Filipinas: Daesh desafía al sheriff

06/09/2016
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De no ser tan trágico, las declaraciones y las acciones del actual presidente de Filipinas Rodrigo Roa Duterte, conocido como “El Castigador”, serían dignas de ser caricaturizadas por el actor británico Sacha Baron Cohen, el creador de Borat.

 

Sus patéticas declaraciones durante la campaña electoral, donde advirtió que reinstalaría la pena de muerte derogada en 2006, entre otras promesas “humanistas” como impartir la orden a la policía de disparar a matar frente a la menor duda de estar ante un delincuente. Al tiempo que ha ofrecido una recompensa de 43 mil dólares a quien denuncie a policías implicados con el narcotráfico.

 

En estos días disparó también sendos insultos contra el Papá Francisco, a pesar de que más de un 80 % de la población es católica y contra el presidente Barak Obama, a quien y pocas horas de la reunión que tenía pautada con él en el marco de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que se lleva a cabo en Laos, lo trató de hijo de puta.

 

Los periodistas no están exentos de la “ley Duterte” quien en una conferencia de prensa dijo: “Que seas periodista no significa que estés exento de ser asesinado si eres un hijo de perra”. La declaración se produjo apenas unos días después del asesinato del Alex Balcoba, del periódico Brigada, a quien le dispararon desde una moto en una calle de la ciudad de Manila.

 

La Federación Internacional de Periodistas (FIP), consigna que Filipinas, después de Irak, es el país donde más periodistas son asesinados. El año pasado fueron asesinados siete, aunque el record fue el 23 de noviembre de 2009 cuándo se registró “La matanza de Maguindanao” cuando se esperaba al candidato a gobernador a la provincia de Maguindanao, Esmael Mangudadatu, un grupo de sicarios, supuestamente contratados por un clan político rival abrió fuego asesinando a 58 personas, de ellas 32 periodistas.

 

Desde su asunción como presidente, el 30 de junio último, se han producido dos mil muertes de presuntos delincuentes al tiempo que el jefe de policía nacional Ronald de la Rosa llamó a los drogadictos a asesinar a sus proveedores: “¿Por qué no les hacéis una visita? ¡Rociad sus casas con gasolina y prended el fuego para expresar vuestra cólera!”.

 

La pretensión de Duterte, de bajar las tasas de criminalidad asesinando presuntos delincuentes no es nada nuevo, en sus veinte y dos años como alcalde de la ciudad de Davao, la tercera más poblada del país, con más de un 1.200 mil habitantes, el accionar de escuadrones de la muerte ejecutó unos mil sospechosos e incluso el propio Duterte se ha jactado de haber ejecutado a varios personalmente.

 

En el marco de los parámetros financieros, Filipinas es considerad0 un ejemplo: su crecimiento alcanza un promedio, en estos últimos años, de entre un 6% y un 7 %, lo que lo coloca en segundo lugar en Asia, después de China. Tras el “sorprendente” crecimiento, desde que el Fondo Monetario Internacional (FMI) impusiera un exigente plan de ajuste, tras la caída de Ferdinand Marcos en 1986, para pagar la deuda externa, el país ha conseguido importantes progresos, aunque no se ven reflejados en el bienestar de sus casi 100 millones de habitantes, de los que, cerca del 30% vive en la extrema indigencia. Tanto la corrupción oficial, como la privada desbordan todos los límites conocidos.

 

¿Cómo se dice DAESH en cebuano?

 

El cebuano es la segunda lengua local, de las 170 que se hablan en Filipinas, con cerca de 20 millones de usuarios. La primera es el talago con 22 millones, pero el cebuano se utiliza en la sureña isla de Mindanao, la segunda más grande del archipiélago que conforma el país y donde se asienta la mayor parte de la minoría musulmana sunita, un 10% del total de los habitantes de Filipinas, es decir 10 millones de practicantes.

 

Mientras Mindanao  goza de un inestable estatus de región autónoma, las provincias que la  conforman: Basilan, Joló, Lano del Sur, Maguindanao y Tawi-Tawi cuentan históricamente con los mayores índices de pobreza que araña el 48%, y que en estos últimos años ha tenido un sostenido aumento, que no brida signos de detenerse.

