4 de junio: Morena vs la dictablanda mexicana

14/06/2017
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Uso descarado de recursos públicos para favorecer al candidato oficialista, que además es familiar del Presidente de la República; diversos actos de intimidación contra la oposición que incluyen secuestro de algunos líderes y representantes territoriales hasta amenazas de muerte contra su dirigente nacional y candidata; flagrante compra y coacción del voto; inconsistencias graves entre la votación asignada al supuesto ganador oficialista y lo registrado durante las sesiones de recuento de votos…

 

Si al menos una de las anteriores hubiese sucedido en países como Venezuela, Bolivia o Ecuador, sería un escándalo internacional que los medios mexicanos usarían para despotricar contra los tiranos dictadores que gobiernan esas naciones. Pero como se trata de la elección del Estado de México, la entidad más poblada de México gobernada desde hace casi 90 años por un solo partido, el discurso cambia radicalmente: lo vivido el 4 de junio pasado fue una fiesta democrática.

 

La dictablanda

 

Entender al sistema político mexicano no es sencillo. A pesar de contar con uno de los sistemas legales más restrictivos y complejos de la región, siempre es posible encontrar un recoveco diseñado específicamente para evitar que la ley se cumpla. Es decir, se legisla para que sea completamente legal burlar la ley, especialmente en materia electoral. Y si a eso le sumamos que los organismos y tribunales electorales están en la órbita del poder, el resultado es una pasmosa simulación democrática tendiente a asegurar la continuidad del modelo económico neoliberal a través de la alternancia de siglas (Fox en 2000), pero permite escandalosos fraudes para cerrar el paso a opciones progresistas (AMLO en 2006 y 2012).

 

En realidad el término adecuado para describir al régimen mexicano es dictablanda: profundamente corrupto y autoritario que controla la enorme mayoría de los medios de comunicación e instituciones judiciales - electorales a fin de asegurar su permanencia en el poder; ello mientras guarda apariencias democráticas realizando elecciones periódicas y al menos en la letra, asegurando la libertad de prensa.

 

Por ende, en mi humilde entender ése debería ser el piso mínimo para cualquier análisis electoral en México.

 

4 de junio: Morena vs la dictablanda mexicana

 

Varios meses antes de que iniciara la campaña en el Estado de México ya parecía estar diseñada toda una estrategia para frenar el avance de Morena y AMLO. El punto de partida fue intentar dividir al máximo el voto opositor con el fin de evitar que Morena fuera el receptor de la mayoría. Según Salvador García Soto, la noche del 20 de enero pasado el líder nacional de Acción Nacional, Ricardo Anaya, y el Presidente EPN acordaron una serie de medidas para frenar a AMLO en 2018, entre las cuales se encontraba la nominación de Josefina Vázquez Mota (JVM) al gobierno del Estado de México. (El Universal, 30/01/2017). Esta candidatura serviría para quitarle a Morena numerosos votos antiPRI gracias al reconocimiento público que tiene la excandidata presidencial, pero no los suficientes para significar un factor de riesgo para el PRI.

 

Es decir, una candidata de oposición útil.

 

Pero también el traspié a Morena se daría por el flanco izquierdo a través de la cooptación del PRD. Según el portal La Política Online (22/02/2017), días después de haber ganado la nominación priísta, Alfredo Del Mazo III habría pedido al gobernador Eruviel Ávila negociar un acuerdo secreto con Héctor Bautista, el líder de Alternativa Democrática Nacional (ADN), la corriente perredista dominante en el EdoMéx. Dicha negociación serviría para que el PRD apoyara bajo la mesa a Del Mazo en sitios clave como Ecatepec y Naucalpan, a cambio de postular en 2018 a candidatos débiles en municipios como Nezahualcóyotl y Texcoco, zona de influencia ADN. Pero también los mismos perredistas denunciaron el tema, particularmente los otros aspirantes a la candidatura quienes acusaron a Zepeda de haber sido financiado por el PRI (El Financiero, 15/02/2017; y Quadratín CDMX, 03/03/2017). Y aunque Zepeda negó el hecho y aseguró que declinaría en favor de JVM o Delfina Gómez si tuvieran oportunidad de ganarle al PRI (El Financiero, 14/03/2017); cuando la hora de la verdad llegó el perredista cambió de opinión negando tajantemente esa posibilidad. Diversas versiones periodísticas atribuyeron este hecho al mencionado pacto: La Política Online (27/05/2017) afirmó que el gobernador Eruviel Ávila habría redoblado la presión contra su amigo Héctor Bautista, jefe político de Zepeda, para que lo mantuviera en la contienda pues su declinación significaría la derrota segura del PRI; mientras Proceso (06/06/2017) aseguró que miembros de la campaña priísta ligados al gobernador presionaron a cercanos de Zepeda para que respetaran el acuerdo: el PRD seguiría gobernando Neza a cambio de quitarle votos a Morena, caso contrario tendrían que entregar esa alcaldía al PRI o devolver los recursos que dio el tricolor para la campaña perredista.

 

Lo cierto es que más allá de la veracidad del supuesto pacto, la mira de Juan Zepeda y ADN nunca estuvo en el Palacio de Toluca sino en Benjamín Franklin. Como lo detallé en mis redes sociales, el tercer lugar conseguido por Zepeda - aunque no haya significado avance alguno respecto a la elección pasada - permitirá a Héctor Bautista pelear la sucesión de Alejandra Barrales al frente del CEN y sentarse a negociar con cualquier actor el 8% de aceptación a nivel nacional que tiene el PRD. Es decir, Zepeda ganaba más perdiendo que sumándose a la opción de Delfina Gómez, sin importar que se llevara entre las patas a los 16 millones de mexiquenses.

