Terrorismo, terrorismos

25/08/2016
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El tema del terrorismo está al orden del día a causa de la sucesión de atentados cometidos últimamente en distintos países, con un saldo de numerosas víctimas.

 

El mismo es tratado y explicado por la mayoría de los comentaristas « especializados » y por las autoridades con una mezcla de superficialidad, estupidez y mala fe.

 

Por ejemplo en Francia, donde el ministro del interior Cazeneuve "explicó" que la matanza de Niza fue la obra de una persona que se dejó crecer la barba y se "radicalizó" en una semana.

 

O se prohibe la « burkini » decisión que, además de poner en evidencia torpeza de los alcaldes que la adoptaron y cómo el gobierno « socialista » de Hollande ha adoptado el discurso y las prácticas de la derecha[1], parece reflejar el estado de una sociedad ideológica y culturalmente tan frágil y carcomida que no puede soportar la vista en las playas de algunas mujeres vestidas de manera parecida a la moda playera occidental de 1900, sin correr el riesgo de comenzar a interrogarse sobre sus convicciones. Por ejemplo preguntarse si la liberación de la mujer consiste en exhibir su cuerpo o en liberarse de la doble sumisión : de género y al sistema dominante.

 

Por otro lado está la cuestión de los dispositivos de seguridad, de una ineficacia flagrante como se verificó en Niza. Fueron dos civiles quienes, arriesgando sus vidas, trataron de detener el camión, lo que finalmente permitió a los policías pararlo después que recorrió 1500 metros y mató a más de 80 personas.

 

El tema del terrorismo y de los terroristas es sumamente complejo y merece ser tratado de otra manera.

 

La respuesta de algunos musulmanes a las distintas formas de discriminación y de agresión física y verbal que sufren por parte de los Estados occidentales y de buena parte de su población es variada : puede comenzar por ostentar provocativamente sus atributos culturales y vestimentarios y puede llegar -y llega - a los actos de terrorismo.

 

Pero no corresponde hacer la amalgama entre musulmanes y terrorismo, porque los principales grupos terroristas, comenzando por DAESH, que proclaman su filiación islámica, cuentan con el apoyo logístico directo de Arabia Saudita y de Turquía, aliados –impresentables- de las potencias occidentales.

 

Laurent Fabius, que no es « fundamentalista islámico », siendo todavía ministro de Relaciones Exteriores de Hollande, no vaciló en declarar que Al Nosra, uno de los grupos terroristas actuantes en Siria, estaba haciendo « un buen trabajo ».

 

Arabia Saudita está masacrando a una parte de la población civil de Yemen con las armas provistas por Estados Unidos y otros países, una parte de las cuales terminan en las manos de DAESH .

 

En ocasión de la 2a Conferencia Internacional del Tratado sobre Comercio de Armas, que comenzó en Ginebra el 22 de agosto, voceros de la organización Control Arms denunciaron la venta de armas de todo tipo, por decenas de miles de millones de dólares, por parte de Estados Unidos y de varios países europeos (Francia, España, Alemania, Italia, etc.) a Arabia Saudita, dando así muestras de la « peor hipocresía ». (https://www.mediapart.fr/journal/international/230816/la-france-accusee-...).

 

Y el Gobierno de Turquía, además de reprimir brutalmente a la oposición interna, bombardea con la aviación y la artillería -con armas proporcionadas por las potencias occidentales- a los kurdos de Siria, que son quienes combaten a DAESH más eficazmente y con resultados visibles. Cuando escribimos estas líneas las tropas turcas atraviesan la frontera con Siria con el objetivo declarado por el presidente Erdogan de frenar el avance de los kurdos –a quienes considera el enemigo principal- frente a DAESH y así impedir que sigan ocupando territorio[2].

 

El « mensaje » más reciente de DAESH a los kurdos fue el atroz atentado contra una fiesta de matrimonio de kurdos en Turquía con un saldo de más de 50 muertos, las mayoría niños, perpetrado también por un niño actuando como bomba humana.