 

Tal situación ha sido la razón por la que Mindanao haya sido el lugar donde han emergido la mayoría de los grupos separatistas que han encontrado en la insurgencia armada su manera de lucha. En 1942 surge lo que se conoció como el movimiento Huklbalahap, una contracción del talago “Hukbong Bayan Laban sa mga Hapon” (Ejército Popular Antijaponés), brazo armado del Partido Comunista que luchó contra la ocupación japonesa. Sus milicianos, conocidos como huks, que llegaron a ser unos 50 mil y continuaron su lucha hasta 1954, enfrentaron a los gobiernos pro-norteamericanos. Sin ser vencido, el movimiento se fragmentó en diferentes organizaciones que llegaron larvadas hasta los setenta donde los movimientos insurgentes marxistas se reactivaron.

 

El Frente Moro de Liberación Nacional, fue uno de esas escisiones, cuyos integrantes, subyugados por el resurgimiento político del Islam, al fragor de la guerra de los muyahidines afganos contra los soviéticos, adaptaron sus reivindicaciones sociales a las normas del Islam. De allí emergió el frente Abu Sayyaf creado en 1991 por Abubakar Janjalani, un clérigo veterano de Afganistán, muy cercano al líder de al-Qaeda Osama Bin Laden.

 

Isnilon Totoni Hapilon, líder del frente Abu-Sayyaf, en julio de 2014 realizó su bayat o juramento de lealtad al Califa Ibrahim (Abu Bakr al-Bagdadí), jefe y fundador del DAESH. A partir de septiembre de ese mismo año, Abu-Sayyaf, comenzó realizar diferentes operaciones, esencialmente el secuestro extorsivo de turistas extranjeros.

 

Este último viernes dos, en un mercado nocturno de la ciudad de Davao, cerca de la medianoche se produjo un atentado que mató a 14 personas y dejó unos 70 heridos.

 

Davao, la ciudad que gobernó con mano dura más de dos décadas el actual presidente, se ubica a 960 kilómetros al sur de Manila, y está gobernada por Paolo Duterte, hijo del presidente.

 

El ataque se produce pocos días después de que las nuevas autoridades anunciaran una ofensiva contra el fundamentalismo musulmán armado, después de varios enfrentamientos tras una notoria reactivaciones de las acciones terroristas.

 

El 26 del mes pasado, en la ciudad de Patikul, provincia de Sulu, por lo menos 15 soldados abrían resultado muertos tras enfrentamientos con una patrulla insurgente. A pesar de que las autoridades no reconocen ningún soldado muerto, menciona la baja de 21 fundamentalistas.

 

Por su parte, distintas fuentes informan que unos cien hombres armados liberaron a ocho miembros del grupo Maute, también habrían fugado otros 20 preso comunes, el sábado 28 de la cárcel de la localidad de Marawi, en la isla de Mindanao.

 

Los islamistas liberados habían sido detenidos una semana antes en una operación en la que el ejército incautó armas y material para la elaboración de explosivos.

 

 El grupo Maute que opera en la provincia de Lanao del Sur, desde principios de este año, y del que no se conocen vínculos con el grupo Abu-Sayyaf, es liderado por los hermanos Abdullah y Omar Maute.  En febrero habían atacado un puesto militar en la localidad de Butig en Lanao del Sur, en el que hubo 45 muertos, 42 rebeldes y 3 soldados. El grupo Maute saltó a la fama tras la decapitación de un soldado y dos trabajadores en abril pasado, acción difundida en las redes globales al mejor estilo Estado Islámico.  

 

El presidente Duterte, tras el atentado del viernes, ha declarado el “estado de anarquía” en todo el país y dio orden a las fuerzas armadas de aplicar las disposiciones dadas por él mismo.

 

Duterte, tiene, a partir de ahora, las manos desatadas para someter al pueblo filipino a un nuevo baño de sangre, en nombre de la ley y la justicia… como siempre. 

 

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

https://www.alainet.org/es/articulo/180058
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