 

 

 

La normalización de la violencia y el fraude

 

Desde que la noche del 4 de junio comenzaron a conocerse los primeros resultados que daban la ventaja a Alfredo Del Mazo III, la enorme mayoría de los medios de comunicación y sus expertos no han parado de repetir hasta el cansancio que Morena perdió la elección a causa de la arrogancia de AMLO. Según estas versiones, el líder de Morena es el responsable de la derrota porque siempre despreció los llamados a la unidad que hizo Juan Zepeda y sólo hasta que se vio perdido lo buscó, pero de forma altanera. Incluso, afirman que AMLO no sólo no ha aprendido de sus errores sino que el 4 de junio pasado perdió la carrera presidencial.

 

El propósito de esta serie de supuestos que en su mayoría no se corresponden con la realidad es justo desviar la atención de la opinión pública para evitar que se cuestionen los alcances de los resultados electorales y cómo influyó el actuar de cada grupo y/o personaje en ellos. Lo que muchos llaman simple y llanamente cortinas de humo forman parte de una campaña de propaganda desinformativa tendiente a agredir a las víctimas y normalizar la violencia y la trampa. Así, se culpa a AMLO de no unir a las izquierdas teniendo en cuenta el alcance de la maquinaría priísta, borrando la posibilidad de un acuerdo subrepticio entre PRD y PRI como ya se dio en el pasado (remember Pacto por México), no se condena la trampa ni se exigen condiciones de equidad para todos los contendientes como dictan los cánones democráticos. Por el contrario, se da por sentado que habrá fraude y no se castigará; y tampoco se señala que mientras el Zepeda burlonamente negaba la posibilidad de declinar por Delfina, Alejandra Barrales -líder nacional del PRD- anunciaba con bombo y platillo que en 2018 irían en alianza con el PAN. (El Universal, 21/05/2017).

 

Todo lo anterior para evitar mencionar un hecho innegable: Morena fue el partido más votado en 2017, lo que proyecta al partido de AMLO de cara a la sucesión presidencial. Además, perder por sólo 3 puntos ante la maquinaría política más poderosa del país cuando eres un partido de reciente creación que prácticamente no tiene estructura representa desde cualquier punto de vista una enorme victoria táctica. Sobre el tema, Riva Palacio (El Financiero, 06/06/2017) asegura que si la competencia hubiera sido justa y competida, la victoria de Gómez habría sido por 14 puntos pero el aparato priísta impidió esa debacle. No obstante, para el oficialismo no hay razón para echar las campanas al vuelo: la reedición de las peores prácticas del priísmo clásico ha enviado un ominoso mensaje de cara a 2018, e incluso es posible vaticinar que el costo político que tendrán que asumir será enorme al haber dinamitado la escasa confianza ciudadana que todavía existía en las autoridades electorales, ello al minimizar la capacidad ciudadana de documentar las prácticas fraudulentas.

 

Es decir, la del PRI es una victoria pírrica, lo que implica que perdió ganando como inferí en mi participación anterior (Alainet, 02/05/2017).

 

 

 

Las enseñanzas para Morena

 

Pese a lo comentado hasta aquí, lo más sano para Morena es que sus liderazgos entren en un proceso de autocrítica serio. Si bien deben sentirse satisfechos porque han conseguido el mejor resultado que ha logrado un partido de oposición en la historia política del EdoMéx, se han cometido errores muy sensibles que no pueden volver a cometer el siguiente año.

 

Inicialmente se debe pensar cómo actuará AMLO ante el panorama político a la vista: los resquebrajamientos internos del PRD y PRI. En el primer caso, es claro que hay un sector que lucha contra las alianzas con el PAN y preferiría ver al Sol Azteca aliado a Morena. ¿Azuzará el conflicto interno a fin de acercarse a negociar con ellos cuando estén debilitados o de plano finiquitará su credibilidad haciendo hincapié en su vergonzoso papel en el EdoMéx? Lo mismo en el caso del PRI: ¿aprovechará los rumores de deslealtades contra Del Mazo para aumentar sus divisiones internas o pactará públicamente con algunos de ellos, como lo ha hecho con desfortuna en numerosas ocasiones, siendo la más reciente y polémica el yerno de Elba Esther?

 

El punto más relevante desde mi óptica tiene que ver justo con el último punto señalado en el párrafo anterior: la excesiva apertura mostrada ante individuos de muy cuestionable calidad moral y política. No se puede voltear a otro lado ante los escándalos de Eva Cadena ni minimizar su impacto negativo en la campaña de Delfina. Si bien es clarísima la mano de Yunes en la fabricación del supuesto escándalo, afectó a Morena porque ha recibido muchos elementos podridos que con su actuar personal brindan parque a los furibundos enemigos de AMLO. Es más, esa apertura ni siquiera debería existir si se considera que dos de los mejores resultados que ha conseguido el partido fueron postulando a hombres y mujeres honrados y libres, como Delfina Gómez y Cuitláhuac García.

 

En resumen: en un país tan maltratado por la corrupción, Morena no puede darse el lujo de tener entre sus filas a personajes tan cuestionables como Antonio Attolini, quien fue factor fundamental para desactivar al movimiento estudiantil #YoSoy132; ni su jefe político, el también itamita y muy controvertido senador Zoé Robledo, que entre sus andanzas tiene el haber posado en el Senado con una camiseta de apoyo a Hillary Clinton, violando el principio constitucional de no intervención en los asuntos internos de otras naciones.

 

Veremos cómo lo procesan.

https://www.alainet.org/es/articulo/186168
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