa, la seguridad, las inversiones, la libre circulación y para combatir la desocupación. De esta manera, Angela Merkel, Matteo Renzi y Francois Hollande trabajaban para dar fuerza a lo que en esos primeros momentos “aparecía” como una Unión Europea debilitada o al menos puesta en cuestión. La defensa de la unidad como respuesta a los embates del euroescepticismo fue la carta elegida por estos para defender la institucionalidad y expresaba además la fuerza que pretendían darle a la UE para avanzar en tiempos de crisis.

 

A su vez, la multiplicación mediática del euroescepticismo que por esos días primo a la hora de recorrer la UE, contribuyó en la construcción de la imagen de un proyecto de UE en situación de desintegración, fragilidad, fragmentación y pérdida de poder, conformando la coyuntura que se vivía a finales del mes de junio de 2016. Una coyuntura que llamativamente se parecía demasiado a la situación que más necesitaban los intereses que habían sido derrotados con el Sí al Brexit, los del globalismo financiero en la City de Londres. Que luego lograran condensarse en la elección de Le Pen vs Macron en la primera vuelta dejando afuera a la gran amenaza de Fillon, y de Macron como presidente en Francia en la segunda vuelta.

 

Más allá de los diferentes posicionamientos no hay dudas respecto que el escenario que surgió a partir del voto Brexit fue generando toda una reconfiguración del bloque europeo y, de los actores y sectores que lo constituyen. Hay quienes afirmaban que el bloque de la UE se hallaba debilitado, planteando su fractura, mientras que otros aguardaban la rápida salida del Reino Unido (RU) para reimpulsar el bloque bajo un nuevo espíritu.

 

De lo que no caben dudas es que la Unión Europea (UE) no sería ya la misma sin el Reino Unido (RU) y con ello el panorama geopolítico tampoco será el mismo a partir del hecho Brexit.

 

Por ende, otro interrogante central que este hecho dispara se vincula con el rol que este bloque comenzara a tener en un mundo que está en crisis estructural, de civilización, de época, de reconfiguración de su orden mundial.

 

La salida institucional del Reino Unido y la UE va a Roma

 

El 29 de marzo de 2017 la primera ministra británica Theresa May enviaba a Bruselas la carta de despedida del Reino Unido de la Unión Europea invocando el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que contiene la posibilidad de la salida voluntaria y el proceso de “desconexión” de un país, luego de 44 años de membresía. En un acto tendiente a avanzar en dirección a la definitiva salida, luego del resultado del referéndum de junio de 2016, comenzaba una segunda etapa en la cual se empiezan a exponer las estrategias de los diferentes actores en juego, a partir de la salida como hecho central. Así, el cumplimiento del Artículo 50 del Tratado tiene diferentes implicancias y, convoca y conmueve a diferentes actores e intereses que históricamente han confluido en el escenario europeo; como el globalismo financiero de la city de Londres1, la Corona Británica, la Oligarquía de la UE con los roles de las respectivas gran burguesías de Alemania y Francia, hoy conformando la oligarquía europea, el obispo de Roma en el vaticano, etc.

 

Unos días antes, el 25 de marzo, los 27 países de la unión se encontraban para celebrar los 60 años del surgimiento del proyecto de Unión Europea, en Roma, en presencia del Papa Francisco. Allí, invocando las palabras del ministro de Luxemburgo Bech en 1957, el obispo del Roma retomó los orígenes del proyecto europeo y su espíritu de solidaridad, unidad y universalismo en claro posicionamiento de confrontación con aquellos que tienen intereses opuestos a la UE, y se encuentran impulsando el euroescepticismo y los ruidos de fragmentación. Así, siguiendo las palabras del ministro de Asuntos Exteriores francés Pineau, afirmó que “los países que se van a unir (…) no tienen intención de aislarse del resto del mundo y erigir a su alrededor barreras infranqueables”2. Como actor de peso en el escenario internacional y con influencia en Europa, el Papa Francisco dejó en claro la necesidad de consolidar la UE, bajo la idea de su “juventud” y bajo la necesidad de apostar a su futuro a partir de la unidad en la diferencia, recuperando los pilares sobre los cuales la Comunidad Económica Europea fue creada: universalismo, humanismo, solidaridad, desarrollo y apertura al mundo. Bajo el lema de que “Europa merece ser construida”, se refirió a la crisis por la cual el bloque está atravesando, como una oportunidad para su consolidación como comunidad que integra pueblos y personas, manifestando la fortaleza del “todo” antes que las partes.

