Si no votas…te despido

23/03/2017
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Antes de la primera vuelta electoral, el alcalde de Guayaquil Jaime Nebot cuestionó al “falso Guillermo” (Lasso) por haber revelado en un mitin con empresarios católicos que: “no se puede crear empleo con un salario que no es competitivo en América Latina”. Ergo, para ser competitivos hay que bajar el sueldo a los trabajadores. Escandalizado con semejante revelación, Nebot reforzó la estrategia de campaña de su coidearia Cinthya Viteri, que era la de quitarle votos al otro candidato de derecha. Finalizada la primera vuelta, el verdadero Jaime, pidió votar por el “falso Guillermo”, el del pataleo en las afueras del CNE. ¿Es posible que los electores endosen sus votos a un tercero, como si se tratase de un vulgar cheque? Ellos saben que no, por eso han recurrido a viejas fórmulas.

 

Acto seguido calles y plazas del país se llenaron de brigadas compuestas por supuestos militantes de CREO (muchos de quienes declaran que ese trabajo tiene un pago) para repartir leche con la marca de su agrupación política (al más puro estilo Abdalá); jabón de tocador; pañales para recién nacidos; camisetas con el perfil del candidato y todo artículo barato que los haga ver generosos. ¿Quiénes son los paganinis ? Los beneficiarios del feriado; los empresarios que ahora ya no pueden tercerizar a los trabajadores; los patronos que tuvieron que afiliar a los empleados y pagarles utilidades; los que ya declaran impuesto a la renta. Los que están hartos de que el hijo de la trabajadora remunerada del hogar estudie en la universidad y ya no sea sumiso.

 

En la derecha –sobre todo- impera una lógica financiera-empresarial. Por eso muchos opositores ven al 2 de abril como la madre de todas las batallas; es ahora o nunca. Su falsa generosidad, de nuevo evidenciada al denostar a los manabitas por haber votado multitudinariamente por Alianza País, hoy les lleva a emplear controles, para que su inversión no caiga en saco roto. Y espeluzna escuchar denuncias de trabajadores de florícolas de Cayambe, a quienes ciertos patronos les pidieron que voten por Lasso y que certifiquen el cumplimiento de esa orden fotografiando el voto que consignarán, so pena de perder el empleo.

 

En otras empresas y sin rubor alguno, los trabajadores están siendo presionados para que voten en contra de la Revolución Ciudadana. En hoteles de lujo; en una que hace limpieza de ropa; en ciertos brockers de seguros; en los bancos; en telefónicas que el gobierno les obligó a disminuir sus excesivas ganancias y pagar más impuestos. Algunos transportistas de buses y taxis están induciendo a los pasajeros a votar por el candidato de la banca, porque habrían recibido el ofrecimiento de que se les subirá las tarifas. ¿Puede aceptarse tantos chantajes?

 

Los empresarios-políticos, saben que el voto secreto es una arma de los electores más modestos, de los trabajadores, de las amas de casa, de los pequeños empresarios, de los profesionales honestos, de aquellos que no están dispuestos a perder lo conquistado en educación, salud, empleo, soberanía. Pero al final de cuentas, todo dependerá de la memoria, organización, identidad de clase, capacidad de resistencia y ganas de soñar de los ninguneados. ®

 

Fuente: Colectivo Espejo Libertario

 

http://espejolibertario.com/?p=2837

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/184325

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