 

La personalidad de quienes cometen actos terroristas tiene muchos matices. No son siempre marginados sociales en un país occidental, sino también gente perfectamente integrada socialmente que actúa por motivaciones religiosas y/o ideológicas. O reaccionan así frente, por ejemplo, al tratamiento bestial –calificable como crimen de lesa humanidad- que inflingen las potencias occidentales a los pueblos víctimas de los conflictos armados en el norte de Africa y en Cercano Oriente: diez mil ahogados, hombres, mujeres y niños, en el Mediterráneo entre 2014 y mediados de 2016 (datos del ACNUR) , ante la casi total indiferencia de los líderes europeos y de buena parte de sus pueblos, que también tienen reacciones hostiles a la recepción de los refugiados (sentimiento de infrahumanisación o menosprecio del otro, como veremos enseguida). Y cuyos Estados no cumplen siquiera con la obligación legal de socorrer a los náufragos. De esto último se ocupan algunas ONGs y, en cierta medida, las autoridades italianas.

 

La principal actividad de los Gobiernos europeos en ese orden de cosas es tratar de impedir que los refugiados aborden las costas de Europa.

 

(Ginebra. martes 10 de mayo de 2011 - La Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (ACNUR) reiteró hoy la obligación existente de acuerdo a las leyes internacionales de socorrer a cualquier buque o personas que corran peligro en el mar, en relación al creciente número de refugiados que huye de Libia). 

 

Hay por cierto, entre los terroristas que no vacilan en inmolarse, jóvenes y muy jóvenes, espiritualmente muy vulnerables al discurso apocalíptico de fanáticos –religiosos o no- que les describen una sociedad occidental « impura », formada por « infieles », superficial, venal y corrupta. Descripción, en cuanto a los tres últimos calificativos, que no está demasiado alejada de la realidad.

 

Pero este discurso apocalíptico lleva al paroxismo la tendencia que tiene cada grupo humano, como señala Jacques-Philippe Leyens, a sobrestimar su propia humanidad con relación a la del resto del mundo. Así como para el autor del atentado terrorista la vida de las víctimas no tiene valor alguno, a un blanco occidental medio le afecta mucho menos –o nada- la noticia de los numerosos muertos víctimas de un atentado o de una catástrofe humanitaria en un país asiático o africano, que la de un atentado similar en su propio país o en un país vecino. Leyens llama a esto la « muerte kilométrica » y agrega que los medios masivos de comunicación atribuyen un grado de importancia diferente a las víctimas en función de la distancia que los separa del telespectador, oyente o lector [3].

 

El terrorismo en sus distintas formas, lo han practicado y lo practican grupos de distintas nacionalidades y numerosos Estados.

 

Se pueden calificar como terroristas las guerras de agresión perpetradas en los últimos años por potencias occidentales contra varios Estados de África y de Asia que han provocado la dislocación de varios de ellos y causado centenares de miles de muertos civiles y millones de desplazados.

 

En una perspectiva histórica los pueblos latinoamericanos tienen la experiencia de decenios de terrorismo de Estado, con su secuela de centenares de miles de asesinados, desaparecidos y torturados, practicado en buena parte por los 60.000 militares formados para esa faena en la Escuela de las Américas y con la complicidad comprobada del Consejo Nacional de Seguridad, del Comité 40 (encargado de las operaciones secretas) y de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.

 

En situaciones de guerra una forma de terrorismo internacional de Estado son los bombardeos aéreos terroristas destinados a minar la moral del enemigo, en especial de la población civil. Dicha forma de terrorismo internacional de Estado no es reciente: los bombardeos terroristas contra la población civil fueron ya empleados en el siglo XIX bajo la forma de bombardeos navales. En el siglo XX, con la aviación, los bombardeos terroristas adquirieron una amplitud y una crueldad sin precedentes. Italia los practicó en Etiopía en 1935-36, Japón en China en 1937-39, Alemania e Italia durante la guerra civil española (Madrid 1936, Guernica 1937), Alemania nazi y los aliados durante la Segunda Guerra Mundial (Varsovia, Rotterdam Londres, Dresde, Hiroshima, Nagasaki, etc.). Esta forma de terrorismo internacional de Estado forma parte de la doctrina militar de los Estados Unidos (evitar tener muertos propios :zero killing(OK)), que la ha empleado ampliamente en Vietnam, Panamá, Iraq, Yugoslavia, Afganistán , nuevamente en Iraq, etc. utilizando armas prohibidas como el napalm, la substancia naranja, las bombas de racimo (cluster bombs) las bombas “segadoras de margaritas” y las bombas termobáricas.

 

Las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki fueron las acciones terroristas más monstruosas de la historia porque no fueron acciones militarmente necesarias, como reconoció Eisenhower después de la guerra.