 

En un contexto convulsionado para Europa y marcado por la salida del Reino Unido, podemos observar la decisión en Roma de fortalecer y relanzar el proyecto europeo original. De esta manera resulta ser un dato no menor que los líderes europeos se hayan encontrado en la capital italiana en el aniversario número sesenta de la firma del Tratado de Roma. En palabras del pontífice, “(…) Roma, con su vocación de universalidad, es el símbolo de esa experiencia y por eso fue elegida como el lugar de la firma de los Tratados, porque aquí –recordó el Ministro holandés de Asuntos Exteriores Luns– «se sentaron las bases políticas, jurídicas y sociales de nuestra civilización»”3.

 

Con una Unión Europea de 27 países ya sin el RU, los Jefes de Estado y Gobierno de los países miembros se reunieron en un nuevo aniversario de la firma del Tratado de Roma y la instauración de la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom), redactando una nueva declaración de unidad para seguir avanzando en el proyecto europeo. Como resultado del encuentro los representantes de los países miembros junto con el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker y el presidente de la Eurocámara Antonio Tajani, firmaron una nueva “Declaración de Roma”. En ella dejaron explícitas las intenciones respecto del futuro del proyecto europeo en el nuevo contexto. En este sentido, se enfatizaron los esfuerzos por fortalecer la unión y hacer primar un espíritu fuerte.

 

Como podemos observar todo el sistema institucional político, económico y cultural que conforma la UE, como unidad continental con voluntad y proyecto propio enfrentado a los poderes financieros globales se en encuentran en Roma. Con esta oligarquía continental Europea, expresada en la trama político institucional, es que observamos coincide el universalismo humanista multipolar de Roma, expresado en el obispo de Roma (Papa Francisco). Frente a la parafernalia mediática, a actos en toda Europa reivindicados por el Isis, migraciones forzadas que tensionan y alimentan el discurso euroescéptico y Exits mediáticamente inflados es que se encuentran para confrontarlo tanto la UE como el Humanismo universalista en Roma.

 

A la hora de proponernos entender los hechos, se vuelve necesario también reconstruir brevemente el contexto y los orígenes de la Unión Europea en relación con las circunstancias en las que fue lanzado y construido.

 

La Unión Europea –UE-: breve reconstrucción histórica

 

La UE es resultado de aquello que se empieza a construir luego de la guerra de 1870 entre Prusia y Francia. Donde en Francia son derrotados los intereses que permanecían más vinculados a los negocios financieros, que a las capacidades industriales de producción. La Prusia (Alemania) que se impone en 1870, emerge como una de las grandes potencias industriales mundiales que van a desafiar a Gran Bretaña-RU, la potencia dominante en declive. Estas tres potencias ascendentes son EE.UU., Alemania y Japón. Pero es Prusia/Alemania quien va e encabezar la confrontación que da forma a la llamada 1ra guerra mundial (1914-18). Una confrontación donde Prusia será derrotada, aunque también podremos afirmar que el RU no solo no sale vencedor sino que queda maltrecho en su posición de poder relativo. Y se inicia su relevo como potencia dominante, lo cual se pondrá de manifiesto e institucionalizara en 1944, en los Acuerdos de Bretton Woods pos segunda guerra mundial (1939-44).

 

El modo de resolverse la primera guerra mundial, donde Prusia no puede imponer su poderío industrial, pero frente a su derrota abre condiciones para que la revolución en Rusia triunfe, le da el tono a ´la resolución de la primera guerra mundial. El modo en que se resuelve/irresuelve la primera guerra interimperialista, la emergencia de la revolución Rusa triunfante, la crisis de Weimar de 1923 en Alemania, por las imposiciones de los vencedores, la crisis financiera de 1929 con centro Wall Street como modo de expresarse la guerra interimperialista irresuelta, dan marco al gran acuerdo de Roosevelt en EE.UU. entre capital y trabajo de 1934, que se conoce como el programa del Estado de Bienestar, para poder avanzar con unidad interna hacia la segunda guerra mundial interimperialista.

 

En el contexto de la segunda posguerra mundial y durante la guerra fría entre el bipolarismo EEUU-URSS, empiezan a cristalizarse los esfuerzos externos por conformar un bloque europeo de cooperación económica y política desde y en relación con EE.UU., en oscilantes pujas entre la articulación y la subordinación donde juega también su juego el RU. Pero antes, entre los diferentes ensayos de la época, Londres y Washington impulsan una posible ciudadanía común angloestadounidense a partir de generar una zona de libre comercio. También hacia 1948, el Reino Unido va a firmar un tratado de cooperación militar con Francia, conformando la Unión de Europa Occidental (UEO). Entre visiones y vaivenes impulsados por británicos y norteamericanos, se crea como nueva estructura de supervisión de la construcción europea el Comité Norteamericano para la Europa Unida (ACUE), en Nueva York, en 1949. Este estuvo integrado por miembros de los servicios secretos norteamericanos4, e inauguró su primer reunión bajo la presencia de Winston Churchill, quien en su momento afirmó que “No puede haber paz duradera mientras que diez capitales de Europa Oriental se encuentren entre las manos del gobierno comunista de los Soviets. Tenemos nuestras relaciones con estas naciones más allá de la cortina de hierro”5. En el mismo año pero en el mes de abril, se firma el Pacto del Atlántico Norte conocido como OTAN, entre Canadá, EE.UU., el Reino Unido y Francia. Ya en 1936, cuando los ruidos de la segunda guerra mundial ya se hacían oir, Churchill había lanzado la idea de incorporar a los miembros de la actual Unión Europea a la Commonwealth, cuya jefa es la Reina Isabel II.

