La OTAN militariza el Mar Egeo y agrava la situación de los migrantes

01/03/2016
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Bajo el noble ropaje de combatir la trata de personas, la principal alianza militar del mundo, la OTAN, ha lanzado una operación armada en el Mar Egeo para reprimir el ingreso de migrantes y desplazados. Los efectivos de esa fuerza aumentarán de 13.000 a 40.000 hombres y se creará un grupo de intervención reactiva que forzará la deportación de las personas que huyen desesperadamente de la guerra y la desolación. Nada de esto tiene por objeto la asistencia a las víctimas sino el amurallamiento de Europa frente a la marea de migrantes que las políticas intervencionistas de las potencias occidentales han creado.

 

Repudiamos este operativo “humanitario” que causará más dolor y sufrimiento a las víctimas. Semejante despliegue policial, militar y tecnológico muestra una visión de la migración como una “amenaza” que debe contenerse por la fuerza. El bloque europeo sigue aprobando la construcción de muros y vallas eléctricas para reforzar las fronteras. Las imágenes que muestran a madres con bebés en brazos detrás del alambre nos hablan de una Europa que parece un campo de concentración invertido, donde los Derechos Humanos rigen para unos pocos privilegiados. De eso se trata la “cultura del descarte”.

Esta globalización de la indiferencia presenta una contradicción evidente entre la libre circulación de mercancías, capitales, armas o petróleo por un lado, y la salvaje represión a la circulación de las personas. La legitimación de esta política so pretexto de proteger a las víctimas y combatir las mafias es un acto de hipocresía notorio. Las migraciones masivas son producto de la desigualdad, la destrucción ambiental y las guerras imperialistas. Las redes de tráfico de personas son consecuencia de esta situación, creada en gran medida por las grandes potencias, y su negocio sangriento crece con las políticas represivas y la criminalización de los migrantes.

 

Desde los movimientos populares denunciamos y combatimos la trata de personas, el trabajo esclavo y todas las formas de crimen organizado que afectan principalmente a los trabajadores y los humildes. No aceptamos, sin embargo, que se utilicen estas nobles banderas para legitimar políticas represivas contra los migrantes que sólo apuntan a reforzar una falsa idea de seguridad dentro de las fronteras de los países ricos. El camino para terminar con el crimen organizado y construir una paz duradera es garantizar la justicia social, en particular, los sagrados derechos a la tierra, el techo y el trabajo. Derechos que están siendo conculcados por el paradigma tecnocrático del capitalismo global que explota, mata y destruye la Madre Tierra en su adoración idolatría del Dios Dinero.

 

Europa y Estados Unidos son, en gran parte, responsables de los conflictos en los países árabes y africanos. Denunciamos el accionar de la OTAN como un intento de las potencias por seguir defendiendo sus privilegios a costa de los que sufren. Exigimos el fin de las guerras, ayuda humanitaria y pleno cumplimiento del derecho para los refugiados. Reiteramos el compromiso asumido en la Carta de Santa Cruz de la Sierra: “Asimismo, levantamos la causa de los migrantes, desplazados y refugiados. Instamos a los gobiernos de los países ricos a que deroguen todas aquellas normas que promueven un trato discriminatorio contra ellos y establezcan formas de regulación que eliminen el trabajo esclavo, la trata, el tráfico de personas y la explotación infantil”.

 

Juan Grabois - MTE – CTEP

Joao Pedro Stedile - MST – LVC

Jockin Arputham - Slum Dwellers International

Xaro Castelló - Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/175739
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