Derecho a la rebelión

11/04/2016
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Nos enseñaron en la escuela que democracia es algo así como el gobierno del pueblo para el pueblo, a través de nuestros representantes.

 

Pero, ¿qué ocurre cuando el país es dominado por medios de comunicación pertenecientes a los más poderosos que te mienten, te engañan, que te informan lo que a ellos les conviene y te trasforman la cabeza hasta el extremo de hacerte votar por quien en realidad es tu enemigo?

 

¿Qué ocurre cuando mediante estos persistentes ardides publicitarios tenemos como Presidente a un multimillonario que vos, ignorando la realidad, lo votaste sin saber que se enriqueció como contrabandista y abriendo sociedades empresarias en guaridas del exterior para fugar capitales, lavar dinero y no pagar impuestos?

 

¿Qué ocurre cuando ese Presidente y sus funcionarios, con la excusa de una crisis que no existía, devalúan y en pocas semanas te robaron del bolsillo más del 40 por ciento de tu salario y se lo traspasaron a las empresas extranjeras cerealeras, mineras y bancarias?

 

¿Qué ocurre cuando el Poder Judicial es intocable y la mayoría de los jueces amparan a los poderosos, no procesan a los delincuentes de guante blanco, y se convierten en sus cómplices?

 

¿Qué ocurre cuando en el Congreso, senadores y diputados que vos votaste te traicionan y aprueban leyes contrarias a lo que te prometieron?

 

Ocurre que te metieron el perro, que esto no es democracia y que, por lo tanto, tenemos el derecho a repudiar lo que están haciendo. Tenemos derecho a conquistar una verdadera democracia. Tenemos derecho a la rebelión.

 

Este derecho a la rebelión es tan viejo como la historia, desde las rebeliones contra el imperio romano, pasando por Robin Hood, la Revolución Francesa y muestra Revolución de Mayo.

 

Es hora que los que votaron a Macri engañados recuperen su capacidad de razonamiento, se den cuenta que son víctimas y que ya no aceptan ser cómplices de los que nos hunden en la miseria.

 

No se trata de salir a las calles y romper todo, no, nada de eso. El camino es ponernos de acuerdo en el barrio, territorio o fábrica todos los que queremos una democracia verdadera, ponernos de acuerdo en los puntos de coincidencia, resistir todo aquello que atente contra el buen vivir del pueblo, organizar centros coordinadores para que las luchas tengan conducción y actuar en consecuencia para lograr los objetivos.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/176655

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