 

La respuesta continentalista tiene también sus raíces históricas. El 25 de julio de 1921 fue firmado el tratado que creaba la Unión económica Belga-luxemburguesa, mediante la cual se quitaba toda barrera económica, y las monedas de los dos países quedaban con una tasa de cambio fija. Este hecho es considerado por muchos como la primicia del futuro tratado del Benelux. No es sino hasta 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo pactan la supresión de los derechos de aduana en sus fronteras comunes, además de fijar tasas comunes para las mercancías provenientes del exterior de la unión. El 5 de septiembre de 1944, se firma el tratado en Londres, en donde los tres gobiernos se encuentran exiliados. La entrada en vigor del tratado fue prevista para el 1 de enero de 1948, con el ánimo de poder tener un tiempo (tres años) para la reconstrucción de cada uno de los países.

 

El tratado del Unión Aduanera del Benelux, tenía además como vocación la libre circulación de personas, de bienes y de servicios. La formación final del Benelux resulta de los estrechos lazos que unieron a Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo después de la segunda guerra mundial y los condujeron a decantarse por las mismas opciones, que fueron más allá de la cooperación económica. Rápidamente, Benelux se fue agregando a las zonas de integración económicas que iban apareciendo, las cuales eran más amplias que el Benelux y a veces tenían más ambiciones que él mismo. Es así como en 1948 entra a formar parte de la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), y en 1951 es creada la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) con identidad europea continental propia que en 1957, con la CEE se da un paso decisivo para la formación de lo que será la UE. Se puede decir que el Benelux es el germen de la posición continentalista que hoy representa la UE.

 

La respuesta continentalista, que resuelve la vieja rivalidad surgida desde 1870 y Francia reconoce el estatus de aliado sin igual de Alemania (RFA), y opuesta al commonwhealthii, y unos meses después la Comunidad Europea de Defensa (CED), con “apoyo” norteamericano. Así, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) marca un primer paso de unión con la presencia de Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. En 1958, el contexto construido por el plan Marshall de EE.UU. crea condiciones comunes (defensivas) para la constitución de la CEE (Comunidad Económica Europea), el mercado común. El RU en respuesta a la CEE de iniciativa franco-germana, acelera el armado de su propio mercado común (EFTA) en 1959.

 

Esta situación de permanente disputa entre el RU y EE.UU. por quien ordena, coordina y subordina a la CEE/UE va a ser permanente desde Bretton Woods, incluso poniendo de manifiesta esa confrontación entre ambas potencias que en 1944 tiene un momento en el cual EEUU impone el Dólar como moneda subordinando a la Libra Esterlina y lanza el Plan Marshall de reconstrucción de pos-guerra. Poniendo de manifiesto lo que existía antes, cuando EE.UU. demoro su ingreso a la guerra militariii directa, si participo y se aseguró los grandes negocios de la guerra para consolidarse como potencia industrial militar, hasta estar seguro que el agotamiento y destrucción del RU le permitirían una posición dominante sin disputas de la potencia declinante en la resolución de la misma. Esta confrontación permanente entre EE.UU. y el RU en relación al camino que debería seguir la CEE/UE, va a permitir que la oligarquía industrial continentalista, constituida a partir de las grandes corporaciones germano-francesas, pueda avanzar desplegando su propia estrategia.

 

En 1967 es Francia quien solicita a EE.UU. el pago de su deuda convertible en oro, esto ocurre en el momento en que la guerra de Vietnam sume a los EE.UU. en una profunda crisis de legitimidad y poderío militar, y el plan Marshall en su desarrollo ha generado un déficit en la balanza comercial en contra de EE.UU., no de sus corporaciones multinacionales norteamericanas que se han expendido y diversificado con parte de los dineros de ese déficits, que expone la debilidad que el plan expansionista de las corporaciones multinacionales le produce a los EE.UU. Este planteo de Francia cataliza y lleva a la crisis de la convertibilidad del Dólar/Oro entre 1971/73iv, moneda dominante desde Bretton Woods, y el posterior respaldo del Dólar no ya en el Oro sino en los Petrodólares que provienen de Arabia Saudita. Todo esto en medio de la feroz crisis de los precios del petróleo. En ese momento es creado el Sistema Monetario Europeo en 1973, por el alemán Helmut Schmidt y el francés Valery Giscard d’Estaing.

