La OEA se ha constituido en un instrumento de agresión a la República Bolivariana de Venezuela en cabeza de una mayoría de países, entre los que se cuentan Colombia, Perú, México y Costa Rica, entre otros, con el apoyo incondicional del secretario general Luis Almagro. Desde la OEA se orquesta una profunda e intensa campaña tendiente a posicionar la idea de que en Venezuela las fuerzas revolucionarias ejercen una dictadura totalitaria que ahoga la expresión del pueblo, es Venezuela una nación que carga en sus espaldas una revolución fracasada, tal como lo dijera el Presidente colombiano Juan Manuel Santos en días recientes. Por tanto, requiere un cambio en la dirección política que restaure la democracia.

Al presentar el gobierno bolivariano la solicitud de salir de la OEA las políticas de agresión imperialista se descuadran, sufren un golpe contundente al crearse un vacío porque todo el dispositivo de ataque no logra sentar al culpable ni aplicar todas las sanciones por ese organismo por que el país a quien va dirigida esa carga de fusilería dejo de pertenecer a esa tolda. Poco tiempo después, de parte del gobierno revolucionario, se juega la iniciativa de convocar a la Asamblea Nacional Constituyente popular y democrática, que ha centrado las expectativas y el debate político en toda Venezuela. Algunos asemejan esta doble jugada política a una pelea de boxeo donde uno de ellos, el chavismo esta contra las cuerdas, pero de repente sale a la contraofensiva y cambia la situación de ataque.

Esta retoma de la iniciativa política chavista es un campo abierto de confrontación que puede permitir, y para los revolucionarios debe hacer viable, colocar la lucha en un escenario más favorable a las fuerzas sociales y políticas de la revolución, además de ordenar la participación del pueblo bolivariano con un discurso que coloca en el pueblo el imaginario de profundización de las bases de la nueva nación que echo andar a la cabeza del Comandante Hugo Chávez Frías. Es decir, comenzar a posicionar el imaginario de democracia directa y protagónica en la sociedad que le dispute frontalmente a la derecha imperialista el imaginario de dictadura.