Mercosur, la geopolítica y la autoexclusión

26/08/2016
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El expresidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, sin lugar a dudas fue un arquitecto en la geopolítica regional para desestructurar las formas de integración dictadas desde Washington por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y las ciento veinte compañías monopólicas de Estados Unidos, bajo la sombrilla del consenso de Washington.

 

Tanto en el gobierno de Bill Clinton, como en el de George Bush, habían planteado la propuesta de integración neoliberal del Área Libre de Comercio de las Américas (ALCA), con un afán de control de los mercados y las riquezas de las Américas y el Caribe.

 

Chávez logró cambiar las reglas del juego de ese tipo de integración proponiendo como punto de partida, en primer lugar, la Alternativa Bolivariana de los Pueblos, integrada por Venezuela, Ecuador, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Saint Vicent, Antigua Barbuda y Dominica con un total de 76.381.000 habitantes.

 

Posteriormente crea Petrocaribe integrado por Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Dominica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Guyana, Granada, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana, Saint Vicent, Surinam atendiendo una población total de 111.557 millones beneficiada.

 

Posteriormente Chávez expresaría que el “Norte es el Sur” y comienza su largo camino hacia la integración con este bloque estratégico regional ingresando al mismo el 29 de junio del 2012. Para ese momento el presidente Chávez expresó: “Ustedes deben recordar –porque van a descontextualizarlo– Venezuela pidió ingreso al Mercosur cuando no había asumido yo la Presidencia en el 99, y luego pasaron varios años: llega Lula a la Presidencia de Brasil y Néstor Kirchner a la de Argentina, y es cuando se empieza a tomar formalmente esta petición”. “El ingreso no había sido posible pese a la firma del protocolo de adhesión de Venezuela, en Caracas el 4 de julio en el año 2006: “Pero luego nos conseguimos con una traba en el congreso paraguayo, ese mismo que dio el golpe de Estado a Lugo. Ese mismo congreso, furibundo contra Venezuela. Acusándome a mí y causándole un gran daño a Mercosur y al propio Paraguay”.

 

A Paraguay le quedó la estocada de la posición digna de Chávez de denunciar la nueva estrategia de la ultraderecha regional e internacional para derribar a los gobiernos progresista de América Latina, como exitosamente lo hicieron con el expresidente paraguayo Fernando Lugo y Manuel Zelaya (Honduras), y ahora lo experimentaron con Dilma Rousseff (Brasil). Hoy es esa ultraderecha paraguaya que en su retornó al poder, conjuntamente con el presidente interino de Brasil, Michel Temer y el neoliberal presidente Macri, de Argentina, pretende negar la presidencia a Venezuela a este importante bloque regional que tiene cerca de trescientos millones de habitantes, un PIB de casi 5 mil billones de dólares, representando el 83% de la economía de Sudamérica. Es decir, es un botín que el imperio no puede perder.

 

Radicalización de la autoexclusión

 

Los tres opositores que niegan la presidencia pro tempore que por derecho le corresponde a la República Bolivariana de Venezuela, han agudizado la exclusión en sus respectivos países, comenzando por Paraguay, quienes han negado al enclave Afro paraguayo conocido como los Kambakua la recuperación de cien hectáreas que desde tiempos coloniales les había cedido el general Artigas. En la época de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), este dictador les arrebató cincuenta hectáreas, de las cien que tenían, y hoy su descendiente directo el actual presidente de Paraguay y su Ministerio del Interior siguen hundiendo a la población Kambakua en la Miseria en un apartheid de siete hectáreas.

 

Por su parte el argentino Macri, en su alocución al llegar a la Presidencia, dijo que Argentina había sido fundada por migrantes europeos, para nada mencionó a los afros, quienes se han sumado al millón de pobres que ha dejado ese Presidente neoliberal en el mar de la Plata.

 

El presidente Temer de Brasil ha echado atrás los avances que los afrobrasileños habían logrado con las Quilombolas, las acciones afirmativas y la inclusión en las políticas públicas. Por último el esfuerzo sobre la apertura de un proceso de integración e igualdad entre pueblos afrodescendientes del Mercosur, que se inició en marzo del 2015 en una reunión de Ministros y altas autoridades sobre derechos de los pueblos Afrodescendientes conocido como RAFRO, seguramente lo lanzaran al pozo séptico de la discriminación racial.

 

26 agosto 2016

https://www.alainet.org/es/articulo/179812
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