 

En noviembre de 1989, ´cae´ el muro de Berlín, hecho de gran impacto internacional, Helmut Kohl por la Alemania reunificada y François Mitterrand por Francia, conforman los cimientos de la unión económica, política y monetaria que generó el Tratado de Maastricht en 19926. Ahora UE y ya no CEE –Comunidad Económica Europea. Como podemos observar la ´caída´ del muro de Berlín, que en los hechos implica la reunificación de Alemania, no solo nos indica la crisis de la URSS sino también la crisis de EE.UU. y el RU por el hecho que a la reunificación de Alemania le sigue también la consolidación de la UE como unidad europea económica, política, cultural y estratégica.

 

En relación con esta UE punto de llegada, es importante retomar e identificar que, previo a la Primera Guerra Mundial, ya existían los lazos político-económicos entre las elites económicas, industriales y financieras francesas y alemanas. A partir de la industria pesada del carbón y del acero, los capitales de dichos países buscaron conformar una alianza que luego decantó en la integración del bloque de la Unión Europea. Tal como lo afirma Annie Lacroix-Riz7, la colaboración y “reconciliación” entre ambos actores se convirtió en una “tendencia permanente” desde la guerra franco prusiana de 1870. Esto se explica, más allá de los vaivenes entre la 1ra y la 2da Guerra Mundial y la influencia estadounidense, a partir de la cooperación comercial, financiera y político-ideológica que fueron tejiendo al calor de los avances del capitalismo a nivel internacional. Esto implica que, para comprender lo que sucede en la UE, es importante prestar atención a las alianzas claves que fueron originadas tiempo atrás entre ambos, conducidas por sus fracciones de capital desde finales del siglo XIX, durante el siglo XX y en el presente.

 

En este breve recorrido histórico podemos observar cómo el proyecto de unión europea –UE- con sus distintos momentos se hallaba atravesado por las contradicciones que en ese momento se daban: la confrontación con el RU, la confrontación RU/EE.UU., en la bipolaridad de un mundo dividido entre EE.UU. y la URSS, en escenarios siempre de fuerte disputa internacional. De esta manera y al igual que en el presente, nos enfocamos en la UE como un actor de peso histórico, centro de conflictos generados por los avatares de la geopolítica internacional y las dinámicas de coyuntura. Así, no caben dudas que el proyecto inicial o fundacional de UE se ha visto impactado por el proceso que se desata desde la crisis financiera internacional de 2008, y los movimientos y enfrentamientos que esta impulsó desde que estalló. A su vez, los cambios en el escenario internacional que en el presente estamos viviendo contribuyen a modificar el futuro del bloque.

 

60 años de Unión Europea

 

Es muy importante poder recorrer ahora el conjunto de elementos que hacen a la UE, que conforman y dan sustento a este proyecto estratégico con uno de los complejos industriales-científico-tecnológicos más poderosos del mundo.

 

La UE forma parte del continente europeo, que por extensión en superficie es el segundo más pequeño después de Oceanía. Pero cuando consideramos a la UE por su PBI, este es de 14.844.4128 millones de euros y por ello es una de las tres grandes potencias industriales9. Junto con China y EE.UU., la UE es una de las potencias mundiales medido por el PBIv. De los 49 estados independientes que existen en Europa, son 27 los países miembros de la Unión Europea.

 

La UE también a lo largo de los años que van desde 1944 hasta 2010, ha logrado darse todo un andamiaje institucional jurídico político que organiza y rige el bloque. Este está conformado por el Consejo Europeo, el Consejo de Ministros, el Parlamento Europeo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia, el Defensor del Pueblo, el Banco Central Europeo, el Tribunal de Cuentas y el Comité de las Regiones.

Fuente: eurostat.

 

Cuando observamos el mapa de áreas industriales de Europa, podemos ver que la estructura central del complejo industrial científico tecnológico de la UE se encuentra en el área que incluye a Alemania, Francia, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Austria, el centro norte de Italia, el oeste de Polonia y el este de España que se conecta a Francia e Italia. Este mapa nos permite tener una primera aproximación de dónde está radicado el complejo industrial, científico y tecnológico y, qué países recorre y de qué modo. Aún tenemos en cuenta a Inglaterra, RU, porque es parte de la UE mientras se da el proceso de Brexit y porque nos permite visualizar su lugar y peso específico.