A los ricos los favorece Dios

31/08/2017
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Viendo la fotografía de la  abuela de   Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, a  la cual su nieta le había logrado  conseguir, con mucha  dificultad me supongo, 200 millones  de bolívares  del nuevo  cono monetario, para cubrir sus gastos  médicos, es  que  me  puedo explicar cómo   esa  distinguida matrona de la  sociedad  caraqueña haya  llegado a los  100 años  de edad con apariencia física  de no tener  más de 60  años. 

 

En la fotografía con su nieto Franco (sin foto show) a primera vista uno podría creer hasta que son esposos.  Es impresionante.  Conozco señoras en Mérida que no llegan a los 60 años y que bien podrían pasar por ser madres de la abuela de los Tintori.  Estoy realmente impresionado.

Por  cierto, tengo una fotografía  de mi mamá,  Carmen Dionisia, que  hoy cumple  40  años de haberme dejado  sólo,  muestra  en su rostro tantas arrugas y envejecimiento  corporal que  bien podría pasar por ser  abuela de la abuela Tintori.

 

Pero lo  que  realmente me dejó atónito es  no poder  entender  cómo logró la familia Tintori conseguir  200 millones de bolívares nuevecitos embalados en cajas  de madera para cubrir los  gastos  médicos de la  abuela  centenaria y yo  apenas logro que  los  bancos  me den Bs. 20.000,00  en billetes de Bs. 10, de mi pensión del seguro social, la cual debo cobrar  en cinco partes,   que no me  alcanzan ni para comprarme un cartón de huevos. ¿Eso es socialismo, me pregunto yo? O ¿Será ese hecho un milagro de Dios? Estoy a punto  de  creer que  Dios está con los  ricos  y a los  pobres no  nos  toma  en  cuenta. ¿O hay otra explicación?

 

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Bueno, estoy pensando que puede haber otra explicación, y es de que   como los ricos no trabajan, no envejecen y por eso se conservan más.  Ahí puede estar el despeje de la incógnita. Eso explica lo  de la  longevidad, pero para obtener 200 millones de bolívares del nuevo  cono monetario para cubrir  los  gastos  médicos de la  abuela, tuvo  que  producirse un milagro  y  eso  ya  es obra de Dios.  ¿Será el mismo Dios que convirtió el agua en vino y multiplicó los panes y los peces?  Eso no lo puedo creer, pues ese Dios vino fue para favorecer a los pobres.

 

“Señor, yo no soy digno que entres a mi casa, pero sólo una cajita de esas, bastará para sanarme”. Creo que una palabras parecidas a esas, dice el sacerdote católico cuando celebra la santa misa.

 

Juanveroes64@hotmail.com

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/187757

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