 

Es bien conocido el papel que desempeñan la CIA y el Mossad, trabajando en colaboración con los servicios de inteligencia estatales locales y/o con bandas mafiosas o grupos violentos de derecha o autoproclamados revolucionarios, infiltrados desde afuera o desde adentro. Colaboración que incluyen acciones terroristas y asesinatos selectivos. Para eliminar enemigos o con fines de provocación política.

 

Por cierto que la CIA y el Mossad no son los únicos servicios que se dedican a esas prácticas. Los servicios de otras grandes potencias suelen cometer acciones similares. Quedó en los anales el hundimiento mediante explosivos del Rainbow Warrior, navío de Greenpace, efectuado por los servicios franceses en julio de 1985, durante la presidencia de Miterrand.

 

Se puede definir el terrorismo de Estado como una política de Estado planificada y ejecutada con la finalidad de combatir por medios ilegales las luchas sociales, paralizar o destruir a la oposición política o ideológica y/o aniquilar a la oposición armada y/ o con la finalidad de justificar la suspensión de las garantías constitucionales, el establecimiento de estados de excepción y la violación de los derechos humanos. La internacionalización del terrorismo de Estado consiste, entre otras formas, en el envío de agentes a otros países para cometer atentados, en el apoyo logístico a acciones terroristas en otros países, en el asesinato de personalidades extranjeras y en aterrorizar a la población civil con ataques aéreos indiscriminados.

 

El informe Church (“Congreso de los Estados Unidos, Comision Church, “Alleged Assassination Plots Involving Foreing Leaders, An Interim Report”, U.S. Government Printing Office, November 18 1975”) se refiere a las tentativas de asesinar a Fidel Castro y a los asesinatos, entre otros, del general chileno René Schneider en 1970 y del líder congolés Patrice Lumumba, el 17 de enero de 1961, menos de seis meses después de haber sido elegido primer ministro.

 

En un documental emitido por el canal de televisión franco alemán ARTE el 3 de octubre de 2007 (Cuba, una odisea africana), se puede ver y oír a Lawrence (Larry) Devlin, jefe de estación de la CIA en el Congo en la época de los hechos, diciendo que la orden de asesinar a Lumumba la habría dado el Presidente Eisenhower personalmente.

 

Cabe agregar, entre otros, los asesinatos de Juan José Torres, ex presidente de Bolivia, en Buenos Aires en 1976, y de Orlando Letelier, ex ministro de Salvador Allende, en Washington en 1976.

 

A fines de junio de 2007 fueron desclasificados documentos de la CIA, aunque con numerosas tachaduras.

 

En ellos se revela, entre muchas otras cosas, que en setiembre de 1960 la CIA estuvo en tratos con mafiosos de Miami para que asesinaran a Fidel Castro. Son de pública notoriedad los atentados terroristas cometidos desde hace años en Cuba con el apoyo logístico de los Estados Unidos y en Nicaragua durante los años 80. Estos últimos fueron objeto de una sentencia condenatoria de la Corte Internacional de Justicia de La Haya el 27 de junio de 1986: “Actividades Militares y Paramilitares en y contra Nicaragua, en el caso República de Nicaragua c. los Estados Unidos de América”: “ Los Estados Unidos de América, al entrenar, armar, equipar, financiar y abastecer a las fuerzas de la contra o de otra manera alentar, apoyar y ayudar en la ejecución de actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua, ha actuado, contra la República de Nicaragua, enviolación de su obligación según el derecho internacional consuetudinario de no intervenir en los asuntos de otro Estado”. (http://www.icj-cij.org/docket/index.php?sum=367& code=nus&p1=3&p2=3&case=70&k=6 6&p3=5).

Puede consultarese también The CIA's Nicaragua Manual, Psychological Operations in Guerrilla Warfare, Vintage Books, Random House, New York, 1985.

 

El terrorismo individual o de grupos, como no dispone de los medios materiales ni de los tiempos de que dispone el Estado, es artesanal y busca resultados inmediatos, sin reparar en las consecuencias ni en los sacrificios. El mesianismo y la irracionalidad de la conducta de sus promotores y ejecutores los lleva con frecuencia a convertirse en instrumentos, voluntarios o involuntarios, del terrorismo de Estado. Esto ha ocurrido y ocurre en los casos más diversos, tanto en lo que se refiere al terrorismo “rojo” como al terrorismo “negro”. Y en no pocos casos se ha comprobado la intervención en tales actividades terroristas de los servicios secretos estatales y, en particular, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos y del Mossad israelí.

