Kimberley Clark y Citibank cantaron claro y acompasado

21/07/2016
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 citi bank venezuela
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Dos acciones, casi simultáneas de dos transnacionales de origen estadounidense, se acaban de concretar y no pueden ser consideradas como hechos aislados ni fortuitos (ni ilusos que fuéramos). La primera, la de Kimberley Clark, que suspendió sus actividades en el país, y, la segunda, la del Citibank, que anunció el cierre de las cuentas que los Bancos de Venezuela y Banco Central de Venezuela mantienen en esa institución

 

Objetivamente las dos están enmarcadas dentro de la orquestación desestabilizadora que el centro de poder estadounidense tiene diseñada y en pleno desarrollo, como le gusta decir al ponderado pero incisivo comunicador Walter Martínez, en contra de la nación venezolana y del pueblo y gobierno bolivarianos.

 

Kimberley bank

 

Los directivos de la Kimberley Clark, empresa que, desde hace más de 20 años, comercializa en Venezuela pañales, toallas sanitarias y otros productos de higiene personal, con planta ubicada en Maracay  y oficinas en Caracas, con ventas promedio, según su sitio web, de más de 272 millones de dólares y una plantilla de alrededor mil trabajadores, decidieron, casi intempestivamente, suspender indefinidamente sus operaciones en el país, aduciendo dificultades para la adquisición de materia prima y “debido al persistente deterioro de las condiciones económicas y de negocio”. Con tal decisión dejaron desamparados a los trabajadores y, por supuesto, aumentaron la desazón del pueblo consumidor que, desde hace cierto tiempo, ha estado sometido a la angustia de la escasez y al incremento desmedido en los precios de estos productos básicos para el desempeño de la vida cotidiana.

 

Citi clark

 

 A su vez, la directiva local del Citibank, con pocos días de por medio, anunció la notificación de cierre de las cuentas que, en esa institución, tienen el Banco Central de Venezuela y el Banco de Venezuela para realizar pagos y transacciones en moneda extranjera fuera del país.

 

El Citibank, que viene operando en el país desde hace cerca de 100 años, cuya casa matriz es Citigroup, uno de los 6 grandes carteles financieros de la economía global, justifica su acción de cese de la operaciones como banca corresponsal de Venezuela apelando a una “evaluación sobre el riesgo-país” que en nada se corresponde con la realidad pero que si se encuadra en los planes imperialistas de forzar un bloqueo financiero a la economía venezolana.

 

Tal medida de cierre, a aplicarse en un lapso de 30 días, a partir de su notificación oficial, el 11 del presente mes, afectaría muchas de las operaciones financieras de Venezuela, en especial, a las referidas a las importaciones; como dijo el Presidente de la República, Nicolás Maduro “esas cuentas en divisas son utilizadas para realizar transferencias y pagos de todas las cuentas que necesita pagar el país para las transacciones en Estados Unidos y en el mundo”.

 

 

Respuesta bolivariana

 

El gobierno nacional, apegado siempre a las normas del derecho jurídico, frente a estas acciones, respondió con prontitud y contundencia. En cuanto a la Kimberley Clark, atendiendo a la disposición de “empresa cerrada, empresa tomada por los trabajadores”, dos días después del anuncio empresarial, procedió a ocupar las instalaciones de la empresa, que no a expropiarla, junto con los trabajadores, porque sus propietarios violaron las leyes del país.   Al revisar los galpones, se encontraron  con el hecho cierto que estos estaban abarrotados de materia prima, suficiente como para garantizar la producción para los seis meses que restan del año y con una significativa cantidad de productos, incluso con fechas de 2009 y 2011, que no habían sido distribuidos. Ahora,  lo que se impone es que los trabajadores pongan en marcha la producción, cuyo proceso, obviamente dominan a plenitud, y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y establecimientos privados, comercialicen la mercancía y esos productos de higiene personal lleguen, sin trabas ni bachaqueos, al público consumidor.

 

Y con relación a la agresión del Citibank , cuya actuación no puede calificarse de otra manera,  no  cabe la menor duda de que no responde a consideraciones de carácter económico sino que es consecuencia de la Orden Ejecutiva del “premio nobel de la guerra”, Barack Obama  que declara a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria” para la seguridad de los Estados Unidos y “que reseña la situación de riesgo económico de Venezuela“ con lo cual se busca reducir nuestro margen de maniobra en el ámbito financiero internacional. Es otra manifestación de la guerra no convencional que el imperialismo y sus secuaces locales le tienen declarada al país. Más aun cuando se sabe que el gobierno bolivariano ha sabido honrar los compromisos internacionales, tan es así que en los últimos 17 meses han sido cancelados, puntualmente, 30.000 millones de dólares de la deuda pública.  

 

Ante ello, ya el gobierno está adelantado las actuaciones pertinentes para suplir el relacionamiento de vieja data que mantenía la República con el Citibank. Porque, como sentenció el presidente Maduro, “Con Citibank o sin Citibank, nosotros vamos”.

 

Acordes envenenados

 

Estamos frente a medidas que, si bien fueron emitidas por entes diferentes, ambas, son de idéntico tenor y propósito común. Estas dos transnacionales, a través de sus filiales locales, con sólo dos días de diferencia, cantaron claro y acompasado. Lo insólito es que todavía haya quienes se precien de su agudeza analítica y, sin embargo, no capten los acordes envenenados con los que se pretende seguir enturbiando la situación nacional, en aras de crear las condiciones propicias, que les permita, al imperialismo y a la derecha lacaya local, por cualquier vía, derrocar el gobierno bolivariano y retomar el control de la riquezas nacionales para su usufructo exclusivo.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/178975?language=en
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