 

Por ejemplo la llamada “estrategia de la tensión” en Italia.

 

En los decenios del 70 y el 80 hubo en Italia una serie de atentados terroristas cuya finalidad evidente fue desestabilizar las instituciones democráticas (lo que en Italia se llamó “la estrategia de la tensión”), entre ellos el de Piazza Fontana en Milán en diciembre de 1969 (17 muertos y 90 heridos), en Brescia, el 25 de mayo de 1974 (8 muertos y 102 heridos), el del tren Italicus, el 4 de agosto de 1974 (12 muertos y 45 heridos) el de la estación de Bolonia, el 2 de agosto de 1980 (85 muertos y 200 heridos).

 

Las investigaciones de la Justicia probaron la participación de agentes de la CIA en el atentado terrorista de Piazza Fontana, cometido por un grupo de extrema derecha. El juez Salvini, instructor en el caso de Piazza Fontana, explicó en una entrevista el 11 de diciembre de 1999 cómo estuvo implicada la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) en dicho atentado. Se trataba más precisamente de la CIC, un componente de la CIA vinculada al ámbito militar. En una pequeña granja de On, un poblado de la campaña veneciana, funcionaba la llamada “santabárbara” donde “un infiltrado de los servicios americanos, experto en explosivos, enseñaba a fabricar las bombas. Se entraba sin nada y se salía con una bomba. El tráfico lo dirigía un agente de los servicios americanos.”[4]

 

El tribunal de primera instancia que intervino en la causa del atentado de la estación de Bolonia dictó sentencia en julio de 1988 condenando, entre otros, a Licio Gelli, jefe de la Logia Propagando Dos, y a dos miembros del SISMI (servicios de seguridad militar de Italia). En julio de 1990 la Cámara de Apelaciones de Bolonia, ante el estupor general, revocó la sentencia de primera instancia.

 

Los servicios de inteligencia italianos (cuyos vínculos con la CIA eran conocidos) hicieron todo lo posible para que no se encontrara a Aldo Moro vivo después de su secuestro. Finalmente fue asesinado por las Brigadas Rojas, sospechada de estar vinculada o infiltrada por el Mossad israelí, que también se «especializa » en cometer asesinatos y atentados en diversas partes del mundo [5].

 

Aldo Moro, partidario del "compromiso histórico" con el Partido comunista italiano, molestaba a la clase política italiana (que lo abandonó a su suerte) e inquietaba a los Estados Unidos [6].

 

 

[1] El primer ministro Valls ha declarado « comprender » y « sostener » la decisión de los alcaldes.

 

[2] En 1923 el Kurdistán fue desmembrado entre Turquía, Siria, Irak e Irán (Tratado de Lausana). Desde entonces los kurdos tratan, por distintos medios, de reconstituir un territorio autónomo y son ferozmente reprimidos en los países mencionados, con la pasividad y/o aprobación de las potencias occidentales.

 

 [3] Jacques-Philippe Leyens, profesor emérito de la Universidad de Louvain-la-Neuve, Bélgica, L'humanité écorchée : Humanité et infrahumanisation - Presses Universitaires de Grenoble, Octubre 2015.

 

 [4] www.clarence.com/contents/societa/speciali/010702piazzafontana.

 

 [5] Commissione parlamentare d'inchiesta sul terrorismo in Italia e sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi . 58a seduta. Mercoledi' 24 novembre 1999, sesión en la que se evocó la posible implicación del Mossad en alguno de esos atentados. http://www.parlamento.it/parlam/bicam/terror/stenografici/steno58.htm)

 

[6] Comisión de investigación parlementaria sobre el terrorismo en Italia, 58º sesión, 24/11/99, declaración del senador Ferdinando Imposimato, ex juez de instrucción en el caso Moro. Se encuentran las actas de esta sessión en italiano: http://www.parlamento.it/

bicam/terror/stenografici/steno58.htm#imp.

Véase también: Arthur E. Rowse, “Gladio: The Secret U.S. War to Subvert Italian Democracy,” Covert Action Quarterly, Washington, D.C., núm. 49, verano 1994 y Anti-Fascist Action (AFA), “StayingBehind: NATO's Terror Network” Fighting Talk, Londres, núm. 11, mayo 1995.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/179731
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